Lia
Salimos a caminar por el campus a ver qué encontrábamos. Ninguno de los tres sabía que clase de restaurantes habían ni qué tipos de comida servían por aquí. Aunque yo sí tenía muy claro que quería probar comida humana.
— ¿Y te vas a presentar o nunca conoceremos tu nombre?— le dije para romper el silencio.
Desde que salimos de la casa nadie había hablado, y me empezaba a aburrir.
—Ethan— dijo sin energía alguna.
Llevaba un buzo y una pantaloneta deportiva, al igual que tenis blancos. Sus manos se encontraban en los bolsillos del buzo, caminaba un paso por detrás de mí y de Krol, y por lo general se encontraba distraído mirando el paisaje.
Luego de caminar otro tiempo en ese aburridisimo silencio llegamos al centro del campus. En donde una fuente con enredaderas decoraba el centro. Era una plaza cuadrada, en donde distintos tipos de casitas la rodeaban.
—¿Qué escogemos? — pregunté ante la gran cantidad de opciones.
—Vamos al bar, ahí podemos escoger algo— dijo Ethan un poco apurado.
—Esta vacío, eso nunca es buena señal en un restaurante— le contrarrestó Krol.
Ambos se miraron como si no se soportarán por unos segundos y me tocó interrumpir.
—Ahí, ahí, vamos a ese lugar— dije con tanta fuerza como pude.
Estaba apuntando a un restaurante con fachada de vidrio. Era colorido y bastante gente entraba y salía llevándose cajas de comida. Si eso no indicaba que vendían comida rica, nada lo haría.
—Eso es una tienda de donas— me crítico Ethan mirándome como si estuviera loca.
De hecho el tono de su voz y la forma en la que me miró me hizo sentir como si hubiera dicho algo inapropiado.
—Iremos a donde ella quiera— le respondió Krol, parándose frente a él, haciendo notar la diferencia de tamaño.
Ethan era alto para ser un humano, un metro ochenta cinco le pondría, pero Krol con dos metros veinte lo miraba hacia abajo.
Sin embargo, Ethan no se mostraba intimidado, se le veía desafiante. En ese momento ví como su cuerpo se empezaba a tensionar, apretó su puños y su aura cambio. Parecía que fuera a enfrentarse a golpes con Krol, quien al igual que yo sintió el cambio repentino de su aura.
Fue de forma inesperada que Ethan suspiro enojado, se dirigió a una mesa cerca a la tienda de donas, agarró la bebida de una chica y se la hecho en la cabeza. Una de las chicas de la mesa gritó.
Todas la voces del lugar se silenciaron. ¿Que acababa de hacer? ¿Estaba loco?
En fin, no pude aguantar y rompí el tensionante silencio con una gran carcajada.
Ethan volteó a mirarme y al ver sus ojos negros trague saliva y me calle. No, porque me intimidaba, sino por lo atractivo que se veía ahora empapado de refresco.
Las voces del lugar comenzaron de nuevo. Ethan volteó a ver a las chicas a las que había importunado y yo me encontraba estática, sentía un ligero calor en mi piel que nunca antes había sentido.
—¿Te atrae el humano?— me preguntó Krol parándose a mi lado.
—¿Que?— dije sorprendida.
—Como crees, está loco— le dije volviendo a ver a Etahn.
Paso su mano derecha por su cabello y no pude evitar suspirar. Me sorprendí y preocupe al mismo tiempo.
¿Acaso lo encontraba atractivo?
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Ethan
Mi respiración estaba entrecortada, me encontraba agitado y me costaba pensar con claridad.
Estuve a punto de matar al Deathwish.
Respire una vez más y miré a mi alrededor, todo el mundo me estaba mirando. Y por todo el mundo también me refiero a las deformidades del abismo, me dió asco estar en medio de estos fenómenos.
—¿Estás bien?— me preguntó una ninfa.
—Eh!— la mire mal.
Esa cosa es de las que se creen espíritus de la naturaleza, pero en medio de los bosques atrapan a hombres incautos y solitarios con sus exuberantes figuras, prometiendo relaciones sexuales, para luego comérselos.
—¿Que si estás bien?— enfatizó la amiga de la planta. Una Felanis, una mezcla entre gato y humano.
Criaturas que roban lo que los humanos han ganado con trabajo honrado; además, de usualmente ser mercenarios y asesinos a sueldo por sus habilidades de sigilo.
—No le hagan caso, es rarito — dijo Lia.
— Mi nombre es Lía, el es Krol y el que se echó encima su refresco se llama Ethan.
—Hola yo soy Nath y ella es Mia— dijo la gata.
—Mucho gusto, si quieren les invitamos a unos nuevos refrescos— propuso Lia.
—Pues yo feliz de compartir con ustedes— dijo la ninfa mirando con insinuación al Deathwish.
De seguro comerse un demonio como él le daría bastantes nutrientes. Solté una pequeña risa.
—Asi que también sonríes — dijo Lia con la cara roja.
—Compremos los batidos, estás toda roja por el calor— dije entrando a la tienda.
Lia se tapó la cara y Nath soltó un —Si claro, por el calor—