En Otro Reino.

CAPÍTULO 30

RONALD.

Cuando llegó veo que Mikael lucha contra diez hombres, lo atacan y ataca, él y su maldita costumbre de querer hacer las cosas solo. Junto con varios soldados damos batalla. Sin embargo, no podemos evitar que uno se vaya sobre él, Mikael retrocede y…

—¡Hermano! —Grito y corro tratando de impedir lo que sucede.

Cae, golpeándose la cabeza con una roca.

La sangre comienza a brotar.

Esta herido, por cualquier parte.

El maldito anciano intenta clavarle la espada en el corazón, pero me le dejo ir.

 Nadie toca al que dio todo por mí, por la persona que fue capaz de hacerme ver ante el mundo que valía lo mismo que otros, por ese hombre que debajo de un gran escudo hay un gran ser humano y todo eso lo antepongo, pero nadie toca a mi hermano, a mi mejor amigo, ni al mejor Rey que ha parido la tierra, no mientras yo viva.

Lo golpeo y solo siento como mi puño choca con su mejilla, la sangre se vuelve una mancha muy notoria y el olor metálico me enceguece, después de Mikael, el mejor soldado de la Alta Guardia soy yo, pues tuve al mejor como maestro.

Me lo quitan cuando no dejo de golpearlo.

—llévenselo, lo quiero vivo. — demando.

El pulso me salta, Mikael no responde.

 Lo subo a mi caballo como puedo y hago que corra como nunca, abrazo a mi Rey, a mi hermano.

—despierta, despierta…. — Grito con desespero.

No dejo de abrazarlo. La alta guardia me rodea y solo veo como los caballos vuelan tratando de llegar de inmediato a Regan.

 

Los recuerdos me invaden. “no puede morir” es lo único que me repito, si muere, abre fallado como su mano derecha.

 

Prometí dar mi vida por él, gracias a él conocí lo que era vivir como un ser humano.

Dentro de toda su maldad, hay un corazón enorme, siempre ha hecho todo por proteger a su pueblo, a su madre a los que quiere y le importan, pese a que es un alma solitaria siempre ha hecho feliz a la gente que le rodea, nunca ha dejado la justicia, no ataca solo por atacar, siempre mide terreno antes de hacerlo. sí, mata como ninguno, pero sus razones nunca son un: “porque se me da la gana”. Recuerdo cuando un infeliz intento quemar viva a una niña, solo porque la niña era de color, Mikael ato al hombre e hizo lo que él pretendía con la menor, recuerdo lo que dijo esa noche:

todo aquel que dañe la inocencia y todo lo que no se pueda defender, no merece estar aquí”.

El hombre ya había asesinado a la familia completa de la pequeña, por eso tal drástica decisión tomo el rey.

 

Las puertas del palacio se ven a lo lejos, al llegar ya me esperan varios hombres que me ayudan a cargar al hombre que no despierta.

Toman a Lilian cuando intenta venirse a verlo.

Lo subimos a su habitación y los médicos ya lo están esperando.

El lugar se llena de soldados y no dejan entrar a su madre que grita y demanda que le dejen entrar.

El médico me informa que las heridas del cuerpo no son graves, las limpian y curan, sin embargo, el golpe de la cabeza no sabemos como afectara hasta que despierte.

 

Salgo y veo la furia de la reina.

—¿cómo está? —me pregunta firme.

—inconsciente, —hablo en la misma sintonia que ella.

—¿atraparon al que lo ataco?

—por supuesto, Majestad.

Asiente, con la ira brotándole por los ojos.

—hay un problema, uno muy grande. —trato de escucharme firme y seguro.

—¿cuál?

—No está portando el anillo.

Quisiera verle el miedo, pero solo veo como es que ordena las ideas en su cabeza.

Doy la orden de que vigilen las entradas del reino y que el palacio se vuelva una fortaleza, quién sea que haya quitado el anillo querrá venir a matarlo y reclamar lo que le corresponde.

—¿Qué demanda, Majestad? —soy honesto, temo a su respuesta.

—ataquen la aldea en búsqueda del anillo, reclamen esa tierra. Mikael Regan solo está herido y eso demanda, dice que ya es hora de que esos infelices paguen sus malos comportamientos. ¿o me equivoco?

Lilian Regan, una mujer que es igual de estratega que el Rey y a diferencia de su hijo y esposo, ella jamás se va a tocar el corazón cuando a su heredero se le toca. Y una prueba de ello, es dar una demanda en el nombre de su Monarca, sin saber cómo es que van a resultar las cosas.

 Eloise, es la primera mujer en portar una corona, pero Lilian Regan sin necesidad de ser la reina madre, cambio y modifico muchas cosas. Entre ella y Albert gobernaron hombro a hombro, mujer que en su momento salió y dio batalla cuerpo a cuerpo con el enemigo, Rufus sabía que la grandeza podría llegar si la desposaba, pero la realidad fue distinta y esa suerte cayo en Regan.

—te hice una pregunta ¿Qué demanda mi Rey? — me mira con autoridad.

—El rey ordena reclamar las tierras del estandarte de la cabra, ordena que se vigile el reino mientras se recupera.

Asiente y se marcha a cuidar a su hijo y también es una mujer muy maternal.

 

 

 

 

LILIAN.

He estado todo el día acompañando a mi hijo, no ha despertado aun y aunque me duela admitirlo, cuando duerme es la única vez que lo he visto siendo un ser común, un joven con la vida por delante con sueños metas y frustraciones como todos los humanos, no por nacer en cuna de oro, sé tiene todo. Hay cosas que nada puede comprar, como en este momento el no saber que ocurrirá con él. Una madre siempre se va a preocupar por el bienestar de los hijos, sea rey o jardinero, sea niño o viejo. Mientras las madres vivamos sacrificaremos todo lo que tenemos en nuestro alcance para darles todo y verlos felices.

Me dijeron lo que hizo con Chapman y todo su historial viene a mi mente.

Tener tanto poder es un arma de doble filo, muchos te admiraran por lo que eres y otros te odiaran por lo mismo.




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