Max Cariño, tienes que escucharme con atención...
—Mami, no puedes dejarme.
Decía él entre sollozos.
—Max, mírame a los ojos.—El pequeño de ojos negros, levanto la vista de sus zapatos y miro a su madre como ella se lo había pedido—. No puedo estar más contigo, pero debes prometerme que serás fuerte.
Max la miro con lágrimas en los ojos, pero trato de aparentar fortaleza delante de su madre en cama, que padecía una enfermedad rara y se la estaba llevando de su lado. Aparentaba la suficiente fortaleza que un niño de siete años puede mostrar.
—Eres especial...—Max ve como es interrupida por una tos que no la deja proseguir, a la ves que ella se coloca el oxígeno para poder respirar, y unos segundos después continúa—. ¿Lo sabes?
Ella estiende su mano y Max se acerca más a la camilla del hospital donde su madre había estado ya por lo menos desde hace un mes y la tomó.
—Necesito que nunca olvides lo que te voy a contar— ella vuelve a ser interrumpida por la tos.
—Te estás alterando mucho Elena—dijo la voz de alguien que hasta el momento solo observaba—. Es mejor que lo dejes para otro día, cuando estés mejor.
—Nunca voy a mejorar más mamá, y lo sabes—respondió una vez podía hablar con normalidad—. Necesito contarle esto porque sé que no tendré otra oportunidad.
—Bien...—Escuchó él niño que respondía su abuela, en forma de resignación.
Cuando su madre apretó su pequeña mano volvió a prestarle atención solo a ella.
—Eres especial, no solo porque yo lo digo, eres parte de una leyenda antigua, Max—Él ve como ella se detiene para tomar aire—.Tu junto a una niña, fueron elegidos al nacer, y representan tanto la destrucción o la salvación del universo.
Ella se incorpora un poco más con dificultad y toma el colgante, que fue entregado al niño desde su nacimiento, el cual se encontraba en el cuello de Max oculto bajo su camiseta gris de superhéroes.
—Sabrás que ella está serca, cuando esto empiece a brillar—señalo ella con la piedra color ámbar en sus manos.
Editado: 19.07.2021