En Otro Reino.

CAPÍTULO 37

RONALD 


He venido a Duffy con fines de estado, a arreglar unos asuntos sobre las embarcaciones y puertos que ellos comparten con nosotros, el Rey y el Príncipe Andrew, son hombres que saben lo que hacen, veo mucho potencial en el futuro reinado del príncipe, se esfuerza por mejorar su nación. 
Y todos en algún aspecto buscamos al mejor aliado de nuestro lado, los Connolly saben que Eloise en cierta forma le agrada a su Majestad Mikael, y gracias a ella los Bassetistas han logrado que Regan les dé acceso a entrar a la nación por tiempos determinados, ninguna otra nación puede hacerlo más que ellos, si Eloise se une con Arthur, acepta la casa de Los Connolly y por ende accederían de cierta forma a Basset y de ahí a Regan, o sea, que Eloise es el barco que se necesita para que los Connolly logren entrar a Regan. 

Rufus dejo muchos contratos con Mikael, y además es el segundo reino mas favorable en muchas cuestiones, tiene una fauna similar a Regan, tiene dos pequeñas minas de oro que no han sido explotadas por bajos presupuestos,  cuenta con una gran variedad de piedras preciosas y su tierra en general es un poco más extensa que las demás naciones, sin contar que es probable que el Rey Mikael esté sintiendo cosas por ella y bueno, mi señor tiende a ser muy noble cuando le apetece y algo me dice que la unión de Connolly y Basset no le gusta, por lo tanto debo terminar con mis asuntos de acá por si llega a haber una guerra, mis tropas me requerirán... 
Y con base al tema de los Duffy, también en cierta forma acaban de aliarse al Rey Regan, y esa unión se llama Elisa de Duffy, Princesa de Digman, el segundo puerto.

 

Estoy sentado con el rey y el príncipe en la sala, viendo como la madera se quema en la gran chimenea, el rey observa por la ventana y el príncipe bebe de su vaso el licor.

—¿Entonces deseas desposar a mi hija?— habla el rey.

—Si me lo permite, estaría encantado.

—Eres el consejero de Mikael, eso te absorbe demasiado.

—No solo soy un consejero, señor, tengo varios títulos reales, Soy un Duque, soy un capitán de las fuerzas armadas, Comando la Alta Guardia Dorada y claramente la mano derecha del Rey Mikael Regan.

—sé cuantas cosas eres, un hombre que se merece admiración, te has ganado cada título que tienes. —me mira expectante. —pero falta más.

—Si su hija se desposa conmigo tendrán más cercanía con Regan, todos buscamos la aprobación del Rey. Si la reina Eloise se casa con Connolly ellos tendrán mayor ejército para seguir su guerra continua con ustedes. Y mire que se que no cuenta con tantos marineros, pueden ser más que el ejército de Connolly solo, pero Basset cuenta con más que ambos, y si ellos se unen serán el doble que ustedes, claramente… y si mis cálculos no fallan Duffy dejaría de existir en menos de nada. —Lo miro expectante, pero sudando por dentro— en cambio, el ejército de Regan es mas que todos ustedes juntos, mejor armamento, mejor entrenamiento y mejor oportunidad de vencer a tu gran enemigo. 

—Ronald, sabemos todo eso, y te dire una sola cosa, —se sienta frente de mí, —Mikael tiene mis respetos, si lo tengo de aliado me sería favorable, pero estamos hablando de la vida de mi hija, a la niñita que cargue y jure que la iba entregar a quien la mereciera, no es un contrato al que vendo a mi mejor postor. Es mi hija. ¿Lo entiendes? Podrás conseguir que el mismo señor Regan me trajera la cabeza de Connolly y me entregará las partes que me robó el desgraciado, pero ni eso lograría hacer que yo te de a mi hija si no la amas como se merece, si no la proteges como se protege a la mujer de tu vida, y sí, sé que puede que deje ir la mejor propuesta de la vida, que los matrimonios pactados son lo mejor, pero eso no funcionará aquí, al menos no con mi Lissy. 

—Y he de confesarle que estoy dispuesto a cuidarla, la amo y sé que es correspondido, la he de mantener a salvo siempre, merece que la cuiden como siempre se le ha protegido, Señor. —digo finalmente. 
 

Se mira con su hijo, vuelve la vista a la ventana y el silencio me mata.

Me jalo el cuello de la camisa cuando siento que me pica, el sudor lo siento recorrer mi espina dorsal y presiento que seré la burla de Mikael en los próximos días, necesito una respuesta rápida, Mikael debe tomar unas vacaciones  y yo debo de estar en Regan para que deje todo en ordenantes de que haga una estupidez . 

 

Después de tanto voltea y me mira.

—¿Amas a mi hija?

—Por supuesto.

—¿La vas a tratar como se le ha tratado siempre?

—es un hecho. —Ganó bien, tengo una pequeña herencia del Rey Albert y propiedades que me han otorgado con el título de duque, de hecho ser el consejero de Mikael está de más, pero es mi forma de agradecerle todo lo que soy y tengo. Además de que me agrada ese trabajo.

—¿Tendrás espacio para llevar a cabo un titulo de príncipe?— sé que me está probando, pero no deseo ese título, jamás lo haría.

—Eso se verá más adelante, lo único que me importa es su hija.

Se ríe y me estrecha la mano.

—Tienes la mano de mi hija. —se bebe el trago de su vaso y asiente. 

 

La puerta se abre y entra Lisa emocionada.

Hago acopio a lo ensayado y me arrodillo abriendo un pequeño cofre de terciopelo blanco. Dentro de él yace un anillo dorado con una perla incrustada, representando que su isla nos unirá ahora.

—Te amo, Ron. —me abraza, su padre carraspea y se aleja.

 

Lisa siempre me había gustado desde que éramos niños, pero ella siempre miraba a Mikael, cuando él encontró a Agatha supe que ella ya no tendría ninguna oportunidad con él, así que empecé a cortejarla y resultó que funcionó, ella dejó de fijarse poco a poco de Mikael, hasta que un día me dijo que ya lo había superado, que él solo era un gusto que se había empeñado en mantener, empezamos de cero y resultó que ella en el cumpleaños de Eloise me pidió que fuera su novio, acepte y ahora he decidido yo que es momento de unir nuestras vidas. ¿Rápido? Sí, tal vez. Pero tenemos la vida por delante para hacerlo funcionar bien. 




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