En los brazos de la bestia

Capitulo Diecinueve

Las almas que se aman se encuentran, siempre sin importar la distancia, y el tiempo, están destinados a encontrarse y pasar por diversas pruebas para conocer lo que es el amor.

Los lobos y los humanos debían entender eso, que los lobos estaban hecho para proteger a los humanos y los humanos hecho para dar amor a los lobos, son un excelente complemento, un equilibrio perfecto, uno entre un millón, como cuando los planetas se alinean cada diez mil años.

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Rose★

—¿Es ella?—escuche una voz másculina desconocida detrás de la puerta del calabozo, me acurrucó contra la esquina de la pared asustada—Su alma ya no es tan pura, pero aún sigue brillando como si fuera una ¿Por qué?

—Es el...del Alpha.—habían bajado la voz y no pude escuchar bien—Su alma..si por eso se encuentra así.

—Entiendo.—su carcajada me asustó—dale algo de comer y luego traela, si dices que es de el, es mejor apresurarnos.

Pasaron segundos y hubo un sepulcral silencio, la puerta del calabozo rechino, la luz llegó hasta dentro de la oscura habitación. Solloce levantando la vista al notar que el hombre que me había secuestrado se acerca con pasos lentos hacia mi dirección.

Al verlo puedo percatarme de su cabello oscuro peinado de una manera extraña y la bata que ahora lleva puesta con una gema de plata colgando de su cuello—¿Quién eres..? ¿Por qué me trajiste aquí?

Quería volver al palacio, estar con María, con las chicas.

—¿Qué crees que soy?—cuestionó con voz masculina—Te daré una pista, es lo que la humanidad más repudia.

—Un brujo—asegure con voz trémula, una sonrisa se asomó por sus labios negros y sus dientes blancos salieron a relucir.

—Inteligente.—contestó, me entrego una bandeja con comida—Debes comer algo, supongo que tienes hambre.

Negué con la cabeza, limpie las lágrimas de mis ojos—¿Por qué estoy aquí?

Resopló exasperado—¿Te callaras si contesto?

No dije nada.

—Luego de decirte me asegurare de darte la comida a la fuerza si es necesario, yo no tengo tanta paciencia como tú Alpha niña.—advirtió seco.

Acaricie mis manos temblorosas.

—Para resumirlo, fui pagado para lanzar una maldición al imperio del sol naciente, han llegado rumores a todas las naciones que Slora ha vuelto a aparecer y con ello al emperador.—tiemblo—Un rey del que no diré nombre me pagó mucho dinero para maldecir las tierras Sloriana y quedarse con el territorio, pero el trabajo no sería fácil.

—Para maldecir a Slora supe que tenía que conseguir un alma pura y de sangre Sloriana si no, jamás funcionaria y eh aquí tú. Aunque me lleve una sorpresa grande al saber que estás unido al Alpha.—Manifesto, me pasó un plato que contenía arroz y carne—Ahora come.

Negué con la cabeza, aterrada—¡Come!

Me sobresalté, tome el plato con mis manos y comencé a comer entre sollozos—De verdad que eres muy débil.

Se levanto del suelo dónde yo me encontraba, camino hacia la puerta recostando contra ella cruzo los brazos y me observo con una sonrisa macabra—Tu alma teme, no tengas preocupación pronto te morirás.

Comí en silencio ignorando sus palabras o las carcajadas que salía de este con sus comentarios hacia mi persona, me enfoque en terminar la comida, mire por la ventana, la luz de la luna comenzaba a filtrarse por ella, solloce rogando que Gaius este buscandome, no quería estar aquí.

—La Emperatriz una llorona, que desgracia para el imperio, creo que no se necesita maldiciones—Rió a carcajadas, llamando mi atención.

—¿Emperatriz?—pregunte balbuceante.

—Si-

—¡Herón! ¡Traela ahora!—escuche esa voz pesada y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, El hombre que ahora se que se llama Herón se acercó a mi, de inmediato me aparte de la pared y corrí torpemente dentro de la habitación pero eso no evito que me tomara del brazo y clavara sus largas uñas negras dentro de mi piel provocandome un quejido muy fuerte.

—¡No quiero! ¡Sueltame! ¡Por favor!—opuse resistencia contra el, no obstante fui fácilmente alzada sin esfuerzo alguno, la puerta del calabozo se abrió dejándome ver un pasillo con algunas velas que iluminan el camino, en medio del pasillo hay un hombre con capucha y uno de esos extraños colgantes en su cuello.

—¡No! ¡Déjenme ir, no quiero estar aquí!—grite asustada, Herón me llevo frente al hombre, no podía ver su rostro sin embargo podía sentir el peligro emanando de el. Algo que me incentivo en un acto de desesperación a morder al brujo con todas mis fuerzas.

Escuché a Herón gritar, me escabullí torpemente e intente huir sin embargo el otro hombre con solo haber extendido su mano me jalo con una fuerza invisible y me estampó contra la pared sacándome un gemido ahogado en dolor.

—Debes aprender a controlar mejor las Almas, me harás pasar vergüenza si sigues dejando que unos estúpidos humanos te ataquen y escapen fácilmente de ti—Escupió el hombre misterioso.

No pude enfocar bien la vista pero cuando ese hombre me tocó solté un grito desgarrador al sentir un inmenso dolor consumir cada parte de mi cuerpo—Asi aprenderás a no intentar escapar.

Me sentí débil no puse objeción a que me llevará, me sentía cansada no quería dormir solo me sentía sin energía podía enfocar en pequeños segundos algunas cosas como una escalera; unas antorchas y las paredes de ladrillos de un color oscuro casi tenebroso. los escuché a hablar pero no entendía que decían en ocasiones el hombre misterioso gritaba alzando la voz a su acompañante y este respondia igual.

Llegó un momento dónde me dejaron arrodillada en el suelo de una habitación, habían velas que formaban un círculo y en medio de la habitación había una extraña estrella invertida que reconozco es un pentagrama dónde hay velas en cada punta de una estrella y de la nada comienza a aparecer fuego trazando cada línea de la estrella dibujada.



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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