Para nosotros no existen los humanos buenos, lo que poseen un alma pura, los que quieran hacer el bien, los humanos tienen dos caras en una misma moneda, son crueles y pueden fingir no hacer daño, no lastimar para cuando te das cuenta de que no es quien dice ser, ha sido tarde.
Un lobo no puede aceptar una humana por mucho que la conexión los llame, deben separarse. La relación entre un humano y un lobo.
Nunca traen nada bueno.
Solo...
La destrucción.
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★Rose★
Me detuve apenas vizualize el jardín que había visto el día de ayer, detuve mis pasos recordando lo que había sucedido. Gaius al ver que no avance retrocedió en mi dirección con un rostro molesto—¿Qué pasa Rose? Puedo oler el pánico en ti.
¿Oler? ¿Cuántas emociones pueden oler? ¿Acaso es eso algo bueno?
Tengo miedo, ese sentimiento que se arremolina en tu interior ese sentimiento que te hace estar pálida cuando tú corazón late tan fuertemente que retumba en tus oídos, cuando sientes un escalofrío que recorre tu cuerpo entero y sientes el deseo de escapar, porque sabes que lo que te espera será algo malo.
—Te he besado.—susurre con voz trémula. no es necesario levantar la voz, al menos no con él. Mortificada añadí—Y eso es algo grave.
—¿Por qué lo dices? ¿Es por el hombre que tenías cómo prometido?—¿Por qué se empeña tanto en decir que no es mi prometido?
Negué con la cabeza.—¿Por qué me besaste?
Se detuvo, yo alzo la vista para detallar cada una de sus reacciones, sus ojos me observan con desconcierto, con los labios apretados—Porque te odio.
Lágrimas se acomularon en mis ojos pero no por lo que dijo, si no por la incertidumbre y el temor—Morire apedreada.
Eso lo dejo aún más estupefacto, limpie las lágrimas maldiciendo el no poder controlar mis emociones pero así era yo delicada y muy sentimental—Será más fácil deshacerse de mí, si me llevas al pueblo y cuando le cuente que me bese con alguien que no era Maison, me ataran a un madero, luego van a agarrar piedras y van a matarme.
Me estremecí recordando hace tiempo atrás mucho antes de ser prometida de Maison, cuando un hombre murió apedreado por el mismo caso, se supone que solo debemos guardarnos para nuestro prometido y no debemos cometer adulterio es una regla importante, aunque Maison no sea mi esposo eso no me priva de las reglas porque mi futuro es estar con él.
Y ahora había cometido un error garrafal, ahora sería yo quien esté en ese palo de madero siendo lastimada por piedras, hasta que mi corazón deje de latir viendo el rostro de decepción de mi prometido, la decepción en mis padres y el odio en las personas.
—A ti nadie te va a tocar, Rose.—las palabras de Gaius fueron un alivio momentáneo para mí y no se el porqué.—Yo soy el único que puede hacer lo que quiera contigo.
—¿No es más fácil deshacerse de mi..?
Gruñó con fuerza—Deja de decir tonterías, vas a morir si eso quieres pero será cuando yo lo diga.
—Vamos adentro hueles apestosa.—me sostuvo del brazo llevándome a rastras hacia mi habitación—Escuchame bien Rose que estás palabras se queden grabado en tu mente.
—No dejes que nadie te lastime a menos que lo desees ver muerto.—me tense, el no haría eso.—Nadie te va tocar, primero le arrancó el brazo.
—Gaius..
—Me perteneces Rose.—me dejo en la habitación, puedo ver su pecho inflarse mostrandose intimidante—Me perteneces solo a mi y el único que puede lastimarte y destruirte soy yo.
Y así sin más, cerró la puerta frente a mis narices dejándome desconcertada y asustada, note la posesividad salir por su boca una que me resulto asfixiante. ¿Me va a lastimar? Ya lo ha hecho ¿No? Soy un juguete con el cual divertirse seguramente a eso se refiere.
Camine hacia la cama me acosté sobre ella soltando un suspiro, miro hacia el techo reordenando mis pensamientos confusos. ¿Qué está ocurriendo? cierro los ojos e intento pensar en Maison.
Su cabello rubio y suave, sus ojos azules y cálidos, su sonrisa, Maison.. Maison..
Gaius.
Abrí los ojos de golpe horrorizada por el repentino pensamiento de Gaius, por recordar su rostro que resultar perfecto el rostro de un ser sobrenatural, el beso demandante y posesivo diferente a los labios dulces y suaves de Maison.
—¡Dios!—chille horrorizada aún más asustada, intento sacar a Gaius de mi mente pero solo se reproducen imagines inexistentes que me hacen delirar.
¡Controlate Rose! ¡El será tu verdugo!
Ese pensamiento detuvo los otros los que me habían hecho sentir extraña, con algo que revolotea en mi estómago y no entiendo que es. con ese nudo en mi garganta y el deseo de buscarlo de tocarlo.
Moví mi cabeza en negación varias veces apretando las sábanas con fuerza, solté un suspiro ¿Qué está pasando conmigo? ¿Qué me ha hecho?
Los lobos pueden hipnotizarte Rose.
¿Habrá hecho eso..? ¿El lo hizo?
Es la única explicación que le encuentro.
Entro a la tina con varios pétalos de rosas esparcidos en el agua, me quitó la bata blanca y entró acariciando mis muslos con delicadeza por debajo del agua, luego llevo mis manos hacia mi clavícula y lo acarició suavemente restregando mi cuerpo. me sumergo debajo del agua con mi cabello flotando a mi alrededor limpiandose de la suciedad.
Permanecí debajo del agua durante unos segundos esperando enfriar mi mente y actuar de forma normal, salgo del agua buscando la bata para luego salir y caminar en dirección hacia la habitación.
Saco la prenda interior y la saya para vestirme, termino de atar los cordones de la prenda interior y luego me coloco un vestido que cubre mi ropa interior. un vestido blanco de hombros caídos manga larga, luego de eso me coloco la saya de color azul para abotonar debajo de mis pechos hasta en terminar en mi abdomen, tomo el peine de oro y comienzo a desenredar los mechones de mi cabello con sutileza.