ROSE
Recuerdo que el ambiente era igual de tenso que este día, donde los gritos de los pueblerinos se alzaban en medio del palacio haciendo sonidos con rastrillos espadas o algún instrumento que le sirva para atacar.
Cuando pensé que mi día sería pacífico una vez más no fue así, me aferro al lomo de Gaius lo puedo escuchar hablar con Callum el miedo amenaza en consumirme por completo, seguramente mis padres estén ahí con ellos, con esas personas dispuestas a luchar y recuperar lo que es suyo sin saber que nunca se le fue arrebatado.
Ahora tengo miedo porque ya no es a Maison a quien voy a perder, ahora temo perder a mis padres a las personas que me criaron y mi adorado hermano.
Jerome se detuvo en medio del jardín, los gritos de las personas se pueden escuchar desde esta distancia, mi lobo gruñe yo de inmediato me bajo apresuradamente mientras que Callum y María se acercan a nosotros luego de salir por la puerta del frente.
María nos observa tan solo unos segundos para luego correr hacia mi, toma mi mano.
LLevatela y resguardala en su habitación.
Miro hacia el Alpha, el cual se dirige a Callum y finalmente le avisa a María, intento poner fuerza.
—¿Jerome?
Una sensación de incomodidad, como si no quisiera separarme de su lado, quiero poner resistencia a mi amiga por primera vez la cual me observa comprensible.
Jerome no tarda en acercarse a mi, coloca su frente lobuna contra la mía y me da un beso con su nariz.
Tus padres estarán bien Rose, y yo lo estaré volveré contigo pronto ¿De acuerdo?
Afirmo con la cabeza, María toma mi mano nuevamente y está vez no opongo resistencia, volteo la mirada para ver a Jerome y Callum a la distancia, entro por la puerta y pronto subo las escaleras, las voces se hacen más fuertes, el sonido de fuerte tambores resonando acompañan el eco de los slorianos.
—¿Las chicas?—pregunto sin dejar de correr por los pasillos, los lobos que encontramos olfatean el aire luego me miran antes de inclinar su cabeza.
—Estan en una habitación contigua a la nuestra—Contestó sin dejar de arrastrarme—No se que paso Rose, todo estaba bien. Claire y yo estábamos cantando una canción de cuna para Alan y Sirius.
«Callum y Ekan el vínculo de Claire nos acompañaba a ambas, mientras estábamos en tu habitación un sonido de tambor muy fuerte resonó y luego comenzaron a gritar lanzando cosas hacia este lugar y rompiendo cristales asustandome, despertando a mis hermanos. Ellos no reaccionaban asi antes pero ahora son más agresivos desde que comenzó está rebelión no han dejado de gritar injurias a todas nosotras, es como si supieran que nosotros somos parejas de los lobos.
—Luna—un hombre lobo se acercó a nosotros inclinandose como respeto—El Alpha me pidió que la escoltara.
—Esta bien gracias—sonreí dulce, el hombre me observo unos segundos, antes de seguir nuestro camino—¿Y el pequeño Liam?
—Esta con el Alpha ahora mismo Luna.
—María ¿Cómo están tus hermanitos?—pregunte preocupada.
—Esta mejor, no se escucha tantos ruidos cuando subimos al tercer nivel.
—Si me permite informar Luna—Ambas lo miramos—El brujo Liam coloco una barrera alrededor del palacio.
Asiento en silencio, no tardó en llegar al tercer piso atravesamos pasillos y personas hasta llegar a la dichosa habitación, apenas abrimos la puerta pequeños gritos femeninos llaman nuestra atención.
Hay están todas las chicas acurrucadas y asustadas, suelto un suspiro de alivio que no sabía que tenía retenido, las chicas se acerca a nosotras apenas no ve, pronto soy abrazada por dos pequeños cuerpos.
—Rose, gracias a los dioses estás bien—Suspiró una de ellas, Johanne se acerca a nosotras.
—¿Ustedes cómo se encuentran?
—Por los dioses, son molestos, no puedo creer que no piensen que aún somos sus hijas o sobrinas, no entienden de razones desde hace varias horas no hacen más que gritar y lanzar comida podrida.
—Sin contar que no han dejado de gritar tu nombre sin parar—¿Qué?
—Eso es cierto, Rose vienen a por ti—Claire se acercó tomando mis manos—Ellos están enterados de que estás con un lobo.
Mis manos tiemblan, mi cuerpo se estremece empezando a sudar frío, todo mi cuerpo se enfría y siento un leve malestar que me aterra, mis padres, todos ellos lo saben. Ahora saben lo que alguna vez pensé decir. Estoy asustada, el recuerdo de aquel sueño constante que invade mi mente está allí una y otra vez y mi final es triste.
—No sé quién le dijo—María me abrazo entendiendo mi sentimiento—Pero no dejaré que nadie te toque Rose.
Yo no sé que pensar lo hecho ya está, puedo pensar en el rechazo de mi familia, en el rechazo de mi padre y la decepción de mi madre, me siento en un sillón y cubro mi rostro con mis manos, ahora el dolor cubre mi mente y mi alma. Alguien le dijo a ellos a quien amo ahora, me tacharan de adultera, no entenderán que nunca estuve destinada a Maison, me tacharan de promiscua, tampoco entenderán que estoy con el hombre correcto.
—Luna—Limpio mis lágrimas, acaricio mi pecho aterrada por los pensamientos que se remolinan en mi mente.
—Dime.
—¿Quiere que llame al Alpha?—miro al hombre lobo el cual luce preocupado por mi y mi apariencia.
Niego con la cabeza—Puedes vigilar la puerta afuera—señaló con mis manos y una mirada suplicante.
Hace una reverencia y asiente marchandose, luego de ello vuelvo a intentar mantenerme serena, no puedo preocupar al Alpha Gaius, se que ahora puede sentir todo lo que siento, tampoco debo asustar a los hermanos de María.
Miro a las chicas, cada una de ella asustadas por sus padres, su familia, los lobos está vez no están dispuestos a negociar e irán a atacarlos.
Las chicas comienzan a hablar una entre una, preocupadas, pronto las voces de todas se alzan en la habitación casi en un grito, Alan y Sirius se aferran al vestido de su hermana, María intenta calmarlas, pero el miedo pudo más en todas ellas que en su raciocinio.