En lo mas profundo del bosque

Capitulo 7: Edevane.

Pasaron exactamente 3 días, 3 malditos días desde que Aren casi me mata en ese estacionamiento.

No puedo dejar de pensar en eso.

Tengo su foto y no paro de mirarla.

¿Cómo es posible eso?

Lo que menos entiendo es por qué siempre amanezco con las ventanas de mi balcón abiertas, por alguna razón al despertar tengo las uñas llenas de tierra y mis calcetines sucios y húmedos.

De pequeña era sonámbula así que quizás me esté pasando de nuevo y camine dormida por toda la casa.

Respecto a Aren, me ignora, como si lo que paso no hubiera pasado, como si solo fue mi imaginación.

Juro que quiero y me muero de ganas de descubrir lo que está pasando, pero me da miedo, me da muchísimo miedo…

¿Y si es verdad lo que me dijo? ¿Y me mata?

No quiero morirme, me queda mucha comida por probar en este mundo.

Son las 07:00 de la mañana, en unos minutos salgo hacia el trabajo.

Ay nunca pensé decir eso “salir hacia el trabajo” me siento una señora grande.

Termino de arreglarme y veo a mi madre durmiendo en mi cama, bueno la cama de Aren.

Espero que pronto llegue el camión, porque no soporto dormir con esta mujer.

- Mamá, ya me voy al trabajo… muevo su hombro – Ma…

- Okey, suerte… se le entendió apenas.

Bajo las escaleras rápidamente, la cual rechinan horrible por lo que está muy vieja, en medio del camino me tropiezo con un escalón que estaba un poco levantado y caigo de boca al suelo.

Me siento en el suelo un poco mareada.

Toco mi frente y siento un líquido, miro mi mano y veo sangre.

Lo único que me faltaba.

Levanto la mirada y veo que el escalón con el que me tropecé se levantó más de lo normal, lo rompí.

Me levanto e intento arreglar la madera, pero en vez de arreglarlo, lo rompo más.

La historia de mi vida.

Al levantar la madera del escalón descubro que en su interior hay como una especie de “libro”, está cubierto en polvo.

El libro, tiene tapa de cuero en el que tenía muy grande escrito “Edevane” con letras doradas, las hojas están muy gastadas, son de un color amarillento.

Lo agarro y lo guardo en mi bolso.

Luego me dirijo a la cocina, en donde lavo mi herida y me pongo un parche pequeño.

Como siempre, voy caminando hacia al colegio.

Porque soy pobre.

Una vez que llego al establecimiento, voy hacia la cafetería, en donde mis compañeros de trabajo se me quedan viendo raro, en especial Alexander que solo se ríe de mí.

Si, así se llama el mesero.

- ¡Ay nena! ¿Pero qué te paso? – se acerca Lucrecia, me agarra de la cabeza y me ve la herida de cerca.

-Me caí de las escaleras…-  intento murmurar, pero como soy estúpida no me sale y todos terminan escuchando.

- ¡Que estúpida esa escalera! ¿Cómo te va hacer caer? – se burla Alexander.

Lucrecia me saca el intento de parche.

- Querida, esto se te va a infeccionar. Vamos a higienizártelo… - Lucrecia me lleva a la cocina.

Me siento en una mesa y ella saca un botiquín de primeros auxilios.

Con un algodón y alcohol limpia la herida, lo que me causa un poco de ardor.

- Auch, ¿Parezco Harry Potter? – intento bromear.

- Mmmm, un poco. Pero tu estas más linda cariño. – me guiña el ojo.

Me rio levemente.

- Apúrate Thais que hoy te toca conmigo. – entra Nicolás.

- Está bien ahí voy. – me bajo de la mesa – Gracias Lucrecia.

En silencio voy detrás de Nicolás.

Miro hacia a mi alrededor, aun no conozco bien el colegio ya que estos días solo he estado en la cafetería.

Por lo que veo llegamos a un tipo armario.

Nicolás saca de ahí un entero color azul, es de esos como que usan los mecánicos. Es de tela jean y gigante.

Esto se me va a ver horrible puesto.

-Toma. – me lo tira en el aire – Siempre que estés conmigo usaras esto ¿Entendido?

Yo solo asiento con la cabeza.

Voy hacia el baño y me lo pongo encima de lo que ya traigo puesto.

Me veo al espejo y… no me queda tan mal.

Salgo del baño y Nicolás me está esperando apoyado en la pared.

***

Me la pase todo el día ayudando a Nico con las reparaciones del establecimiento.

Aprendí a hacer unas conexiones de electricidad, a arreglar un aire acondicionado y otras cosas.

Me divertí y me gusto hacerlo.

Aunque no está nada fácil hacer su trabajo.

Ahora estoy en mi hora de descanso, que también es la hora de descanso de los alumnos.

Aprovecho y me como un gran plato de comida, porque no desayuné esta mañana y muero de hambre.

Estoy en el patio, sentada bajo el árbol.

Me entra la curiosidad y saco de mi bolso el libro que encontré esta mañana.

- Edevane… - leo en voz alta el título del libro mientras toco las letras doradas.

El tacto es bien áspero y el olor a polvo y antigüedad inundan mis fosas nasales.

Al abrirlo más polvo cae de este, lo soplo.

Vaya que es un vejestorio.

Los bordes de las hojas están dañadas y muy frágiles, así que delicadamente paso las páginas.

El libro está escrito a mano, con letra en carta y una tinta muy oscura.

Comienzo leer:

“10 de febrero del año 1850

Hoy es un día muy hermoso, digno de ser apreciado, el saber que voy a verla a ella, a mi amada le da este efecto mágico que tanto me encanta.

Escuchar su melodiosa risa, que hace florecer a los pimpollos. Que hace nacer una gran sensación de paz, tranquilad, comodidad, todo lo que puedo necesitar en esta caótica vida.

Es que solo ella puede provocar esto en mí, provoca esas ganas de escribir, de quererme desahogar con un poco de tinta, un lápiz y un papel. Aunque sea imposible poder hacerlo, porque no hay, no existe, alguna palabra de este mortal lugar que pueda tan solo describir un poco lo que ella provoca en mí.”

Wow, es tan hermoso esto.




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