En los brazos de la bestia

Capitulo treinta y seis

El vínculo es más fuerte que cualquier sentimiento de de desconfianza o duda, cualquier rumor, cualquier traición que no sea de las partes implicadas, una humana puede enamorarse de un lobo y un lobo puede amar a una humana, porque en algo tienen razón los humanos son egoístas ¿Acaso no puede ser un humano egoísta con su vínculo? 

•••••••★••••••••★•••••••••★••••••••★••••••••••★••••••••★•••••

★ROSE★

 

—¿Por qué abrazas al mocoso, Rose?— parpadeo varias veces, detallando su ceño fruncido, los labios apretados dándome a entender lo molesto que está.

Bajo la mirada enfocando en la caballera oscura que está pegado a mi pecho y las pequeñas manos que me rodean, Liam se separa de mi arreglandose la capa antes de girar sobre sus pies y mirar a Gaius con una expresión arrogante.

—Fue ella—me señaló sin la menor duda.

—Rose—Gaius se giró a verme, apreté mis labios intentando ocultar la pequeña sonrisa al descifrar sus celos, sus ojos se suavizaron por unos segundos—¿Te quieres reír?

Negué con la cabeza. 

—Sal de aquí Liam, este lugar no es para cachorros como tú—ordenó Gaius.

Su vista no se aparto de la mía.

—Soy un adolescente no un cachorro—se quejo el chico, alejándose de nosotros.

—Y bien ¿Me explicarás por qué lo abrazarte?

—No quería que viera como matas a esas chicas—dije sincera, un brillo inusual apareció en sus ojos esmeralda.

—El ya ha visto muchas muertes Rose—confeso Gaius.—Los brujos están acostumbrados a ello.

—Aqui no—niego con la cabeza—Ningun niño sin importar la especie, tiene que ver algo tan atroz como lo que hiciste.

Giro a ver el desastre que seguramente había en el Harem pero me hallo con la sorpresa de que todo está tan limpio como si nada hubiera pasado, a excepción de las pocas chicas que quedaron abrazadas contra la pared temblando y mirándonos con miedo, sentí pena por ellas.

—Ellas lo saben—susurro, buscando con la mirada a María, ella está a lado de Callum quien le sostiene la mano izquierda para evitar que ayude a las otras.—No quería que esto pasará.

—Estas lastimada—levanto mi mano con delicadeza, siento la yema de sus dedos delinear mi brazo tocando la tela rasgada—Tienes un rasguño aquí Rose ¿Cómo puedo dejarlas con vida?

toque mi brazo, luego mis labios de los cuales no había rastro alguno de golpes, no entendí por un momento porque no estaban, luego caí en cuenta que Liam me había curado, de Gaius haberlo visto estoy segura que ninguna hubiera sobrevivido el día de hoy.

—Ustedes.—Gaius dió varios pasos adelantes, las chicas retrocedieron chocando con las paredes de ladrillos—Le tocan un solo cabello a Rose, y lo lamentaran de por vida.

—Todo lo que ellas han dicho es cierto—habló Callum con voz ronca—Esto no es algo que ellas decidieron, ni que nosotros decidimos, nuestra diosa las eligió para nosotros.

—Ni siquiera debería explicarselos—Callum desvió la mirada hacia María—Ya que no solo la emperatriz resultó herida si no mi mujer.

—¿Saben por qué están con vida?—preguntó la delta del Alpha aquella la cual antes me había asustado con su juego, tanto a mi como a María—Por ella, su vida se la deben a la Luna.

Las chicas me observaron aterradas.

—Agradezcan que mi mujer tiene un corazón bondadoso, porque de ser por mi, serían las comidas de mis lobos—Gaius esbozo una sonrisa que no era para nada hermoso, me abrazo por los hombros—Mañana todas de ahora en adelante van a adorar a Rose.

—¿Entendido?

—Si—susurraron bajito.

—Pueden ir-...

—¡María!—chillo asombrada al verla correr hacia la pelirroja, y propinarla una bofetada que resono por toda la habitación.

—Jamas vuelvas a abofetearla—le dió otra cachetada, Callum tuvo que separarla de la otra, María la miro con rabia—Ella me tiene a mi para defenderla, el Alpha no te puede tocar pero yo si.

Me cubro el rostro con la mano, escucho algunas carcajadas incluyendo la de Gaius y Callum, María se queja con su lobo, por el contrario Gaius me lleva hacia sus aposentos, miro de reojo a Evae y Lucía que me miran perplejas, las miro con un gesto de disculpa ya que no podía evitar esto, María tenía razón tarde o temprano tendría que pasar y aún debo enfrentarme al problema más grande, Los habitantes de Slora, cuando se enteren querrán mi cabeza.

—Hueles al mocoso—el arrugó la nariz con molestia, levanté la vista mirándolo por un segundo, sus ojos se desviaron para mirarme—¿Te pasa algo?

Niego con la cabeza, en cambio desvio la mirada—Nadie está contento con esto...

—Nunca nadie lo estara Rose—dijo con esa voz que me transmite seguridad—Los humanos jamás estarán conforme, aún cuando no hubieras tenido un prometido te matarían sin remordimiento.

—¿Y mis padres?

Respiro profundo—No lo sé, la única vez que los vi fue aquel día que te hice escoger entre ellos o tú.

—Las chicas me dijeron muchas cosas horribles—me desahogo con la voz entrecortada—sus palabras resuenan en mi cabeza constantemente, y aún así...

—¿Qué?

Se detuvo al inicio de una escalera, me aleje un poco de el frotando mis brazos.

—Aún así no puedo alejarme de ti Gaius—balbucee en un hilo de voz que si hubiese sido humano no me escucharía, baje la cabeza por unos ligeros segundos cerrando los ojos—Tengo mucho miedo de lo que está por venir, ellas me odian. mis dos amigas dudan de mí y mi consuelo es María, sin embargo...

—¿Qué pasaría si mis padres me rechazan? ¿Me repudian?

—Rose este mundo no te merece—su aroma me envolvió lentamente, mientras sus brazos envuelve mi cuerpo, su barbilla me hace cosquillas—Aún después de todo lo que te dijeron, las perdonas y ni siquiera hay rastro de enojo en tu palabra.

—¿Eso es malo?—pregunto con curiosidad.

—Para tu amiga si—contestó—Para el mundo no. no obstante eso no es bueno ¿Sabes por qué?



#247 en Fantasía
#1197 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, dolor decepcion

Editado: 28.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.