Ya había pasado dos días desde que Kristhy y yo terminamos lo nuestro, dos días que no hacía más que pensar en lo que ella me dijo, incluso se lo había comentado a Dylan, quien ya intuía del rompimiento entre los dos y además estaba de acuerdo con el consejo de ella, el de buscar un investigador que me ayude a dar con el paradero de Misa, ya que según mi buen amigo solo así podría cerrar mi ciclo con ella o continuarlo.
Mis padres y hermano no se sorprendieron por el termino de mi relación con Kristhy, era algo que ellos tenían considerado desde que supieron que inicie algo con ella, ya que ellos, aunque no me lo dijeran, al igual que todo aquel de verdad me conocía sabía que a pesar de mis negativas yo seguía amando a Misa, a pesar de ello, estos creían que yo me había resignado a perderla, y así fue hasta que Kristhy me hizo comprender que tal vez no la había perdido como creía, después de todo ella no me dejo por otro, ella se alejó de mí debido a mi actitud, a una actitud que no era en sí mía, pues si yo me mostré con ella impulsivo, agresivo, desconfiado, era porque estaba enfermo, pero ya no era así, ya estaba curado, ya lo estaba, el terapeuta me lo afirmo, y yo, y yo me sentía de verdad sano, sano emocionalmente, pues mi enfermedad no fue física, fue psicológica, emocional, y ello créanme que es peor que una enfermedad física, pues el cerebro domina todo nuestro cuerpo, tanto biológica como emocionalmente.
Ese día tras pensar lo que hable con Kristhy, había tomado una decisión, y la cite a ella para encontrarnos por la tarde en un restaurante cercano a nuestras casas, y allí me encontraba en este momento, esperando su llegada.
—Aquí me tienes — escuche.
—Toma asiento, disculpa que te haya pedido que nos encontremos aquí, pero me pareció más cómodo hablar de este asunto fuera de la universidad que en ella — dije.
—¿Qué asunto? — pronunció Kristhy.
—Voy a tomar tu consejo — dije, haciendo una pausa para añadir — El momento de dar con el paradero de Misa y tener aquella platica que nos faltó aquel día llego.
—Pues siendo así, yo te ayudare a conseguir un investigador, como ya te lo había ofrecido— respondió Kristhy.
—¡Gracias¡ por apoyarme siempre, tú y Dylan son los únicos en los que puedo confiar — dije.
—Pues gracias por la confianza, no te fallare — agrego ella.
—Sé que puedo confiar en ti, necesito que esto se maneje con discreción, no quiero preocupar a mis padres, a mi hermano, yo solo quiero encontrar a Misa para poder ver si aún existe la posibilidad de recuperar lo nuestro y si no la hay, la dejare ir como tú me dejaste ir a mí — dije.
—Veo que has comprendido el verdadero significado del amor — respondió Kristhy.
—Lo he hecho gracias a ti — conteste.
—Bueno me contactare con un investigador que familia conoce, él alguna vez….— decía Kristhy mientras yo oía lo que ella me decía.
Luego de algunos minutos mi plática con Kristhy concluyo, ella quedó en ayudarme a buscar el investigador, y yo me comprometí a ser paciente, y en verdad tenía que serlo, pues una búsqueda de alguien sin saber el lugar donde podría estar de hecho necesitaría de mucha paciencia.
Y así fue, transcurrieron 3 meses para que el investigador que contraté con el apoyo de Kristhy, me diera la información que con tanto anhelo esperaba.
—La información es segura — dije, tras escuchar lo que el investigador me había informado.
—Por supuesto joven, está es la dirección exacta del lugar donde viven, además está la dirección de la universidad a la que asiste — respondía el investigador, mientras colocaba sobre la mesa un papel, que yo inmediatamente tome.
—Misa, al fin sé en donde te encuentras, te buscare y te pediré perdón por el daño que te hice y volveremos hacer tan felices como lo fuimos en un principio — pensé, mientras sentía una inmensa alegría en mí, una alegría que solo ella podía causar en mí con solo saber algo de ella.
Tras platicar por algunos minutos más con el investigador decidí contactarme con mis amigos y ponerles al tanto de que hablé con el investigador y de la decisión que había tomado, luego fui a casa, al llegar a esta caminé presuroso hacia mi habitación, al tiempo que escuchaba a Tomás hablarme, mientras me seguía.
Al llegar a mi habitación, camine hacia mi armario, y saque una maleta, y empecé a empacar, al tiempo que Tomás entraba.
—¿A dónde vas hermano? — escuché.
—Voy a corregir mis errores y a recuperar lo que es mío — dije, mientras cerraba mi maleta.
—No te comprendo — contesto Tomás, mientras pasaba junto a él con mi maleta en la mano.
—Diles a nuestros padres que me comunicare con ellos en cuánto este instalado — agregué.
—¿Te vas por muchos días? — escuché, mientras sentía los pasos de Tomás siguiéndome.
—No lo sé Tomás, solo puedo decirte que no regresaré si no es con la persona a la que voy a buscar— dije continuando mi camino, mientras pensaba — «Tengo que recuperarte Misa, nuestro amor no puede haberse terminado, yo creo ello, y sé que así será»