En mis sueños

Estás en mi vida

—¿Cuánto tiempo tendrás que permanecer en Francia? —preguntó mi padre mientras terminaba de colocar los platos sobre la mesa.

—Aún no lo sé —respondí de forma distraída.

—Una vez que los temas para el disco estén grabados, podrá tomar un descanso —respondió Liam.

—Aún me cuesta trabajo creer que vayas a convertirte en cantante también —dijo Reira.

—Yo tampoco me lo creo —dije sonriendo.

—¿Eso quiere decir que puede volver con nosotros? —preguntó Yori.

—Depende de cuántos días piensen quedarse —respondió Liam.

—Yoko y yo queremos registrar nuestro matrimonio, así que estaremos una o dos semanas.

—Siendo así, Fleur podría volver con ustedes, pero la necesitaré dentro de dos meses para que comience la promoción del CD —aclaró y, sin más preámbulos, comenzamos a comer.

—André ha cambiado mucho, ¿no crees, Fleur?

—No lo sé, papá. Sabes que no es de mi agrado —siseé. Mi padre se asombró por el rencor que destilaron mis palabras.

—No te molestes. Te llevó flores, pensé que quizá estaban comenzando a llevarse mejor —dijo intentando sonar despreocupado.

 

Caí en cuentas. Había sido demasiado agresiva con mi respuesta, así que relajé un poco mi tono antes de volver a abrir la boca.

 

—Jamás podría llevarme mejor con alguien como él —mascullé. «Sí, bueno, al menos lo intenté», pensé para mis adentros. Mi padre volvió a sorprenderse por la hostilidad en mis palabras, me miró con curiosidad, pero decidió no preguntar nada más.

—Por cierto, Yori, ¿cómo va tu carrera? Siempre he querido saber cómo fue que decidiste convertirte en cantante. Fleur dice que posees una voz privilegiada —dijo Liam.

 

Le propiné una patada por debajo de la mesa para que se enterara de mi descontento por su comentario. Este hizo una mueca de dolor, pero no pareció hacerlo cambiar de opinión en lo más mínimo, así que Yori tuvo que responder.

 

—Es una historia graciosa —respondió Yori—. ¿Quieres saberla? —Su pregunta no estaba dirigida a Liam, sino a mí.

—Claro, cuéntala —respondí.

—Acompañé a mi abuela en un viaje de negocios a Estados Unidos. Allí conocí a una chica que se metió en aprietos por tener la cabeza demasiado dura. Nos hicimos amigos, por cuestión del destino ella también iría a Japón, así que intercambiamos nuestros números telefónicos. Cuando llegó a Tokio salimos un par de veces y me percaté de lo especial que era, digamos que encontré a la chica de mis sueños.

»No tuve el valor de decirle lo que sentía, así que escribí una canción para ella. Cuando quise entregarle la cinta, ya no pude encontrarla. Había tenido que viajar al extranjero. Decepcionado, tiré la cinta a la basura y, por azares del destino, un productor la recogió.

»Unos días después me contactó y me ofreció firmar un contrato. Creí que al convertirme en cantante ella escucharía mi voz y aquella canción, y de esa forma se enteraría sobre mis sentimientos. —Me quedé helada por la historia. El incidente de la araña vino a mi memoria. Yori me había reconocido desde ese día.

—Así que también compones. ¡Cielos! Ustedes dos sí que son todo un talento musical —susurró.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Reira.

—La canción que Fleur presentó hoy fue escrita, compuesta y arreglada por ella. La terminó en solo unos días. —La mirada de todos se dirigió a mi rostro. Sonreí nerviosamente deseando no ser el centro de atención.

—Los arreglos son muy buenos, la forma en que mezclaste el violín y la guitarra eléctrica la hacen única —opinó Yori.

—Lo sé, también los cambios y los arreglos corales. Debieron ver el rostro de los inversionistas de la discográfica cuando la presentó en vivo.

—¡Silencio! Me estás avergonzando —dije a Liam.

—Ustedes dos son muy parecidos —dijo mientras nos señalaba a Yori y a mí con su tenedor. Lo cual me pareció un tanto grosero, pero no dije nada, no quería captar aún más su atención.




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