En Otro Reino.

CAPÍTULO 36

ELOISE 

Me sigue y entramos al salón donde están el sastre y sus costureras que arreglan mi vestido de novia.
 

—Majestad, —me saludan y hacen lo mismo con el hombre que me sigue.
 

Los espejos que llenan el espacio muestran cada objeto qué hay en el lugar.

 

Lo qué hay al centro capta la atención de Mikael, pues están dos capas, una de hombre y una de mujer.

Ambas de color blanco, con el escudo que aún no terminó de bordar y solo en ambas yace la parte del Oso pelando los dientes, la mía ya tiene una corona sobre el estandarte y las letras ER. Mientras la de hombre solo muestra al oso.
 

Entre ellas hay una capa pequeña, donde solo he bordado el pavo real de la casa de Connolly.
 

Toma asiento y me mira como si buscara una explicación, esta enojado, evado la mirada y me encamino con mi sastre a medirme el vestido.
 

Salgo y lo encuentro en la misma posición. Me mira con el vestido puesto. Y veo cómo traga saliva.

—El segundo vestido que pidió sólo le faltan unos pequeños arreglos, pero ya está terminado, si quiere verlo está detrás…
 

Interrumpo al sastre.

 

—Gracias, ¿pueden salir?
 

Asienten y se marchan.

 

Me miro en uno de los espejos y veo cómo este vestido es más tul que nada, es muy ampón y muy simple, pero elegante, el blanco es reluciente y se adapta muy bien a mi cuerpo.

 

—No soy experto en vestidos, pero parece que eso no es digno de una Reina.

—Es moda…

—No, parece que eso no está terminado. ¿El sastre habló de otro, en que parte está?

—Este me gusta…

—Veamos el otro, tal vez te guste más.
 

Camina hacia las puertas que están a los lados.
 

—Es de mal augurio ver a la novia antes de la boda.  —lo detengo.

—¿Y? Yo no estaré en ese circo por lo tanto quiero ver como te ves con un vestido digno, ¿cuál es la puerta?

—¿No vendrás? —tomó el velo e intentó ponérmelo, pero no puedo y él me ayuda.

—No, no tengo nada Que hacer con dos pueblos que se convertirán en mis enemigos cuando digan acepto.
 

Nuestras miradas se entrelazan a través del espejo.

Su toque suave en mi hombro desnudó, hace que sienta toques en mi cuerpo.

 

—Ponte el otro vestido, Eloise, compláceme una última vez.

 

Me abraza de la cintura y me pega a él.
 

—…Este es un asco y estoy seguro que el otro es mejor.

 

Su anillo brilla con el reflejo de la Luz en el espejo y yo lo acaricio mientras lo observo.

 

—No está terminado.

—dijo que solo faltaban unos detalles, eso quiere decir que solo faltan pequeños ajustes en la parte de abajo. — me besa la sien, y mete su cabeza en mi cuello.

—No creo que sea así de simple. —le acarició la mano, lo siento a despedida.

—¿Por qué las capas no están terminadas?

—No he tenido tiempo, pero en unos días las he de terminar.

—ya lo veo, demasiado ocupada entrenando a tus hormigas.

 

Me rio.

 

—¿crees que parecemos hormigas?

—sí y eso está bien, se ven indefensas pero las condenadas muerden horrible. ¿Quieres más para que las entrenes y alargar el tema de la boda? Puedo conseguirlas. Además no quiero ser tan pronto tu villano. 
 

Le acaricio las manos.

—No, hay cosas que deben suceder entre menos tiempo mejor. Y en verdad, pensándolo bien, lo mejor es que no estes ese día presente.
 

Asiente, se queda en mi cuello por minutos y yo no sé qué hacer.

 

—Bien, elegiste ya… no puedo hacer más. — me pone de frente a él. — se nota en tu mirada cuanto lo deseas, es lo mejor.

 

Me tiende la mano, y yo le tiendo la mía y no la apretamos con fuerza.

 

—No tengo nada que hacer más aquí, espero que mi regalo de bodas sea bienvenido cuando lo envié.
 

Se da la vuelta y sale del lugar, entran mis sirvientes y me quito el vestido como puedo y me acomodo la ropa que traía puesta, salgo y subo a mi habitación.

Por la ventana veo y escucho como demanda a sus hombres a apresurarse para salir.

 

Veo cómo su carruaje se aleja y yo me pongo a llorar como una niña que no sabe porque llora.

 

Me tiro en el piso y las lagrimas siguen brotando, “hice lo mejor” me mentalizo.

Su aroma sigue impregnado en mí.
 

Después de dos horas logró salir, me dirijo al salón del sastre y abro las puertas del armario que me muestra el segundo  vestido perfectamente terminado, el vestido que siempre soñé.

 

Cierro las puertas y me dispongo a terminar los escudos de las capas.


 

Es Que en realidad estoy amando este libro, un pequeño ejército será liderado por mujeres, es algo que siempre he querido leer y no lo había encontrado, así que me dije escríbelo tú. 
 

espeto que disfruten su inicio de semana y que hayan descansado! 
 




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