En los brazos de la bestia

Capitulo treinta y cinco.

El odio que siento hacia los humanos puede que cambie con el pasar de los tiempos si solo una de su especie logra mostrar la pureza que hay en su corazón para confiar en aquellos que llenaron nuestro corazón de dolor.

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ROSE★ 

—Rose, que alegría verte mejor—Maria me abrazo con fuerza soltando un suspiro de alivio, sonrio al tenerla cerca mío—Me asustaste mucho ayer.

—Lo siento...estaba asustada por ti—acaricio su espalda en un abrazo reconfortante—¿Y Callum?

—El está mejor, está con el Alpha—dijo ella poniendo una expresión rara al llamar así a Gaius—Esos nombre son raros.

—Es la Jerarquia.

—Si, pero creo que es más fácil llamarlo emperador, un lobo siendo nuestro emperador—rió nerviosamente, luego me miró por unos segundos—Y tu siendo la emperatriz.

—Oh no digas eso—cubro mi rostro sonrojada—No se cómo ser una emperatriz, apenas y estoy formando un lazo con Gaius.

—¿Lo has aceptado por fin?—pregunto sentandose a mi lado, asiento con la cabeza—¿Y Maison?

—Es momento de dejarlo ir—contesto entre un suave suspiro, aparte mi cabello trenzado y luego le relate el sueño que tuve—Quiero a Maison, pero amo a Gaius.

—Sabes que no estaba tan de acuerdo con esto—dijo señalando el harem y a las chicas que están sentadas hablando juntas en un lugar apartado con miedo de ser atacadas—Pero son tantas cosas desconocidas, que ya no puedo decir nada, cuando ví a Callum...o Kyle siendo atacada por aquella pelirroja, nunca sentí tanto miedo en mi vida como lo sentí al verlo defenderme y ser herido. Entonces pude sentir lo que sentiste el miedo, y ahí entendí que debía pensarme las cosas y elegir correctamente.

—Si ya elegiste antes—ella negó con la cabeza.

—No, siento cosas por el, pero no me atrevía a estar con él cómo el deseaba, tengo miedo de no ver a mis hermanos y atarme a una persona no es lo que yo deseaba, mis sentimientos se contradicen entre sí, por lo cual no sabía que hacer, hasta que el fue lastimado—apreto la tela de su vestido, luego me miró con tristeza—la culpa que sentí por haber enfrentado a Madeleine, me sentí culpable y aterrada de perderlo.

—Aquello ya pasó—la abrazo por los hombros para consolarla, miro a los lejos a las pocas chicas que quedan las cuales ya no se siente feliz pues el miedo las hace ser temerosas y desconfiadas.

Las comprendo totalmente, ver morir a muchas delante de tus ojos y por una loba que parecía no tener cordura es algo aterrador, más para Lucia aquella que sobrevivió por tener un instinto de supervivencia que la ayudo a mantenerse con vida pero no la libro del trauma que ganó con esa loba.

Sin embargo gracias al pequeño Liam ella se siente mejor, se le fue borrado la memoria por su propio bien o si no, en cualquier momento ella podría colapsar o suicidarse, un tabú que no se menciona mucho en Slora.

—¿Cómo le decimos que somos la pareja de un lobo?—consulta María mirando a Lucia sonreír junto a Evae que parece algo consternada esperando a que Madeleine aparezca de pronto y acabe lo que antes quiso hacer.

—No se lo tomarán bien, María—Abraze mi cuerpo con temor, los bellos de mi piel se erizaron y el escalofrío recorrió mi cuerpo estremeciendome por un segundo al pensar en el panorama tan desolador que ha de venir pronto.

—No podemos ocultarlo más—anuncio con pesar—tengo tanto miedo como tú, pero debemos acabar con esto Rose. debemos decirle toda la verdad.

—¿Y si terminamos en la hoguera?

—No pasará, Gaius te va a proteger—dijo segura, luego me miró—Quiero ver a mis hermanos nuevamente, debemos convencerlas de que nos acepten para que Callum acceda a dejarme ir.

—No será así de fácil—conteste.

—El Alpha, tu Alpha es un emperador y por lo poco que sabemos es que pronto deberá proclamarse oficialmente emperador de Slora como el decreto que Callum dijo tiene que cumplirse y eso solo sucede cuando el encuentre a su pareja, en este caso tú.

—¿Yo?—me señale a mi misma, abro y cierro la boca—Pero... pero si apenas lo he aceptado como mi compañero ¿Ya debo ser emperatriz?

Ella asintió, me encojo de hombros levantando la mirada hacia el piso más alto dónde en el balcón se ven la sombras de dos personas.

—Aún no estoy preparada y no sirvo para ser la emperatriz—murmure con miedo—Mis padres... pensarán que soy una promiscua.

—Nadie está preparado para que lo que ha de haber venido y aquí estamos—Ella tomo mi mano logrando que desvíe la mirada, sus ojos café se endulzaron—Yo estoy contigo...por favor Rose hazlo por mí.

No tenía que pensarlo mucho, cuando se trata de María puedo hasta dar mi.vida por ella, se lo mucho que extraña a Alan y Sirius estar lejos de tu familia es difícil, y yo mejor que nadie lo sé, ya ha pasado tiempo apenas y se completaba el mes pero lo suficiente como para sentir que los años habían pasado, no se si podría ver a mi padre o mi hermano, ya ni siquiera deseaba pedir estar con ellos, y no es porque no quisiera, si no por el simple hecho de que no aceptarían mi relación con Gaius y claramente defenderían a mi fallecido prometido, el miedo que siento al ser la decepción de papá, cala mis huesos.

—Lo haré por ti, María—le sonreí a medias, ella me dió un reconfortante abrazo.

—Se lo que sientes, pero no estarás sola, te protegeré lo prometo, gracias—me susurro recostando su cabeza sobre mi hombro.

Así pasamos la tarde entre charlas y algunas ideas para platicarle a las chicas toda la verdad desde el principio, no es fácil para nosotras enfrentarnos a las pocas jóvenes que quedan en el Harem, sobre todo a Lucía y Evae que parecían estudiarnos con la mirada, el deseo de ayudar a María fue mucho más que el miedo por la reacción de ella, después de un tiempo llegué a la conclusión de que lo mejor era decirle ahora y parece que María apoyo mi decisión.



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En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

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