El amor entre un humano y un lobo nunca se debió dar, nunca se debió permitir la diosa Selene cometio un error en mezclar dos especies que no tienen que ver.
Somos seres inmortales para almas frágiles carentes de amor con un sentimiento egoísta de por medio, somos especies superiores a ellos, que solo son una carcasa sin sentimientos.
Un lobo y un humano nunca deben involucrarse, basta con ver la primera relación entre ellos como vínculo para saber que depara su futuro.
Algunos de los dos siempre sufrirá y con ello puede traer el caos.
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★Rose★
Mi corazón revolotea en mi interior, los sonidos sordos de mi latidos me dejan aturdida y escucho el leve pitido de un sonido que desconozco. un frío recorre mi cuerpo, siento el deseo de escapar de huir. María está observandome espectante a la espera de una respuesta, mientras que yo permanezco en mi lugar, trago y saliva y siento mis ojos picar.
—Rose.—me llamo por mi nombre de forma inquisitiva sus ojos me observaron con duda—¿Por qué no viniste ayer?
Baje la cabeza hacia el piso mirando los zapatos que adornan mis pies, me entretengo con los extraños y coloridos dibujos que forman el piso de este castillo tratando de buscar una respuesta para ella.
—Rose..¿Que ha pasado? ¿Te han hecho algo?
Negué con la cabeza, las lágrimas se acomularon en mis ojos bajando por mis mejillas, apreté la tela de mi vestido y luche por no hablar con un nudo en la garganta, en medio del silencio en un susurro bajo dije lo que debí haber ocultado.
Observé que los pies de maría trastabillaron hacia atrás y no me atrevi a mirarla a la cara, para ese entonces mi cuerpo está temblando como la hoja de un árbol delgado y sin poder sostenerse. mi cabello rubio bajo como si supiera que quiero ocultar la verguenza que existe en mi rostro formando una cortina ocultando mi rostro y las lágrimas que caen el piso.
El me beso y yo lo acepte..dos veces.
Ella sabe claramente de quién se trataba el dueño del beso, el hombre que me hizo cometer adulterio, mi vida está setenciada a la muerte.
Sentí el agarre de una mano pequeña que aprieta mi hombro con fuerza removiendome de un lado a otro, levanté la mirada con la vista nublada producto de las lágrimas.
Sus ojos cafés que son normalmente cálidos y alegres como los míos, me fulminaron con la mirada.
—¿Cómo..? ¿Cómo pudiste Rose..?—un sollozo salió de mis labios al momento que lo dijo, su voz sonó gélida y para aumentar más mi culpa, añadió—Eres una ramera.
Su mano hizo contacto con mi mejilla en un estruendoso golpe que hizo que girará la cabeza por el dolor, mis manos de inmediato acariciaron mi mejilla calmando el ardor, lágrimas siguen cayendo en silencio no emití ningún solo sonido a pesar de que me dolió que me pegara.
Lo merecía.
Merecía esto y más.
—¡¿Cómo pudiste!? ¡¿Cómo has podido hacerle esto a Maison!?—Gritó en voz baja para que nadie más que yo escuchará—Su mano está levantado en el aire luego de haberme pegado en la mejilla.
Sus ojos se cristalizan por el dolor, la decepcion y la molestia.
—Lo siento...—murmure con un nudo en mi garganta incapaz de poder hablar con normalidad.
María tomo su cabello entre sus manos y los jaló soltando un grito silencioso, giró de un lado a otro tratando de calmar su ira, la observó en silencio completamente aterrada y asustada.
—¿Por qué Rose? ¿Por qué?—se volteo a verme con ojos llorosos—¿Por qué has cometido un pecado tan grave como ese? ¿Sabes lo que te espera..?
Asiento amargamente cubro mi rostro incapaz de poder soportar el miedo que se aviva en mi interior.
—¿Me vas a entregar..? ¿No?—mi pregunta quedó al aire lanzado con temor. María tiene todo el derecho de hacerlo luego de la bofetada y sus ojos viéndome de una forma bastante cruel no me queda duda que de podría hacerlo.
—Adulterio, Rose ¿Sabes lo que le pasó a la última persona que cometió adulterio?—su voz cuestionandome me asustó aún más y quería suplicar que no me dejara morir.
Pero tenía la culpa. Maison es un buen prometido yo lo conozco mejor que nadie, lo he visto cuidarme en noches en las cuales me encontraba enferma, lo he visto preocuparse por mi cuando me pasaban cosas que no parecían tener importancia.
¿Por qué suplicaria por mi vida si mi prometido no es un hombre malo?
¿Por qué eh de vivir si lo que he hecho no tiene perdón?
Es un solo beso Rose.
Pero siempre se sabe que luego de un beso las cosas no serán como antes..
Los castigos al adulterio son la hoguera, o morir apedreada.
María me hizo mirar su rostro cuando sus manos apartaron los míos, observe si mirada apagada, verla hizo que mi corazón latiera con más fuerza retumbando en mis oídos.
—Has hecho algo malo Rose.—Un gemido lastimero se escapó de mis labios, sin embargo la vi limpiarse las lágrimas que salieron de sus ojos y luego me ayudó a limpiar las mías—Que nadie te vea así, limpiate las lágrimas.
¿Qué..?
—¿Por qué..?—con la tela del vestido limpie mi rostro que debe estar hinchado por llorar, ella acomodo mis mechones rubios hacia atrás—¿María..?
Sus ojos no me miraron solo se concentraron en ver mi cabello mientras hablaba con voz entrecortada—No diré nada..nada de lo que sucedió esta noche saldrá de entre nosotras dos.
—Maria..
—Estoy llevando mi cabeza la horca por ti, Rose.—cortó fríamente—Mas que una amiga eres como una hermana, no tolero lo que has hecho luego de que te lo advertí y además hacerle esto a alguien como Maison no tiene perdón, pero yo no puedo enviarte a la muerte, no lo hare.
—Maria..
—Vas a vivir con la culpa y el remordimiento hasta que no puedas más y tú misma vas a explotar.—manifesto con voz dura—Un secreto no va a durar para siempre Rose, no diré nada porque ya no vas a regresar al pueblo ninguna lo hará, nos quedaremos aquí y vamos a morir poco a poco y aunque encontremos un escape no vamos poder regresar al pueblo.