En el lugar mas oculto del Pais del sol naciente, se encontraba escondido por las montañas y después de cruzar la colina de la vida, como me gusta llamarle, un pueblo cuya vista desde la sima de ésa colina, con luz de dia, nos mostraba un lugar de cuarenta casas incluiyendo una capilla, una comisaría y una escuela, que eran pequeños y simples. Las casas eran de estilo tradicional japonés, y los tejados eran de un color verde oscuro haciendolas desapercibidas a simple vista desde el cielo. En las noches, mas en las qué la luna y las estrellas estaban ausentes en el firmamento, el pueblo aun podía verse tenuemente iluminado por lámparas de luz eléctrica qué estaban distribuidas en dos filas, una en cada lado de las pocas calles qué había, conectadas a cables por los qué se distribuía electricidad la cual era brindada por molinos de viento, los cuales estaban distribuidos en los alrededores del pueblo, dónde los movían fuertes y constantes vientos. Todiooo era muy bello, calmado y tranquilo; nunca pasaba nada qué hiciese salir a sus habitantes de su rutina de granjeros y pescadores, y esa era una de las razones por las cuales bien podría ser el pueblo mas desconocido de todo Japón, pero ésa fatídica noche, se percibía todo menos calma y tranquilidad.