En los brazos de la bestia

Capitulo Trece

Erase una vez, una historia que nunca se contó, con un final que entristeció y destruyó a muchos, erase una vez un grito de dolor en penurias y lamentos se escuchó pero nadie acudió a su llamado, nadie lo haría no después de lo que pasó.

Erase una vez una humana que murió por causa injusta de la primera alma gemela humana que destruyó a los lobos.

No se puede confiar en la humanidad, detrás de esos rostros y esas sonrisas "sinceras" se esconden las peores cosas jamás antes vistas.

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★Rose★

Posiblemente sea mediodía, iba a prepararme para comer luego de hablar con María y escuchar la discusión de mi mejor amiga y esa chica, pero todo cambio. puedo sentir y palpar el pánico de todas nosotras al ver a los habitantes de Slora gritar fuera del palacio improperios y la furia se puede detectar en su voz, debido a lo lejos que me encontraba de ellos no se podía escuchar muy bien sus palabras, pero no había que ser inteligentes para saber que solo deseaban la muerte de habitantes desconocidos que decidieron invadir la paz de Slora.

Slora es un reino escondido, es un reino del cual muy pocas veces se escucha, el cual se da a conocer con la llegada de emperadores o reyes, pero de ahí cuando no hay nadie en el trono, pasa a ser un reino espectral, protegido por un inmenso y extenso bosque que rodea toda la ciudad incluyendo el palacio, no hay necesidad de salir más allá de la frontera del bosque para buscar comida, la naturaleza nos provee de todo, por la seguridad de los aldeanos, nosotras las mujeres tenemos prohibidos aventurarnos al bosque, por el bien de las slorianas, los hombres deben evitar hablar de otros reinos para hacer crecer la curiosidad de las mujeres, aunque nosotros no tengamos el poder de un hombre que es el patriarca en cada familia, eso no quiere decir que nos abstengamos a obedecer.

La curiosidad es un arma de doble filo, que puede llevarte a la muerte y revelarte secretos que nunca antes habías escuchado.

Los slorianos protegen a las mujeres como si fueran joyas del desierto, como si fuéramos un jardín de rosas entre tanto césped marchitado, somos protegidas por ellos. existen tantas tradiciones costumbres y reglas que Slora sigue incluyendo la que está por suceder.

Los Slorianos jamás dejan a las jóvenes como nosotras desprotegidas y eso creaba pánico en mi. Por el simple hecho de saber que esto sería una batalla perdida, yo sabía que ellos posiblemente vendrían pero no le tuve fe pues sabia que ante el miedo que sienten nosotras seríamos olvidadas eso pensé, eso creí y los perdonaria de ser así. Pero aquí están ellos siendo leales y luchando por tenernos de vueltas.

Le rezaba a dios que por favor Maison y papá no estén en la multitud, pues cuando un pueblo se revela a las mujeres se le tiene prohibido asistir, y se deben resguardar en su casa. Mientras que los hombres deben ir a luchar.

Esto podría considerarse una lucha, una rebelión y por el rechinar de las espadas que acostumbro a escuchar a los lejos de mi casa, podía saber que no habían venido simplemente a gritar.

Planeaban pelear.

—Tienen que irse.—susurró una de las chicas, con un rostro contraído en terror—Papá tienes que irte..

Busque en medio de la multitud de hombres el cabello oscuro de papá, un cabello ondulado que pocas veces se veia y que fácilmente podría reconocer, mire en todas las direcciones posibles, rogando entre súplicas no verlo.

—Lobos.—gritó Evae mirando hacia abajo, fuera del palacio, los hombres lobos se ríen a carcajadas mientras caminan hacia ellos.

—Maria.—la llamo, sus ojos me observan durante unos segundos—¿Ocurre algo? 

—Es Maison.—advirtió señalando a alguien que destaca de entre todas las personas.—Esta aquí.

Tragué saliva sintiéndo mi corazón dejar de latir, mi respiración se cortó al verlo, no sabía que lo había extrañado hasta ahora, podía observar lo bien que destaca entre esa multitud, con un arma puesto y una espada en su mano, su cabello rubio se mueve majestuosamente con el viento, como si el aire acariciara cada pequeña hebra de su cabello. sentí temor por los recuerdos vivídos con el, por el hecho de perderlo.

—Maison..—murmure en voz baja, no había notado que mi voz se quebró.

—No..no..no—una chica cayó al suelo, entre lágrimas—Los van a matar..

—Ellos no deben haber venido.—habló una rubia con voz quebrada—Debemos hacer que se vayan.

—Es imposible.—una voz retumbó en medio del lugar, una voz femenina que helo aún más mi sangre, la burla la detecte en sus palabras—Ya están muertos.

Gemidos ahogados se escuchó en la habitación, para cuando me di cuenta una de las chicas salió corriendo en dirección hacia Itzá y se puso de rodillas.

—No dejes que lo maten por favor.—suplicó—Mi padre y mi hermano están ahí.

Mire a Itzá asustada pues sabia muy bien como era ella, me había perseguido junto a Henna y se había burlado de mi, Itzá conecto su mirada con la mía y una sonrisa burlona salió de sus labios.

—Yo no haré nada, disfrutaré en primera fila ver cómo sus familiares son devorados, son inutiles y unos tontos por creer que pueden acabar con nosotros.—respondió jalando del cabello a la rubia y apartandola con fuerza.

—¡Claire!—gritaron algunas a su rescate. 

Di un paso hacia atrás por instinto cuando se acercó a mi, la mire asustada al ver cómo tomo un mechón de mi cabello rubio y me miró con una sonrisa diabólica.

—Espero ver a tu padre también, humana estúpida, verás como lo devorare vivo y suplicara tu nombre hasta que deje de existir—una lágrima bajo de mis ojos, su sonrisa de amplio aún más—Asi que amas tanto a papá, Rose. Bien haces más divertido este juego, lo buscaré.

—No sabes quién es..—balbucee.

—Tu aroma me dirá quién es, Rose. Prácticamente lo estás enviando a la muerte.



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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