Ya han transcurrido dos meses desde que inicié mi nuevo ciclo en la universidad, dos meses durante los cuales continué con mis terapias para controlar mi impulsividad y alejarme de la bebida. Dos meses más de no saber nada de Misa, si de no saber nada de ella, porque, aunque yo dijera que lo nuestro era ya imposible, abrigaba en mi corazón la esperanza de al menos saber algo de ella, pero ello no fue así, desde que se marchó del pueblo, no supe más de ella. En esos dos meses había hecho un nuevo amigo o mejor dicho amiga, Kristhy, la chica que conocí el día que vine a ver mi horario de estudios, la chica que resulto ser mi vecina, si, ella se había convertido en una gran amiga y confidente, ella junto a Dylan trataban siempre de ayudarme a tener la mente distraída, haciendo que yo realice junto a ellos algunas actividades que antes me hubiera negado a realizar como escalar montañas, ir a pistas de patinajes, a esquiar en las montañas; sin embargo desde que Kristhy llego a mi vida era imposible negársele algo, esa chica tenía un poder de convencimiento único, bueno solo había algo en lo que no había podido complacerle el día en que me lo dijo, lo bueno es que ella lo comprendió, aunque cuando se lo comenté a Dylan se la paso reprochándomelo por varios días, según él decía que si había alguien que podría ayudarme a superar lo de Misa era Kristhy, pero yo la verdad no lo sentía así, si bien Kristhy es una chica hermosa, con una personalidad encantadora, ella no despertaba en mí lo que alguna vez Misa despertó, y ello lo tenía claro, aunque no puedo negar que me gustaba platicar con Kristhy, y más en las horas de recesos de las clases, bebiendo algún delicioso café acompañado de algún pastel en el cafetín de nuestra facultad como en este momento.
—Pues me alegra saber que estés recuperándote, como te dije todo depende de la fuerza de voluntad y tú tienes mucha — escuché.
—¡Disculpa! ¿me decías? — pronuncié.
—Valentino, no me prestaste la más mínima atención — respondió fingiendo molestia Kristhy.
—¡Discúlpame! me distraje un poco, pero ¿podrías repetírmelo? — dije.
—Está bien, solo te decía que me alegra saber que estés recuperándote, ello demuestra que tienes mucha fuerza de voluntad — pronunció ella.
—¡Gracias Kristhy¡ por tus palabras, y si bien tengo fuerza de voluntad, el proceso de mi recuperación se lo debo al apoyo que he tenido, de parte de mi familia, de Dylan, de ti — pronuncie tomando las manos de Kristhy sobre la mesa, al tiempo que agregaba — ¡Muchas gracias por siempre estar dispuesta a escucharme y por tus consejos!
—Para que estamos los amigos, para apoyarnos ¿no?, y yo te considero mi amigo y te quiero mucho — respondió Kristhy, con calidez, con aquella calidez que me hacía recordar a Misa.
—Kristhy— dije, soltando sus manos.
—Sí, ya lo sé, sé que aún no estás preparado para volver a amar, tal vez me precipite al decirte mis sentimientos, sin embargo, no me arrepiento de haberlo hecho, pues me siento liberada pues ya los conoces — pronunció Kristhy.
—Kristhy — volví a decir.
—Valentino, ¿al menos dime que has pensado en la propuesta que te hice de ese día? — agregó ella.
—Si lo pensé, lo pensé mucho, y no se me hace justo para ti— respondí.
—¿Por qué?, yo sé perfectamente que no me amas, sin embargo, también sé que podría convertirme en tu nuevo amor si me lo permites — contesto Kristhy con seguridad.
—Y si ello no es así, ¿cómo va a quedar nuestra amistad? — dije con nostalgia.
—No comprendo — respondió Misa.
—Suponiendo que acepté darle una oportunidad al amor contigo y ello no llega a funcionar, ¿cómo va a quedar nuestra amistad? — agregué con nostalgia.
—Seguiría igual, no tendría por qué cambiar — pronunció Kristhy.
—No lo sé, no quiero perderte como amiga, ya lo viví con Bárbara, ella antes de andar conmigo era mi amiga, y una vez que lo nuestro termino se convirtió en mi enemiga — dije.
—Yo no lo creo así, aunque no la he tratado, escuche muchas veces a ella preguntarle a Dylan sobre ti, y si ella hace ello es porque le preocupas, y uno solo se preocupa por la gente que se quiere — contesto Kristhy.
—Pues aún no te tengo una respuesta — dije.
—Bien, seré paciente — pronunció Kristhy, al tiempo que Dylan se acercaba a la mesa.
—¿De qué hablan? — dijo mi buen amigo.
—De que ya es momento de que Valentino le dé una nueva oportunidad al amor — respondió Kristhy.
—Pues no es mala idea ello amigo, además el tener un romance te serviría para poner a prueba si las terapias de seguridad y confianza en tu pareja están dando resultado — decía Dylan.
—Cierto, tómalo como una prueba para ello, si no es conmigo con quieres intentarlo con cualquier otra chica, pero date la oportunidad de volver a sentir amor— agregaba Kristhy.
—Lo pensaré — respondí.
Luego de aquella platica con mis amigos en el cafetín, volvimos a clase, aunque mi mente no estuvo precisamente concentrada en la misma, sino más bien en las palabras de Dylan y Kristhy, ¿En verdad sería bueno al menos intentar tener una relación nuevamente?, de ser así, ¿sería justo usar a Kristhy para ello?, eran las preguntas que me atormentaron no solo durante la clase, sino además durante el trayecto de regreso a mi casa.