En los brazos de la bestia

Capitulo siete

Con el pasar de los años surgieron relaciones de lobos con otras especies de seres sobrenaturales, no importa si era vampiro, brujos, magos, hadas o sirenas. El vínculo permanecía entre ellos y los lobos aceptaban con vehemencia a su pareja hasta que...

A uno de los lobos le tocó la primera pareja inferior algo frágil y miserable con un corazón egoísta escondido bajo la belleza humana. 

El lobo la acepto pese a su naturaleza confiando en que ella jamás le haría daño, después de todo es una mujer frágil. Eso creía, pero una noche; quién debería ser su compañera eterna, su amante, su amiga. destruyó todo lo que el amaba sin importarle el sufrimiento de los demás.

Y desde ese día los lobos aborrecen a las parejas que son humanas. 

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Rose★

 

Lleve mis manos hacia mi pecho con el corazón latiendo rápidamente producto del susto que Gaius ocasionó, ni siquiera había escuchado sus pasos, tal vez por el hecho de estar tan enfrascada en mi pensamientos no puede anticipar su llegada.

—Rose.—Su voz profunda y varonil hacia estragos en mí interior de una forma extraña, cerré los ojos inhalando aire.—¿No te mencioné que odio que llores?

Asiento con la cabeza sin contestar, escondo mi rostro en mis piernas confiando en que me ignoraría y se iría sin embargo; sentí sus manos en mi brazo para luego levantarme y colocarme a la par de el con un rostro fruncido.

Se acercó a olfatearme con sumo cuidado para luego hacerlo cerca de mi cuello, busque su brazo y lo apreté en modo de advertencia para que me soltará, ya que la respiración se me había entrecortado gracias a su sorpresiva acción.

Lo escuché gruñir cerca de mi oído por instinto cerré mis ojos esperando algún daño de su parte.

—¿A qué huelo..?—pregunte temblorosa en mi lugar, a él parecía importarle poco que este estrujando su camisa blanca y este clavando mis uñas en sus brazos musculosos.

Maison no lo tiene así.

Me sonroje y me regañe ante tal pensamiento que surgió de la nada, sentí cómo Gaius apartó gran parte de mi cabello para tener acceso a mi cuello.

—G-gaius..¿Qué haces..?—pregunte asustada, cuando su nariz hacia cosquillas en mi cuello.

¡Alejalo Rose! ¡Tienes a Maison!

Pero mi cuerpo no responde a mis órdenes, me tiene aprisionada rozando su nariz contra mi cuello— ¿Gaius..?

¡Reacciona!

Lo intento empujar recordando lo sucedido pero ni siquiera lo muevo, solo provoco que me estreche contra sus brazos y gruña sin parar.

—¡S-sueltame!

—Tienes mi olor.—gruñó molesto separandose de mi cuerpo de forma instantánea cómo si algo lo hubiese hecho entrar en razón.

Me miró de forma fría y luego reparó en mi cuello y mis mejillas rojas cómo un tomate producto de la vergüenza que siento, llevo mis manos hacia los pliegues de mi vestido apretandolo con fuerza.

—No puede ser..—dió dos pasos hacia atrás molesto consigo mismo me quedé en mi lugar tratando de parecer una estatua que no tiene vida aterrada al saber que Gaius odia a los humanos.

Principalmente a mi, aunque su actuar fue raro hace unos segundos no quita el hecho de que posiblemente quiera adelantar mi muerte.

—No dejes que te toque.—dijo, levanté la mirada—No dejes que lo haga.

¿Cómo? 

—Tu lobo me da miedo.—habló sabiendo que es su lobo quien se porta de manera extraña conmigo no él.

—No debería de darte miedo.—manifesto molesto, se pasó las manos por el cabello, no perdí ningún detalle de cómo su cabello largo se movió durante el contacto—Rose deja de mirarme.

Volvió a gruñir, desvíe la mirada ignorando los pensamientos tan raros que recorren mi mente, me obligó a recordar que tengo un prometido en casa, me obligó a pensar en el amor que le tengo.

Pero hay algo extraño con Gaius que difícilmente puedo ignorar, lo veo marcharse del lugar sin siquiera despedirse, miro hacia el pasillo izquierdo y luego dónde el se fué.

Cuándo me doy cuenta de la situación mis pies avanzan hacia el pasillo derecho caminando de manera sigilosa, limpiando las lágrimas que salen de mi mejilla, me acerco lo más rápido que puedo a Gaius evitando que me note.

Reparó en la vestimenta que lleva puesto, camisa blanca y pantalón oscuro es de espalda ancha, su cabello oscuro está recogido en un pequeño moño y sus pasos son lentos y pesado.

A leguas se nota lo fuerte que es, se que con facilidad podría deshacerse de mi y romperme, recuerdo cuando me zarandeo cuál trapo. 

Llegamos a la parte baja del castillo específicamente un hermoso jardín de rosas mal cuidadas, contemplo el lugar con los ojos abiertos por el asombro, perdida en la belleza ignorando si Gaius se fue hacia otro lugar. me acerco a los pastos salvajes que no han sido atendidos, me permito respirar el aire fresco del viento y me acerco a una rosa roja que le faltan algunos pétalos.

Tomó la rosa entre mis manos y camino por el jardín desatendido hasta llegar a un frondoso árbol y encontrar a Gaius golpeando salvajemente el árbol, lo miro asustada cuando me doy cuenta de la sangre que lleva en sus nudillos ni siquiera lo pienso. Corro a su encuentro acercándome a él, antes de llegar se gira a mi dirección gruñendo de rabia.

Trago saliva con lágrimas que bajan en mi mejilla pero me obligó a dar los últimos pasos para estar cerca de él, agarro sus manos entre las mías bajo su atenta mirada—¿Qué haces aquí humana?

—¿Por qué haces esto?

—No me respondas una pregunta con otra.

—Estás sangrado.

—¡No me ignores! Y responde..

Solté un sollozo sin saber porque me dolía verlo lastimado, escuché su suspiro y una maldición de su parte—Estoy bien.

—¿Ahora lloras por mi?

—¿Quién dijo que lo hago?—balbucee tratando de limpiar la sangre.

Su mano se apartó de la mía, levantó mi mentón y detalle sus ojos verdosos con tonalidades en amarillo, sus ojos parecían leerme el alma, sentí la leve caricias en mi mentón—¿Por qué lloras..?



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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