Al estar dentro de la nueva casa de Misa, mire con detenimiento el interior de la misma. Al igual que en su antigua casa en la ciudad, en esta también había un retrato de su madre en la sala de la casa, y unos cuadros de pintores famosos adornaban las paredes de la misma.
—Es muy bonita, aunque no es tan grande como la casa que tenían en la capital — dije, rompiendo así el silencio que existía tras haber entrado a su casa.
—Valentino, lo que tengas que decirme, dilo ya, papá puede volver y no le gustara nada encontrarte aquí — pronunció Misa.
—¿Estás sola? — agregué.
—No, la servidumbre está en la cocina — contesto ella.
—Misa, ante todo quiero pedirte disculpas por cómo te trate antes, yo estaba enfermo, ahora me doy cuenta de ello y no sabes cómo sufrí durante este tiempo que no pude estar junto a ti, yo a pesar de lo mal que estaba te amaba y aún te amo, por eso estoy aquí dispuesto a recuperar lo que una vez tuvimos, porque te sigo amando— respondí, acercándose a ella, pero Misa retrocedió, y ello me causo un profundo dolor en mi corazón.
—¿Aún me temes?, ¿verdad? — dije, con tristeza.
—No es fácil olvidar todo lo que pasé contigo, fuiste mi primer amor, aunque fui feliz en un principio, cuando empezaste a cambiar me dabas miedo, tú con tu actitud mataste el amor que sentía por ti, me alegro que hayas aceptado tu problema y hallas buscado ayuda, pero ya es tarde Valentino, ya es tarde — pronunció ella, con voz un tanto temblorosa.
—No, no lo es, yo aún te amo y tú no puedes haber dejado de amarme en tan poco tiempo, apenas ha pasado menos de un año — dije, con voz entrecortada.
—Así, es ya se cumplirá un año, desde que me alejé de ti, desde que volví hacer libre— respondió ella con tanto dolor en su voz, haciéndome sentir rabia conmigo mismo por haberla lastimado tanto.
—Misa, lamento mucho que por mi culpa te sintieras tan mal, pero yo no estaba en mis cabales, pero a pesar de ello te amé de verdad y aunque intente olvidarte no pude, por eso decidí contratar a un investigador para que me ayude a buscarte mientras yo recibía mi tratamiento, recién hace unos días el investigador me tuvo noticias de ti, entonces decidí venir a verte— agregué.
—Valentino, lo lamento, pero lo nuestro ya no puede ser—respondió Misa con tristeza.
—¿Por qué? — dije con cierto temor y nostalgia.
—Porque ya no te amo, porque ya tengo un nuevo amor— contesto Misa en voz baja.
—¿Nuevo amor? — pronuncie confundido, pues deseaba haber oído mal.
—Sí, ya tengo novio Valentino, lo nuestro ya no puede ser— respondió ella lo más firme que pudo, tal vez para no dejarme duda de su respuesta.
Pero cuando la razón y el corazón se cierran a oír una verdad, tal vez para evitar ser lastimado, no hay nada que te haga aceptar lo que te digan, y a veces tiendes a reaccionar de una manera no adecuada.
—Mientes, mientes para alejarme de ti, tú no puedes tener otro novio, eso es una vil mentira solo para lastimarme — dije con firmeza en mi impulsividad.
—No, no es mentira, se llama Gerardo, Gerardo Sorensen, tienen mi edad, nos conocimos una semana después de que llegamos a este pueblo en un hospital, donde yo iba a recibir por primera vez mi terapia psicológica para superar el trauma que tenía, meses después el destino hizo que nos volviéramos a encontrar en la universidad donde estudio actualmente, nos hicimos amigos, él es un ser muy noble y dulce, ha sido muy paciente conmigo, se fue ganando mi cariño y amor de a poco y hoy puedo decir que lo amo, respondió Misa, haciéndome olvidar de todos los consejos que había recibido durante tantos meses por mi terapeuta y trabajado con el apoyo no solo de él sino también de mi familia, de mis dos mejores amigos Dylan y Kristhy, todo, todo se me olvido en ese momento, al sentir que alguien me estaba arrebatando el amor de mi Misa.
—Cállate, no vuelvas a decir eso, no lo vuelvas a decir, tú no puedes amar a otro que no sea yo — dije furioso, haciendo que ella me mire aturdida y diera unos pasos hacia atrás.
—No has cambiado nada — pronunció Misa con decepción, haciéndome reaccionar con sus palabras.
—Claro que he cambiado, pero dime, ¿cómo quieres que me sienta?, si vengo en busca del amor de mi vida, de la chica que me juro solo amarme a mí y me encuentro con la noticia de que esta con otro — respondí con nostalgia, mientras respiraba profundamente, para evitar volver a cometer un nuevo error.
—Las cosas se dieron, tú también te volverás a enamorar— dijo ella.
—¿Cuánto tiempo llevas con él? — pronuncié, tratando de mantener la calma.
—Vamos a cumplir un mes — respondió ella.
—Entonces eso no es nada comparado con el tiempo que estuvimos juntos, solo estás confundida, yo no me daré por vencido te reconquistaré, te demostraré que he cambiado, que tú aún me amas — agregué.
—Ya no Valentino, ya no, ya es tarde, ya no te hagas más daño — contesto ella.
—Misa, ¡por favor¡ déjame al menos intentarlo, déjame tratar de volverte a conquistar— añadí, tomando sorpresivamente sus manos, sintiendo ante el contacto, el temor de ella hacia mí, un temor que yo quería borrar de su mente, pues yo ya no era así, ya no era así, ya no quería ser nuevamente violento, yo la amaba, la amaba de verdad, y yo tenía la esperanza de que ella también me siguiera amando. Entonces bese sus manos, pensé que así podría tranquilizarla, al tiempo que agregaba con nostalgia—Voy a creer que estás nerviosa por mí cercanía no porque me tengas miedo, porque ya no hay nada que temer.