Me encuentro sentada en una de las sillas de la oficina de mi tío, el cual se encuentra desde hace media hora, tal vez más hablando, de lo feliz que está de que por fin haya decidido aceptar su oferta de trabajo, la cual yo había rechazado, porque no quería parecer que tenía privilegios por ser sobrina de uno de los dueños de TEMPO
— Chiara está muy dolida, porque decidiste no quedarte a vivir con nosotros—hago una mueca y sostengo su mano, Chiara es su esposa y por ende mi tía política, es un amor de persona y es como una segunda madre para mí.
—Tío, no quiero ser una molestia, ya mucho están ustedes haciendo por mí, al darme un empleo como fotógrafa, para una de las mejores revistas y agencia de modelaje del mundo.
—Eso es lo de menos, nunca molestarías y lo sabes, eres nuestra sobrina favorita— río por su comentario último.
Y entre risas le respondo:
—Soy tu única sobrina, es obvio que debo ser tu favorita.
Él se encoge de hombros.
—No está de más siempre recordarlo—. Se queda mirándome por unos segundos y luego agrega: —. Cuando te miro a los ojos, es como si la estuviera viendo a ella, veo su bondad en ti—. Veo como su rostro pierde todo rastro de alegría y tomo su mano y la aprieto más, lo cual hace que pose sus ojos tan idénticos a los míos en mí.
—Sabes que nadie tuvo la culpa de lo que pasó—le digo, con tristeza también mezclada en mi voz.
—Pero me culpo por ello, estarían vivos si no hubieran venido a visitarme aquella vez...
—Papa y mamá, están en un mejor lugar ahora, lo sé, lo siento, y no debes culparte ni mucho menos, las fallas en un avión no son culpa de nadie.
Me limpio una lágrima escurridiza que lentamente desciende por mi mejilla a causa de hacer mención de la muerte de mis padres y le sonrió, para darle a entender que a pesar de todo lo triste, debemos ser fuertes.
—Mi niña, a pesar de todo, en los últimos dos años no cumplí con lo que les prometí a Juliette y a Gabriel sobre protegerte.
—Tío...—. Él hace que haga silencio, y agachó la cabeza porque se hacía dónde se dirigirán sus palabras.
—Me mentiste y prometimos ser honestos, me mentiste cada fin de semana cuando recibías mis llamada y no me decías el infierno que verdaderamente estabas pasando.
—Lo siento, yo no...—hago una pausa, para respirar y encontrar mis palabras. — ¿Cómo te enteras?
—Eso es lo de menos. Tengo noticias de ti automáticamente si eres ingresada a un hospital, o te subes un avión o cualquier acción que hagas que conlleve un registro—.Me quedo sin habla por lo que acabo de escuchar—. De lo único que no me enteré fue de lo que pasaba a puertas cerradas en tu casa— su tono de voz no me permite descifrar con qué emoción dice todo esto, pero su rostro si, el cual pasa con un montón, entre ellas enojo, comprensión y lastima. Y esta última es la que menos me gusta recibir de otra persona.
—Y-yo—tartamudeo al hablar—. No es tan fácil hablar de esto para mí.
—Te entiendo Hailey, pero en algún momento tendrás que hacerlo, tal vez no conmigo, pero si con algún profesional—asiento en respuesta, sé que en algún momento debo hablar con alguien sobre todo el abuso, pero no siento que sea el momento aún—. Él pagará por todo, te lo aseguro.
—No creo que eso pase, no estaré para el juicio y sin mi pierde validez.
—Contrate el mejor abogado de todo Londres, para que eso no pasé.
Estoy segura que mi cara es todo un poema.
—Yo no quiero verle la cara nunca más, solo imaginar estar en la misma habitación que Iban me produce escalofríos, yo no...
—Descuida, no tendrás que hacerlo, me encargaré de todo.
Asiento en respuesta, el estrecha mi mano y luego sigue hablando—. Bien... dejemos de hablar de cosas tristes—hace una pausa y se levanta— venga, vamos a llevarte a que conozcas tus compañeros de trabajo.
Me levanto junto a él, y segundos después estamos fuera de su oficina y caminando por un pasillo bastante amplio en silencio hasta que el decide hablar nuevamente.
—Prométeme que visitarás a Chiara más tarde...
—Es que no me llevo muy bien con Brina, cada que estamos cerca terminamos discutiendo— Brina es su hija, ambas somos muy competitivas y siempre que estamos juntas tratamos de hacer quedar en ridículo a la otra.
— ¿No me digas que por Brina es que decidiste comprar un departamento y no te quedaste con nosotros?
—No exactamente, pero en parte. No quiero incomodar la, ya sabes.
—Nunca he entendido porque si son primas se llevan mal, cuando pequeñas se llevaban bastante bien, todo cambio cuando tus padres decidieron llevarte con ellos a vivir a Londres y...—su atención deja de estar en mí y su hija y arrastró mis ojos hacia el mismo lugar que él, esto no puede ser cierto, me digo—Max, muchacho qué gusto verte.
Él recién nombrado le responde con una sonrisa y se despide de la chica con la que estaba, y se acerca a nosotros.
Está vestido con un traje gris y su cabello, que hasta ahora lo había visto suelto, se encuentra ligeramente recogido dejando caer un poco de el en el lado derecho de su rostro.
Observó cómo mi tío lo abraza fuertemente y él tal Max le corresponde el saludo de forma por demás afectuosa como si tuvieran una gran confianza y se conocieran de muchos años, que realmente no lo dudo.
—Qué bueno que hayas aceptado trabajar con nosotros en el nuevo proyecto de TEMPO, es bueno tenerte de nuevo por aquí hijo.
¿Hijo? ¿Por qué lo llamara hijo?
—Es un placer para mí estar aquí.
Mi tío repara en mí y él también me mira, ya me estoy acostumbrando a ser invisible cuando él llega al mismo lugar que yo.
—Lo siento, los presento. Hailey él es Max, es uno de los modelos que estarán en el proyecto en que participaras, uno de los mejores en la industria—dice mirándome y reparo en que si tiene porte de modelo, toda su esencia te lo da a entender. Murmuró un mucho gusto—. Y Max, ella es Hailey mi sobrina, fue una de las mejores en fotografía y comunicación audiovisual en la universidad, es experta en foto fija, iluminación y cinematográfica. No es porque sea mi sobrina, pero es una de las mejores fotógrafas con las que trabajarás.
Editado: 19.07.2021