★Rose Edevane★
—Mis sentimientos por ti eran verdaderos en su momento, mi cariño hacia ti era muy fuerte aún lo es a pesar de que ya no estés con nosotros, fue difícil soltarte y fue difícil superar la pérdida de que no estés aquí, una parte de mi dice que estás bien donde quieras que estés, otro anhela tener a ese viejo acompañante que me solia cuidar por las noches.
Dejo las flores frente a un hermoso árbol, me siento en el suelo siendo solo Maison y yo, sin más nadie a nuestro alrededor.
—Entonces me pregunto ¿Podrías aceptar la relación entre Gaius y yo?—cuestiono acariciando el árbol frente a mi, no hay tumbas y el único recordatorio para no olvidar a mi querido prometido es este árbol, cierro los ojos—Tarde un tiempo en aceptar lo que parecía estar bien y estaba mal, y lo que parecía estar mal era lo correcto.
Dividirme entre el cariño de Maison o el amor ferviente de Gaius, la sensación de opresión por sentir que hacía algo mal y la sensación de éxtasis cuando anhelaba desde lo profundo de mi corazón a Gaius más allá que un simple tirano que nos encerró a todos.
—Deberia pedirte perdón, pero no me siento culpable entonces ¿Podrías perdonarme una vez más?—Puedo recordar el sueño que tuve con el y el privilegio de soñar con la diosa, aunque ambos habían dicho que estaba bien, que era el camino a seguir. Eso no alivio el remordimiento que sentía por perder a un amigo y sobretodo por no darle mi amor.
Una leve brisa fresca golpea mi rostro y el frío que siento en mis mejillas me recuerda el hecho de que por mucho que intentase no llorar, era imposible cada vez que venía a visitarlo sin la presencia de nadie, cuando llego y veo este frondoso árbol imponente los recuerdos del pasado llegan hasta mi como una tortura sin fin. Evocando los sentimientos más crueles y lamentables, mi llanto y mí dolor por la pérdida y la negación aún sigue latente, no con la misma intensidad pero sin disminuir, porque verlo morir de la peor forma solo resultó ser una pesadilla para mi.
—Tus padres me odian—le cuento entre lágrimas, veo todo borroso pero hago caso omiso a mi entorno y sigo sumergida en todo lo sucedido.
Luego de la restauración del equilibrio entre lobos y humanos, las chicas que estaban en el palacio fueron liberadas sanas y salvas, la multitud le costó aceptar un emperador como Gaius pero no tenían más remedio que aceptarlo y al ver a sus hijas bien cuidadas sin ningún signo de maltrato. Alimentó su decisión de quedarse y aceptar al niego emperador, sin embargo como hay noticias buenas también existen noticias malas y para aquellos que perdieron a un ser querido, albergaron odio en sus corazones que cualquiera podía entender.
Incluyendo entre ellos, los padres de Maison. Cuando los vi en medio de la plaza cuatro meses después de todo lo ocurrido, recibí un golpe al corazón. El odio puro brillando en las facciones tiernas y gentiles de la que alguna vez debía ser mi suegra, y para cuando no reaccione, ella se había abalanzado a mí gritando palabras de odio, que hizo que mi madre saliera a defenderme pero eso no me salvó del escrutinio de muchos y del dolor de ver en lo que se habían convertido.
Era cierto, yo era una ramera a sus ojos, yo mate a su hijo y elegí a un lobo por encima de el, eso gritaban sus ojos y no había necesidad de expresarlo con las palabras, pero...yo también sufro, yo también llore, yo también me negué a la pérdida e inclusive quise morir para acompañarle sabiendo que no era lo correcto sin embargo no podía decir nada ante ellos porque para ellos yo no era nada y mis sentimientos por Maison eran falsos.
Ese día me sumergi en una profunda depresión, escuxhando constantemente los gritos de la madre de Maison, en ocasiones mis pesadillas se basaban en ella ahorcandome, gritando asesina en mi mente, en otras era el padre de Maison pateando o quemando vivo mi cuerpo a los ojos de mis padres. Y en otra era el devolviendo tan afamado "ojo por ojo" soñando con Liam siendo apedreado hasta la muerte y olvidado que es un brujo capaz de defenderse.
Cada que me despertaba estaba Gaius abrazándome mientras las lágrimas caían sin control en mi rostro y repetía constantemente que yo no era una asesina, no lo mate, yo también sufrí.
Fue en ese momento que Gaius tomo acción y me prohibió interactuar con la familia de Maison, no importa yo ni siquiera tenía el valor de aparecer en frente más que aquella vez que rogué perdón de rodillas por no cuidarlo.
—Quisiera que el odio en sus corazones desaparecieran, pero ¿Quien soy yo para exigir eso?—le pregunto, apretando mis manos—Desearia que estuvieras vivo para que ellos no sufrieran.
Pero no existe algo que te permita volver a la vida en este mundo.
—A pesar de todo, los estoy cuidando por ti—digo con voz quebrada—No los voy a dejar sola, hice una promesa contigo y lo cumplire.
Al menos está promesa, rompí una pero no voy a desamparar a la familia de Maison, la que alguna vez fue cálida conmigo, hasta el día de muerte.
Me levanto del suelo, echando un pequeño balde con agua al árbol. limpio los rastros de hierba mala y dejo el lugar tan fresco y bien cuidado como siempre, renuevo las hojas secas y los llevo a otro lado para quemarlos.
—¿Padre no te ha dicho que no estés haciendo fuerza?—me río escuchando la voz de reproche del chico—Madre.
—No estoy haciendo mucho fuerza solo levanto un cubo de agua, tu padre exagera—señalo cruzada de brazos para observarlo—No soy frágil, soy humana.
—Humana embarazada y papá es un lobo, sabes cómo se ponen los lobos—dijo colocando sus ojos en blanco—me alegra no ser uno.
—Que Gaius no te escuche—comento pasándole el cubo de agua—Aunque no seas uno, eres igual de exagerado que el, antes no eras asi.
Camina conmigo de regreso a un pozo—Y antes no eras tan contestona, sobretodo que eras mucho más tímida y parecías un ciervo que debían cuidar.