Capitulo Seis

Hace mucho tiempo el lobo le aulló a la diosa Selene en busca de una compañera para toda la eternidad, cansado de ser alguien solitario pedía con dolor alguien que le alegrará sus días. hasta que después de mucho tiempo la diosa Selene acudió a su llamado y le concedió la primera loba pareja eterna, su acompañante, su amiga, su amante, aquella del cual aquel lobo no se podrá separar, porque de una forma u otra siempre se van a amar.

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Mi corazón rebobina en mi mente, mis dedos temblorosos se dirigen hacia la cola de ese enorme lobo de color oscuro como la noche, puedo notar que se encuentra profundamente dormido, este es mi claro momento para escapar de él.

Cuándo me desperté al día siguiente recordé las cosas que habían pasado ayer, y se que en estos momentos María debe estar pensando que ya estoy en la panza de este animal. 

Aparto suavemente la cola cortando mi respiración lo más que pueda, saco mi pie de su estómago y comienzo a gatear hacia el final de la cama, cuando logro salir piso con sigilo el suelo y comienzo a caminar de puntillas hacia el otro lado de la puerta.

Un suspiro de alivio recorre mi tembloroso cuerpo, camino por los pasillos descalza buscando la forma de volver a mi cuarto, al no poder hacerlo intento buscar a algún hombre lobo que me ayude sin embargo antes de hablar con una mujer loba detengo mis pasos recordando la mano de ese hombre lobo en mi cuello.

Esa vez que me golpeó y se burló de mí. llega a mi mente haciéndome retroceder asustada, comencé a jugar con mi dedo dudando de si ir o no.

—Puedo oír tus latidos y huelo tu miedo humana.—la voz melodiosa de la mujer me hizo sobresaltar en mi lugar—Apestas a Alpha.

—¿Estuvo con el Alpha?—preguntó otra acercándose a mí, la miro aterrada retrocediendo dos pasos hacia atrás—No, el Alpha no puede caer tan bajo por una miserable humana.

—Pues mi olfato no está mal.—dijo la otra mujer, de aspecto alto cabello largo de color oscuro, ojos azules eletrizantes y mirada fría—Tiene el olor del Alpha.

—Por la Diosa debe ser que solo está jugando con ella—se burló la rubio de ojos grises bajita con rostro tierno.

—Hola.—balbucee con la mirada baja, las dos están al frente mío, aprieto mis dedos—¿Pueden guiarme hasta mi habitación?

—¿Acaso somos tu sirvientes? 

—¿Quién te crees que eres? ¿Un rey? ¿Una reina?

Negué con la cabeza, apretando mis labios.

—Solo quiero ir a mi cuarto.—murmure consciente de que escucharían.

Una de ellas tocó mi cabello de color oro, suavemente le quite el mechón de mi cabello, levantando un poco la mirada—¿Puede ayudarme?

—Puedes hacerlo por tu cuenta. Puedes olfatear hasta llegar a tu habitación ah espera...—eleve la mirada esperanzada en la pelinegra, cuando bajo la mirada y me observo con una sonrisa de burla me asusté—No eres una loba, solo una simple humana.

La chica rubia comenzó a reírse cubriendo sus labios mientras me mira con diversión.

—¿Por qué no pueden ayudarme?—pregunte observando a la rubia—¿Por qué no pueden hacer solo eso? 

—Porque no queremos, y no somos tus sirvientes.

—Pero tengo el olor de Gaius.—habia sido un error decir eso, la chica bajita dió dos pasos hacia mi, y aunque yo era solo un metro alta que ella de todas formas me aterró.

—Solo su olor cosa que se te va a quitar, no eres más que una miserable humana para el ¿Sabes que posiblemente solo seas un juguete nuevo? 

—La harás llorar Henna.—se burló la pelinegra pasando su mano por mi hombro, trague saliva cuando escuché a la otra reírse.

—¿Me van a pegar..?—pregunte temblorosa.

—No somos tan malas cómo crees ¿Cómo te llamas?

—Rose..

—Rose. ¿O si?

Me aparte de la chica pelinegra y camine alejadas de ella sin perderla de vista, note que ambas me siguieron y sin dudarlo comencé a correr escuchando sus risas detrás—¡Haces más emocionante este juego Rose!

Corro lo más rápido que puede ignorando la risas de los otros lobos que escucho en el camino, mi mirada está fijo en un pasillo que ni siquiera conozco, mi respiración se hace más pesada ya que en mi vida en corrido tanto cómo ahora lo hago, siento el deseo de descansar pero al escuchar las risas de esas mujeres persiguiendome me hace mermar las ganas de tirarme al suelo y recargar mi cuerpo con algo de energía.

—¡Rose! 

—¡Rose!

—¡Cuidado que la loba feroz te comerá!—cantaba la pelinegra, mis ojos se empañaron con lágrimas que retenia.

Mi boca se abrió en busca de aire mientras seguía corriendo, ví puertas. quería meterme en una de esas habitaciones pero ¿Y si lo hago y ellas entran con facilidad? Descarte esa idea.

—¡Corre Rose que el lobo te comerá!

—¡Vamos a jugar Rose! ¡Sigue corriendo! 

—¡Hueles delicioso! ¡Tu olor a miedo es el éxtasis para mucho Rose!

—¡Ah!—me queje golpeándome contra algo duro, caí al suelo frotándome la cabeza, escuché los pasos detrás de mí detenerse y un nudo se formó en mi garganta.

—¡Rose!—gritó la rubia llamada Henna.

—Hazel..—habló la pelinegra captando mi atención, alze la vista con mis ojos cristalizados a punto de llorar y suplicar piedad.

Sabía que no podría luchar contra un lobo, con un humano podría forcejear fácilmente pero un lobo es distinto, ellas lo eran y por eso me aterraba hacer algo que solo la incitaran a golpearme hasta dejarme muerta.

Al notar a la mujer parada frente a mi con un largo vestido color verde opaco, su cabello blanco recogido en una trenza, sus ojos azules electrizantes con la mirada fija en la mía, me levanté rápidamente sin importarme la demás y la abraze sollozando aterrada.

—¡Qué haces suéltala, estúpida humana!—jadee cuando escuché sus pasos más cerca gritando con furia.

—¡Alto! ¡¿Qué creen que hacen!?—el gritó de la señora loba que conocí, produjo terror a todos los presentes, levanté la mirada con cautela notando que la mano de la pelinegra está elevado en el aire—Un paso atrás Itzá.