En lo mas profundo del bosque

Capitulo 6: ¿Aren? ¿Cierto?

La cabeza llena de rulos pertenece al chico que nos atendió a mi madre y a mí el primer día que llegamos aquí.

El mesero.

- ¿Por qué estás aquí? – me cruzo de brazos.

- ¿Sera porque aquí trabajo? – se levanta parándose frente mío.

- Pensé que trabajabas en Colorado burgue.

Que mal tener que tenerlo de compañero, aunque quizás estoy exagerando.

- Eso a ti no te importa. – se gira y se adentra a la cocina – Mejor me voy hacer mi trabajo, que para eso me pagan. No quiero gastar mi tiempo con una niñita.

- ¿Ustedes se conocían? – pregunta Marcus.

- Lamentablemente sí, pero eso no importa sigamos con lo que estábamos. – miro a los demás con una sonrisa "falsa amigable".

- Está bien... Él es Rodolfo – señala a un señor de unos 60 años, enano, es algo calvo, sus ojos son color café muy oscuro, es algo obeso y tiene una barba apenas visible que se camufla por las canas que se pierden en su pálida piel.

Me acerco hacia él y estrecho su mano.

- Yo me encargo de la cocina, en ningún lugar probaras una comida como la que hago yo. – Rodolfo pone cara de orgullo.

- Si, por que es horrible. – bromea una señora muy alta, es delgada y tiene piel trigueña, sus ojos son color café y cabello con ondas de color cobre que le llega un poco más debajo de los codos, aparenta de unos 40 años.

- Ella es Lucrecia. – Marcus señala a la señora que hizo la broma – Es la hermana menor de Rodolfo.

Nunca me hubiera imaginado que sean hermanos, no se parecen en nada.

- Hola nena, bienvenida. – se acerca y me abraza, por lo que yo me quedo congelada, no esperaba eso – Yo me encargo de servir la comida y limpiar la cafetería junto a mi hija Patricia. – señala una chica que es idéntica a ella solo que su cabello es largo y más rizado llegándole hasta la cintura, aparenta de unos 23 años.

Ella solo mueve la cabeza en señal de saludo y yo hago lo mismo.

- Y por último esta... - Marcus no puede terminar su frase por que es interrumpido.

- Yo puedo presentarme solo. – habla un chico de estatura mediana, piel pálida, cabello negro con mechones rubios, un lunar en su mejilla derecha y es delgado. – Hola yo soy Nicole, soy transgenero. Me conocen como Nicolás y me encargo del mantenimiento del lugar, también soy el conserje.

El me saluda con la mano.

Wow, nunca me hubiera imaginado que el antes haya sido, bueno haya sido una chica.

Realmente me agrada la gente de aquí, excepto por el mesero.

- Bueno, ya te presenté a tus compañeros de trabajo así que me voy. Que tengas un lindo primer día. – se va lentamente.

Los nervios comienzan a controlarme, mi respiración se acelera y comienzo a jugar con los dedos de mi mano.

Me siento indefensa, no soy buena "socializando", me cuesta mucho hablar con gente nueva.

- Cuéntame cariño ¿Este es tu primer trabajo cierto? – me habla Lucrecia.

Los demás se van a hacer sus respectivas responsabilidades.

- Si, este es mi primer trabajo. – mi voz es apena audible.

Siento como un nudo en la garganta.

- Bueno, por lo pronto nos ayudaras a Patricia y a mí en la cafetería. Así que ve acomodando las mesas y las sillas. – ella va y acomoda unas cosas en una gran mesada con vidrieras en donde supongo que ponen la comida, la mesada esta antes de entrar a la cocina, en la cual la pared que las divide tiene una ventana gigante para que puedan comunicarse y así pasarse los alimentos.

Voy hacia el fondo de la cafetería la cual es gigante, a buscar los tablones de las mesas, son un color azul muy bonito, al igual que las sillas.

Empiezo a ordenar todo de forma que quede bonito, me gusta la prolijidad.

Una vez que termino quedo casi muerta, esto es muy cansador porque en verdad que pesan estas cosas.

Patricia se acerca e inspecciona todo.

- No esta tan mal como para ser tu primer día. – su tono es un tanto seco.

- Ven vamos a la mesada me ayudaras a servir la comida, en 10 minutos suena el timbre de descanso de los alumnos, debemos estar listas.

Yo la sigo, ella me da unos guantes celestes que me llegan hasta el codo junto a una redecilla para sostener mi cabello.

Me siento como si estuviera por hacer una cirugía.

A mi lado coloca unas cuchara, pinzas y tenedores gigantes y me explicar para que sirve cada uno.

*triiiii, triiiiii * suena la campana.

- Prepárate que ahí vienen los caníbales. – suelta Patricia.

Yo suelto una risa.

Por Dios no creo que servir comida sea la gran cosa.

Una gran cantidad de adolescentes entran, como si fuera una estampida.

Bueno no tan así, pero parecido.

Luego de unos segundos sirviendo me dan ganas de tirar todo y salir corriendo.

"¿Esto es orgánico?" "¿Cuántos carbohidratos tiene esto?" "¿De que esta hecho?" "No me gusta nada, quiero otra cosa" "¿Podrías servir más rápido?" más y más preguntas que hacen que me irrite.

Solo pocos son amables.

- ¿Eres nueva? – pregunta un chico, lleva la camiseta del equipo, así que supongo que debe ser el tipo engreído popular.

Otro más que pregunta eso.

- Si. – respondo seca.

- Eres muy linda, suerte. – sonríe y se va con su bandeja.

Vaya no esperaba eso.

- No le creas, parece buen chico, pero es un maldito con las mujeres. – me dice en un susurro Patricia que está a mi lado sirviendo.

Yo sonrió y niego con la cabeza.

- Siguiente por favor. – elevo un poco la vos.

Un chico de piel clara, cabello rubio, ojos claros, alto se para frente mío, me mira detalladamente analizando cada parte.

Creo que alguien tuvo un mal día.

Por alguna razón me parece conocido. Como si ya lo hubiera visto antes.

- Mmm ¿Quieres algo de comer o beber? – mi vos sale un poco confusa.

El solo me mira serio, como si yo le hubiera hecho algo malo.

Con el dedo me apunta una manzana y una botella de agua mineral.




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