ROSE
••••••••••••★•••••••••••★•••••••••★•••••••••★••••••••••★••••••
Mi rostro se sonrojo al verlo con una mirada bastante significativa mientras me pregunta directamente sobre el nudo, del cual no tarda en explicarme.
El mira hacia el cielo con añoranza dónde la luna poco a poco sube a lo alto del cielo, escucho leves aullidos que no conozco.
—¿Estás lista para soportar mi nudo Rose?—no contesto su pregunta, trago saliva cubriendo mi rostro—Se que lo estarás, no por nada la diosa Luna te escogió para mi.
—¿Jerome?
—El quiere hacer esto tanto como yo—contestó esbozando una sonrisa lobuna—Ya es hora Rose.
Se acerca a mi.
Su mano acaricia mi rostro, sus ojos oscurecidos me miran fijamente, la yema de su dedo acaricia lentamente mis labios mientras que traga saliva, mi cuerpo reacciona viéndome en la necesidad de que el hombre frente a mi toque mi cuerpo.
La luna está en su máximo nivel, eso fue lo que salió de sus labios al mirar hacia el cielo oscuro iluminado por la luz de luna.
—No tengas miedo Rose, seré suave contigo—su mano aprisionó mi cuerpo mientras su frente rozo la mía sin apartar aquellos ojos esmeraldas de los míos—Confia en mi...
Asiento con los labios apretados, cierro los ojos cuando su mano desata el cinturón de mi vestido y mi prenda es apartada quedando en un fino camisón blanco, me veo sorprendida al no sentirlo, abro los ojos y justo lo veo mirar fijamente mi cuello relamiendo sus labios.
—Gaius...
Sus ojos se desvían recorriendo mi cuerpo, mis mejillas se ruborizan no hago nada para apartarlo, sus ojos chocan con los míos, luego su labio se une en un beso delicado que poco a poco cambia, ya no siento control de mi cuerpo y solo escucho su susurros aquellos que me hacen dejarme llevarme, mi mano se enrolla en su cuello mientras mis piernas son separadas, lo abrazo por la espalda, miro la luna con los ojos cristalizados, sus gruñidos y voz ronca se unen con los leves gemidos que salen de mi labio.
La luna brilla en su máximo esplendor como una hermosa perla o el más vistoso diamante valorado a los ojos de los humanos, una lágrima descienden por mi mejilla cuando siento sus colmillos rozar mi cuello, su mano acaricia mi cintura desnuda y su aliento choca cerca de mi oreja.
Cierro los ojos el dolor invade mi cuerpo cómo si el fuego de algo abrasador me consumiera, más lágrimas que no puedo definir si es llanto o placer sale de mis ojos hasta sentirlos en mi labio, finalmente con el último gruñido de Gaius siento sueño y una sensación de protección que me hace aferrarme a Gaius, el cansancio poco a poco me llevaría al mundo de los sueños así que no dude en susurrar las palabras que tanto deseaba soltar desde que su cuerpo se unió al mío.
—Te amo...
•••••••••★••••••••••★••••••••••★•••••••••★•••••••••★••••••••••
GAIUS.
Miro su expresión mostrando una tranquila paz, ningún rastro de dolor en su mirada, lleva una pequeña sonrisa en sus labios, tomo su cuerpo desnudo y lo cargo contra mi pecho para luego acomodarla en medio del nido, beso su frente sudoroso esbozando una sonrisa.
—Buena chica.
Cubro su cuerpo con mi manto de pelaje abrigado, su cabeza se mueve permitiendome ver su cuello con orgullo, algunas gotas de sangre salen de la marca que hay en ella, y pronto me fijo en las marcas que se esparcen por su cuerpo.
Puedo sentir la conexión que ahora nos une a ambos, el olor de ella se intensifica y mi aroma queda impregnado en el suyo como un aura dispuesto a rodearla, tomo su mano derecha entre mis manos, miro su dedo anular durante unos segundos antes de colocar el anillo en su dedo.
Le queda perfecto a mi Luna.
De color plateado y con un diamante incrustados a su alrededor un anillo hecho por un antiguo artesano del imperio que fue destruido, al verlo supe que se vería hermoso en su mano y no me equivoqué.
Quiero salir y estar con mi mujer.
Jerome se removió pidiendo estar con Rose en nuestra verdadera naturaleza del cual no me negué, sentí como toda mi forma humana cambio para convertirse en un lobo enorme, mis patas pisaron el suelo alfombrado para que mi hembra no se lastime con nada ahora que ya ha sido anudada y finalmente llevará nuestro cachorros en su vientre.
Me acerco a ella Jerome lame su rostro luego su cuello babeandolo para impregnar más su aroma en ella.
—Mi pequeña humana, mi hembra mía, finalmente mía.
—Nuestra—pensé mirándola queriendo adorarla tanto como mi lobo.
—Gracias a mi es tuya, al principio no la querías y ahora aquí está, en nuestro nido con nuestra marca y oficialmente nuestra esposa a los ojos de la diosa Selene.
Me quedo callado pensando, Jerome se mueve caminando hacia la entrada del bosque donde la luna se puede apreciar, mueve su pata izquierda golpeando dos veces el suelo apedreado para finalmente sentarse y aullar con fuerza hacia la luna, el sonido alerta a los pájaros nocturnos que salen volando, la luna brilla con más fuerza, mis orejas se mueven cuando escucho varios aullidos de regreso, aullidos de lobos comunes y mi manada, mi beta, mi delta y todos aquellos que pertenecen a Slora.
Finalmente el Alpha pura sangre está con su Luna, la Luna de este imperio y del corazones de los lobos.
No hay vuelta atrás, no para nosotros dos, unidos por el destinó y finalmente juntos.
La calidez de Rose me cegó y poco a poco su sonrisa y su voz se colaron en un mar de sentimientos que creí estarían apagados, pero nunca para ella. finalmente estaré junto a ella esperando no haber cometido una equivocacion.
Me acerco a Rose, la beso con mi nariz y luego si vientre dónde deposite mi semilla.
Ya está hecho, no puedo apartarla de mi lado.
Jerome no para de ronronear como si fuera un gato lo cual es vergonzoso para mí si estuviera presente delante de mi manada, sin embargo ahora estoy con Rose, por lo cual Jerome no se molesta en frotarse contra ella y mantenerla calientita, me encargo de protegerla alerta ante cualquier ruido que haya cerca de nuestro nido, estar en vigía para ella valdrá la pena.