En los brazos del enemigo

Capítulo 17

Unos días después del funeral, voy a visitar a mis padres pues siento que ha llegado el momento de poner en marcha el plan de Dominic. Si él quiere hacerse cargo de enmendar las fallas de su padre, me parece prudente que se lo permitamos. Por desgracia, solo mi hermano parece pensar que es una buena idea que Dominic sea quien se encargue de la manutención de mi tía Griselda y de su hijo. Mis padres reaccionan horrorizados, como si les hubiera sugerido algo funesto.

—De ninguna manera, no voy a permitir que ningún sucio Godard le haga más daño a mi hermana —dice mi padre, indignado.

—Ese “sucio” Godard es mi esposo y no es nada como el resto de su familia. Sin Ray, Dominic es ahora la cabeza de los Godard y quiere subsanar los errores que su padre tuvo en el pasado. Sus intenciones son buenas y, si te dieras la oportunidad de conocerlo, sabrías que es una gran persona —le digo, irritada.

—Al menos habla bien de él que quiera hacerse cargo. Es mucho más de lo que su padre nunca hizo... que en paz descanse —interviene mi hermano.

—Nadie pidió tu opinión, Frederic. Yo aún mando aquí y no quiero a ningún Godard cerca de mi sobrino y de mi hermana —responde mi padre.

—Tal vez sus intenciones son buenas, pero sería demasiado doloroso para Griselda... trata de pensarlo desde su perspectiva, Ava, para ella será remover el pasado —dice mi madre.

Me cruzo de brazos, decepcionada por su respuesta.

—Marcel merece saber de dónde viene, conocer a su hermano mayor —argumento.

—¡No pienso seguir escuchando necedades!

Mi padre se pone de pie y sale a zancadas de la sala. Mi madre se levanta para salir tras él.

Suspiro desanimada, creí que lo tomarían mejor. Frederic estira su mano y aprieta la mía con cariño.

—Intentaré hablar con ellos. Dales unos días —me dice guiñándome un ojo con complicidad.

 

Regreso a la mansión Godard sintiendo que fracasé en mi misión. Para mi sorpresa, no encuentro a mi esposo en casa.

—Salió a caminar hace un par de horas y aún no ha vuelto —me explica Myr.

Creo que sé donde puedo encontrarlo, así que emprendo la marcha hacia allá. Como sospechaba, Dominic se encuentra debajo del árbol donde construyó su fallida casita.

—Pensé que pasarías el resto de la tarde con tu familia —observa al ver que me acerco.

—Yo también, pero preferí volver a casa a estar contigo —le explico mientras tomo asiento a su lado sobre el pasto.

—¿No se tomaron bien mi intención?

Esbozo una sonrisa en un intento por no revelarle qué sucedió exactamente.

—Necesitan unos días para pensarlo —le explico.

—Ya veo...

—¿Qué haces aquí? —lo cuestiono al tiempo que lo tomo del brazo. Me encanta sentir la solidez de sus bíceps debajo de la tela de su vestimenta.

—Celeste y mi madre estaban especialmente irritantes el día de hoy. Preferí salir a tomar aire fresco que seguir escuchándolas.

Quiero preguntar si esa actitud irritante tiene algo que ver conmigo, si ellas le han sugerido en secreto que yo soy la que envenenó a Ray. Pero opto por no ensombrecer mi ya decaído humor con las tonterías de su familia, así que mejor cambio el tema.

—El día que quieras partir de aquí solo tienes que decirlo. Yo iré a donde tú vayas —comento con una sonrisa cariñosa.

—Nada me gustaría más que irnos de esta casa, pero me temo que aún no he resulto los asuntos pendientes.

—Mis padres accederán pronto, ya verás —digo más para convencerme a mí que a él.

—Sí, pero también está la otra niña —me recuerda—. Un viejo amigo de mi padre me dio a conocer la última ubicación conocida de esa mujer y su hija, está a solo un día de distancia de aquí. Quiero ir a buscarlas, encargarme de que tengan todo lo que necesiten también. Pienso ir mañana mismo, entre más pronto resuelva esto más tranquilo me sentiré.

—¿Quieres que vaya contigo?

—No, será más rápido si voy solo a caballo, el carruaje tardará más tiempo en llegar. No estaré mucho tiempo fuera, saldré mañana de madrugada y espero regresar al día siguiente por la tarde —me explica.

Me inclino hacia él para plantar un dulce beso en sus labios.

—Entonces apresúrate para que ya regreses —le digo con una sonrisa cargada de ternura.

 

Justo como lo dijo, Dominic parte de madrugada para buscar a su media hermana. De corazón espero que la encuentre y que pueda hacer algo por remediar la irresponsabilidad de su padre. A Ágata y a Celeste solo les dice que va a encargarse de unos asuntos de negocios pues no quiere tocar el tema con ellas aún. Yo me quedo en nuestra habitación hasta una hora que considero prudente y entonces parto para casa de mis padres, considerando que es preferible estar allá que pasar el día sola con mi cuñada y  mi suegra de pesadilla. Por desgracia, mi padre sigue de pésimo humor por la plática que tuvimos ayer, lo cual me hace sentir extremadamente incómoda. Mi madre intenta mantener el ambiente neutral, aunque puedo adivinar que tampoco se siente del todo contenta conmigo. No los entiendo, deberían alegrarse de que encontré la felicidad con mi esposo y de que confío en su palabra, ¿en verdad esperaban que odiara a Dominic por el resto de mi vida?




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