En Otro Reino.

CAPÍTULO 27

ANTES DE QUE LEAN ESTE CAPÍTULO LES AGRADEZCO QUE SIGAN CON LA LECTURA, VAMOS LENTOS PERO SEGUROS. 

ESPERO QUE LO DISFRUTEN TANTO COMO YO. Y QUE ME COMPARTAN QUE ES LO QUE LES PARECIÓ ESTE CAP. SIN MÁS QUE DECIR, LEAN CON ATENCIÓN QUE ESTE CAPÍTULO ES EL ÚLTIMO DE ESTA SEMANA QUE LES COMPARTO. 

 

MIKAEL.

Al salir veo a Arthur, la furia que emana me hace reír para mis adentros.

—No lo tomes personal, pero Eloise Basset necesita estar en el trono y que tú, te le arrodilles.

No me dice nada, sabe lo que le conviene.

Sigo con mi camino, y me es imposible no observar tantos adornos con narcisos, esa mujer y su obsesión con ellos.

Una vez montado en mi carruaje, me deshago de la chaqueta.

Esta decisión ha estado rondando en mi mente, si Connolly llega a obtener el titulo de Rey, no solo conseguiría el segundo reino más poderoso, sino que también sería regido por un segundo Connolly y eso es algo que no voy a permitir jamás. No les tengo miedo, sin embargo, prefiero no alterar el ambiente, porqué aunque lleguen a tener Basset, seguirían siendo menos que mi reino.

Además, él se llena la boca de decir que la ama y el amor deberá verse reflejado en esta nueva toma de decisiones, pero no voy a dejar que Eloise Basset se ponga sentimental y arriesgue todo por nada.

Mi mente ha pensado en todo, y esta solo es una forma de alejar a esa escoria de la realeza, hay algo que me mantiene alerta y yo no soy de los que subestiman a los seres indefensos, puesto que la oruga por muy mal aspecto que tenga llega el día en que en mariposa se vuelve. Y el amor siempre tiene un interés, algo en común. Y espero que su común de ellos no sea solo la corona, porque ya se ha roto esa parte.

 

No llego a mi casa, no necesito estar en ella, me voy a mi cabaña y ahí paso la tarde completa, merezco un tiempo solo para mí y eso haré.

Tomo un lienzo y preparo los colores que usaré, dejo salir la imaginación y a la musa que tanto me persigue. Unas cuantas horas después firmo mi obra y por un tiempo indefinido la observo. Nunca dejo escapar los detalles, por muy mínimos que sean, siempre los tengo presentes.

En la madrugada, salgo y observo el cielo, el cual esta resplandeciente y lleno de estrellas, en alguna otra parte del mundo alguien más las observa, y dentro de muchos años más alguien las seguirá observando y se sentirá glorioso, al pensar en cuantas personas atrás las observaron con la misma magia que él las observa. El viento sopla fuerte y las extremidades me tiemblan, el frío no es mi fuerte pese a que me fascina, me adentro a la cama que me espera y como siempre la observo sola, me echo en ella y me cobijo.

 

ELOISE

No pude mirar a los ojos a Arthur después de lo ocurrido, porque Mikael tiene razón, y pensando en él, recuerdo lo que nos ha tocado pasar juntos, la brisa del viento fresco se cuela por mi ventana y me hace abrazar una almohada. Me convenzo antes de dormir que el amor lo puede todo, y que eso conlleva aceptar al otro tal y como es.

 

A la mañana siguiente bordo y tejo un estandarte en la parte baja de mi capa, que usare después de la boda. Cada vez más cerca, debo ser honesta y decir que los nervios me consumen, incluso cuando tomo la aguja la mano me tiembla. Pero comienzo a bordar, el estandarte será la mitad mío y la mitad de Arthur, lo cual representa la fusión de cada reino. No sé cuánto tiempo pasa pero solo logro terminar el oso de Basset, pero no hago el pavo real.

Por lo que decido salir a cabalgar, necesito despejar mi mente, esta mañana mi prometido se marcho sin avisar, supongo que es normal, las peleas, los disgustos, las diferencias.

 

Llegó a la orilla del río y sumerjo mis pies y la cara, el cabello se me empapa y sonrío a carcajadas cuando siento que he perdido todo el glamur que me representa, repito la acción mas de una vez y el viento fresco me hace temblar, miro las maravillas de la vida que hay a mi alrededor, y la respuesta llega de inmediato a mi mente, “Soy feliz”, escucho las aves y el graznar de los patos, mi caballo relincha y mi risa se une a esos bellos sonidos. El sol me ilumina y agradezco por todo lo que he tenido, sé que no será fácil, que no será siempre  felicidad todo y que siempre habrá un miedo que se colara en la vida, pero si tenemos el apoyo que se requiere siempre se va a ir.  Corro y me dejo caer en el fresco pasto, soy un ser humano también, soy alguien que ama la vida y los pequeños momentos que parecen no bastar.

Amo ser la líder de un pueblo, pero amo la vida de una mujer que cocina, borda, lucha y no se rinde. Me quedo recostada en el pasto bajo la sombra de una preciosa jacaranda, que cuando el viento sopla sus hojas caen con lentitud.

Saco las manzanas que guarde y comparto con mi animal.

Después de un par de horas, un par de guardias vienen a recogerme. Me escoltan y nos adentramos en el bosque, el sol se pierde por las altas copas, llega un punto donde el silencio toma todo el lugar.

Y en menos de nada, un sonido sordo activa mis sentidos. Volteo con lentitud y observo como mis guardias yacen muertos en el suelo. Los caballos pegan carrera e intento hacer lo mismo con el mío, pero cuando lo deseo ya estoy rodeada de hombres que jamás he visto y que algo me dice que no son aliados. Observo su estandarte, la Cabra.

Mi pulso se dispara, no vengo armada y estos hombres me gana en peso, número y estatura.

Me niego a que me vean con miedo.

—Reverencia para su majestad, — hablan detrás de los hombres, —sean educados, buenos hombres.

El anciano que formaba parte de mi consejo sale de la multitud.

—no eres tan valiente sin Mikael a tu lado.

Un hombre se acerca a mi animal y en menos de nada le corta la garganta.




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