ROSE
El silencio se cernió sobre todos durante un largo rato, antes de volver a hablar, nadie lo hacía tal vez era por el poder que como Luna se me fue conferido.
—Estas tierras, este imperio, le pertenecen a los lobos, aquellos que desconocemos. ¡Del cual temblamos de miedo! Son sus tierras, su lugar de origen y nosotros estamos atados a ellos—explico mirándolos—nadie le arrebato nada a nadie, nadie conquistó las tierra de nadie, la culpa de no conocer a ellos, son de los ancianos, los antiguos que no pensaron que causarían una catástrofe al no seguir las órdenes del primer lobo que llegó a Slora.
—Yo se que fui prometida a Maison, lo admire y lo ame en su momento, pero mi destino y mi corazón están destinados al emperador, sentí culpa y remordimiento por tener estos sentimientos, sin embargo no los pude evitar, la diosa así lo quiso y así se hará. No fui castigada por seguir el destino que se me impuso al nacer.
«Mi lugar es en sentarme en un trono a lado del emperador, yo Rose Edevane la dulce flor del imperio, aquella que todos vieron crecer y ahora señalan como ramera, yo soy su emperatriz ¡Y deben respetar eso! de lo contrario...¡Perderán la vida, a su familia, y su honor por atacar a mi persona y sobre todo a los mismos dioses! ¡Ustedes deciden!
Extiendo mis manos hacia ellos y lo que sea que los calló a todos, volvió a la normalidad, el silencio se volvió a cernir sobre todo el lugar, ni siquiera los lobos que antes habían atacados a pocos Sloriano se movieron de su lugar, todos llevaron su atención a mi, tanta atención me provocaba querer esconderme y encogerme como bola, habia sido dura ni siquiera sabía que diría palabras tan toscas como esas. Estoy asustada y sorprendida.
—Comprendo el miedo que sienten todos ustedes—María levanto la voz, me miró y yo asentí, se asomo ante los rostro de asombro de verla a mi lado, conociendo el carácter de María.—Yo lo sentí cuando mi destino fue parar en el palacio junto con su majestad el emperador y los demás, viví momentos de angustias y miedo, con la incertidumbre de no ver a mi familia, con el miedo de no saber si saldría viva o no este lugar, vivi con miedo aquí, pero entendí que mo destino está trazado.
«Este es nuestro destino, pueblo de Slora, aunque ustedes no lo crean o lo vean inaceptable, este es el destino de cada uno, Maison se sacrificó por los padres de la emperatriz y muchas vidas se perdieron porque se revelaron contra alguien que no fue su enemigo, la irracionalidad es de ustedes por no pensar con la razón y guiarse por el impulso. ¿Qué consiguieron a costa de eso? Sufrimiento y muerte.
—No cometan el mismo error está vez, no maten a nuestros padres—pidió con voz severa—Sus vidas y la de sus familias están en juego, si atentan contra nuestras vidas, ofenderan a los dioses y nuestras parejas destinadas por los dioses acabarán con ustedes, entonces nosotros no podremos hacer nada porque ustedes mismos han escogido su destino ¿Es eso lo que desean?
—¿Morir?—pregunte terminando por María.—Mis padres no tienen la culpa de nada, ellos son personas como ustedes que no están consciente de la situación, padres que extrañaron a su hija y seguramente piden explicación, pero ustedes, entraron a nuestro hogar agarraron a mi madre y la postraron frente a mi cómo una prisionera a punto de ser condenada. ¿Debería yo mostrar misericordia, si mi Alpha acaba con ustedes?
Mi voz tembló al final, ni siquiera quería matarlos, no quería hacerle daño a nadie, pero podía sentir la furia de mi Alpha, una que prometía hacer un caos si yo no calmaba a mi pueblo como debía ser, María también lo podía sentir, debíamos hacer que las personas nos escucharán y la única forma en la que lo harían, sería nombrando a nuestros dioses.
Sin embargo comencé a temer cuando escuché los murmullos.
—¡Aquellos que están conmigo, que aceptan aquello que no entienden formen una fila!—Y lo hicieron la mayoría no tardó en hacerme caso. Sin embargo habían varios que vieron todo aquello como malo y no tardaron en escupir blasmefias.
—¡Papá!—grite cuando me percate que uno de ellos estaban dispuestos a matarlos, mis padres atados de manos y pies no podrían defenderse.
—¡Son los padres de esa mujer blasfema! ¡Matenlos!—gritó uno de ellos con algo en la mano.
—¡Padre! ¡Mamá!—grité con dolor, María me sostuvo gritando con la misma intensidad que yo—¡No los toquen!
Aquellos hombres que estaban a puntos de atacarlos quedaron congelados en su lugar, mire a mis padres con ojos llorosos, ellos no se podían mover.
—¡Es una bruja!—gritó uno de ellos.
Sin embargo tan pronto como exclamó aquello, su cabeza fue separado de su cuerpo, muchos gritaron horrorizados, mis palabras no eran vacías, un enorme lobo oscuro como la misma noche lleva en su boca la cabeza de aquel hombre, varios lobos no dudaron en atacar a aquellos que se atrevieron a atacar a mis padres y sobretodo los que no creían en mis palabras.
Muchos gritos, mis padres también se horrorizaron al verlos devorar a los otros como si no fueran nada, logré ver a Callum haciendo un baño de sangre en medio de todos los demás Sloriano que quedaron.
—Jerome—susurre mirando fijamente al lobo negro con su pelaje cubierto de sangre, sus ojos amarillos se fijaron en los míos tan pronto como levanto su cabeza.
Mi pequeña humana, es tan valiente.
Tengo miedo.
Dije la verdad que siento en estos momentos, mirando a mi lobo, solo quiero abrazarlo y volver a un lugar donde no nos molesten, donde haya paz, pero eso sería imposible ¿No?
Yo te protegeré.
Jerome se alejo de ellos corriendo hacia no se dónde, observé la sangre correr por el piso desde este lugar se puede apreciar.
María tomo mi mano con fuerza, la mire y luego volví a mirarlo a ellos—Ustedes que han elegido el camino de la vida. son libres para ir de un lugar a otro, como fue antes de que el emperador viniera a reclamar su trono.