En los brazos de la bestia

Capitulo veinticuatro

Sentimientos egoístas, sentimientos perdidos, sentimientos vagos, sentimientos amorosos, hay distintos clases de sentimientos y de ellos siempre resalta uno, el aclamado "amor" sentimiento por el cual muchos de los humanos se convierten en personas déspotas y llenas de maldad ¿Cómo confiar en un humano? Cuándo ellos mismo se traicionan entre si, ya sea faltando el respeto a una relación de amistad así como en el amor, traicionando a la persona que le entrega un pedazo de su corazón para ser estrujado como si no valiera nada, esto demuestra que los seres humanos son la peor raza que ha existido.

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★ROSE★

No había palabras suficientes para describir lo que sentía en estos momentos, mi boca permanece  cerrada y mis ojos están puesto sobre la rubia de ojos azules. Evae me observa esperando alguna respuesta de mi parte sin embargo no encuentro palabra alguna que pueda responder a su pregunta, mis emociones varían desde el enojo hasta la tristeza y el miedo, entendía que se enamorara de Gaius lo entendía pero aún así había una parte de mi, una parte que no conocía que me hacia querer decirle que la única dueña de ese alpha era yo, pero aquello no iba acordé a mi personalidad y tampoco podía decirlo libremente teniendo como prometido a Maison, mi difunto prometido.

—¿Rose...?

—El Alpha no se fijaría en ti Evae.—María volvió a intervenir, sus siguientes palabras no fueron refutadas por lucía—El odia a los humanos ustedes mismas lo han visto, el odio por los humanos es fuerte no son como los otros lobos es diferente, estoy segura que si te acercas irás directo a la muerte.

Lucia asintió con pesar hacia Evae quien bajo la cabeza rindiendose finalmente, sentí la mano de María sobre mi hombro, la forma en la que me miró me hizo saber que me esta apoyando, sonreí débilmente en agradecimiento pues no encuentro las palabras perfectas para hablar.

El ambiente entre nosotras se lleno de tensión tanto que se podía cortar con una tijera todo por el hecho de que aún permanecias latente las palabras de Lucia.

"Evae se enamoro de Gaius"

Para Lucia era incómodo decirlo y a la vez divertido, para Evae debe ser vergonzoso y penoso su rostro mismo lo decía, para María que conocía mis sentimientos y sabe todo acerca de el vínculo se mantenía seria y pensativa casi como si odiará el hecho de que a Evae o a mi nos gusten los hombres lobo y por mi parte es bastante incómodo sabiendo que quiero a Gaius y que Evae se halla fijado en el me deja una sensación agridulce.

A medida que nos acercamos al salón principal puedo escuchar el sonido de las panderetas y la melodiosa voz de Sara y Carmen. El silencio entre nosotras cuatros poco a poco comenzó a cambiar con cada risa femenina que lograbamos oír, Lucia comenzo a reír con diversión haciéndonos saber que debíamos olvidar lo anterior y disfrutar de la fiesta de manzano.

Claro que nadie fue capaz de refutarla menos cuando apenas entramos al salón y tanto María como yo fuimos jaladas de brazos hasta hacer una cadena humana en círculos junto con las demás chicas  y en medio del círculo Claire bailaba en movimientos danzantes y alegres, pronto la alegría invadió a María, su risa melodiosa lleno el lugar y una parte de mi corazón, pues ella no es de reír mucho y ahora lo hace sin ningún problema una risa natural en medio de todo este acontecimiento.

La fiesta comenzó sin más preambulos, el baile inicio mientras Sara canta y la panderetas suenan, nuestros pies se mueven al unisonó dando dos pasos para delantes y dos para atrás, luego seguia un pequeño salto y caminábamos hasta repetir la acción sin soltarnos la mano, Claire con un vestido de color rojo daba vueltas y vueltas dentro del círculo aplaudiendo con las manos, su risa es bastante contagiosa, no pude evitar sonreír y cantar junto a las demás chicas.

Mi pecho está rebosante de alegría, las risas no cesan en el lugar, la música tampoco el canto y los aplausos acompañan a esta pequeña fiesta, no es como nuestros padres los preparan que es a lo grande, pero es suficiente pues no mantenemos unidas, sabiendo que el cualquier momento vamos a perecer que nuestra vida no está en nuestra mano y por ello debemos disfrutar lo poco que nos ofrece el destino.

Nadie sabe el destino de alguien ni el suyo propio, nadie es adivino para saber cuándo moriremos por consiguiente debemos disfrutar mientras podamos, mi prometido se fue no estoy con mi familia, tengo sentimientos encontrados, mi vida se ha complicado ya no moriré a manos de mi verdugo, pero si moriré señalada por las personas en algún momento. Pese a ello pese a todos los problemas quiero disfrutar de lo poco que tengo, no quiero dejar sola a María quiero hacerla feliz, quiero que mientras yo esté aquí ella pueda ser feliz, no sabemos cuando vamos a morir ni quién lo hará primero pero nos tendremos a la una con la otra para pasar momentos felices y triste las dos juntas.

La canción se termina, todas nos detenemos con la respiración agitada jadeando nos miramos entre nosotras y comenzamos a reírnos como niñas pequeñas que hacen travesuras, las risas naturales y no forzadas salen de nuestros labios, algunas se acercan a Carmen y la acompañan en su canto, otras se acercan al puesto de comida a beber jugo de manzana y probar el famoso pastel de manzana que para mí sorpresa fue hecho por Johanne. María y yo nos sentamos en una silla viendo a las demás reír y hablar entre ellas, la fiesta aún no había acabado  pronto comenzaría el siguiente baile que se supone se debe bailar en parejas de hombres y mujeres pero aquí no había ninguno.

—Esto es delicioso.—comentó María con un pedazo de postre en sus manos—No puedo creer que Johanne haya preparado esto

—Es dulce y suave —.Mastico aplacando mi hambre, añado—es como el pastel de la madre de Johanne, sus pasteles son deliciosos.



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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