En Otra Vida

Capítulo 23: "Un largo camino: Más allá del cielo"

No sé cuánto tiempo paso desde que mi alma se separó de mi cuerpo y empezó a seguir aquella cálida voz, solo sé, que ya no podía oír la voz de mis padres, de mi hermano de Misa, conforme iba avanzando solo sentía mayor ligereza en mí, era como si flotara, y si efectivamente estaba flotando, ni pensar que en mi corta vida nunca imagine un momento así, es más, jamás pensé que mi muerte sería tan temprana, creo que nadie que me hubiera conocido lo hubiera imaginado, pero la vida es así, ahora lo sé, nadie puede garantizar que vivirá hasta hacerse viejo, por ello hay que vivir cada minuto de nuestra vida como si fuera el último, dando siempre lo mejor de nosotros, y evitando lastimar a otros, pues no sabemos si podremos tener el tiempo suficiente para corregir algún error. Conforme seguía flotando en una especie de túnel largo que parecía no tener fin algunas borrosas imágenes vinieron a mi cabeza, imágenes de momentos pasados con mi familia, con Misa, imágenes que no quería olvidar, así ya no esté vivo.

 

—Sigue, no te detengas — escuche.

—¿Quién me habla? — dije, mientras empecé a buscar con la mirada a la persona dueña de la voz, pero no vi a nadie.

—Aún no has terminado la ascención — escuche.

—¿Ascención? — dije, al tiempo que una especie de remolino de viento me envolvió y me hizo girar y girar no sé por cuanto tiempo, solo sé que en un determinado momento resulté sobre una superficie, blanca, tan blanca como las nubes. «¿Dónde me encuentro?» — pensé.

—Tienes que seguir el camino — escuche.

—¿Qué? — dije, mientras buscaba una vez más con la mirada nuevamente al dueño de aquella cálida voz, pero el resultado seguía siendo el mismo, no lograba ver a nadie.

—Solo sigue el camino, al igual que los demás — escuche, mientras miraba a mi alrededor, pero no vi a nadie, solo estaba yo, solo yo.

 

Durante algún tiempo que no sé cuánto fue en realidad miré hacia el camino, y pude notar que este era tan largo que parecía no tener fin, además me di cuenta que yo no era el único que estaba en ese lugar, había cientos de especies de luces, como luciérnagas, por no decir miles de ellas, lo extraño era que estas luciérnagas alumbraban un camino aun estando este de día, además todas parecían estar bien ordenadas, cual soldaditos que caminaban a lo largo de una pista para un desfile.

Yo me mire así mismo, sin comprender, en ese momento, y me pregunte ¿en dónde estaba?, ¿qué era ese lugar tan extraño?, ¿acaso no morí y estaba dentro de un sueño?, no, no, yo estaba seguro que había muerto, que esto no era un sueño, yo había visto mi cuerpo en una fría cama de hospital, habia sido testigo de cuando mi corazón fue trasplantado a Gerardo, entonces si yo estaba muerto ¿qué era ese lugar?, ¿acaso era el cielo?

Ensimismado estaba en mis pensamientos, hasta que aquella cálida voz nuevamente se hizo presente.

 

—Sino te apresuras, podrías perderlos de vista y entonces no podrás nunca salir de esta dimensión — escuche.

—¿Dimensión? — dije.

—Ya conocerás más de este mundo cuando sea el momento, solo sigue el camino al igual que ellos — escuche nuevamente.

—«Ellos, ¿quiénes ellos?, yo en ese lugar solo me veía a mí y a miles de luciérnagas, ¿o es que no eran luciérnagas?» — pensé.

—No los pierdas de vista, o quedaras atrapado — escuche, una vez más.

 

Sin preguntar más decidí seguir a aquellas luciérnagas, por aquel largo camino, mientras solo miraba a mi alrededor vacío. Un vacío que no daba miedo, sino más bien transmitía una especie de calma.

 

—Esto es lo que existe tras las nubes — pronuncié, mientras seguía caminando, y caminando, en un lugar en donde no se conocía el tiempo, el hambre, el sueño. En lugar en donde todo parecía ser solo día, en un lugar al que no me prepare para llegar, como me prepare tantas veces para ir de viaje con mi familia, con mi amigo Dylan, a un lugar en el que nunca imagine que estaría tan pronto.

 

Camine y camine, por aquel largo camino, conforme iba caminando pude observar que el grupo de luciérnagas que iban delante mío iba disminuyendo cada vez más, lo extraño es que sus cuerpos no estaban en el camino, bueno, tal vez, solo eran destellos de luz que eran manejados por alguien para guiar mi camino y conforme este se iba acortando, estas luciérnagas artificiales iban disminuyendo. De repente todo el camino se tornó un tanto pesado, la neblina lo había inundado y no me permitía ver a las luciérnagas que iban delante de mío, a pesar de ello yo continúe caminando, caminando.

Lo extraño era que no me sentía cansado, tal vez él no sentir cansancio es otro de los beneficios de estar muerto. Inmerso en mis pensamientos seguí a mi instinto y continué caminando en medio de la neblina, la cual cada vez se hacía más intensa.

 

 —¿Dónde estoy? — pensé en un determinado momento, mientras detuve mis pasos con el objetivo de tratar de ubicar a alguien más en aquel lugar.

—Estas en la entrada al paraíso — escuche.



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En el texto hay: fantasia, romance, drama

Editado: 15.02.2023

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