En Otro Reino.

Capítulo 44

Mikael.

practico esgrima mientras mi cabeza se llena de recuerdos, momentos, caricias y todo lo que me ha llevado hasta hoy, no era lo que quería para mí, tenía otras ideas de lo que sería mi vida marital y quién gobernaría a mi lado. creí haberla encontrado con esa mujer de cabello rojo y ojos color gris.

dejo de practicar y me dispongo a beber agua cuando mi madre aparece en mi campo de visión. Estoy muy enfadado con ella se tomo un derecho que no le correspondía.

—Es mi último acto como reina.

—¿no podías hacer otra cosa? Un desfile y presentarte al pueblo, eso hubiera servido.

—No, te si muchas oportunidades para que lo hicieras a tu modo, no lo hiciste.

—No, solo esperabas tu oportunidad de irte con aquel plebeyo y poder hacer esto.

—Tu primogénito será muy importante, ya que Estela es hija, nieta, hermana, esposa y madre de rey. Su sangre es pura. Como la tuya.

—Ella también tiene la sangre pura, y si a esas vamos aún más ya que ella es Reina Regente.

—Eloise no es para ti, entiéndelo ella se casará con Arthur al final del día, pauso las cosas, nunca las cancelo. ¿No te lo han dicho? Arthur ha visitado su palacio un par de veces después de que todo se pauso.

me enfoco en ver los árboles que se mueven con el viento.
—Tienes que casarte con Estela, es la mejor opción y dará buena impresión en tu imagen.

—Rufus debe estar festejando, su hija lo vengo muy bien. Tú lo rechazaste a él.

—Jamás ame a Rufus, lo quise en su momento, pero siempre supe lo que me convenía y él jamás figuró. Era solo una opción, era ese plan que tienes bajo la manga por si las cosas no funcionan. Gracias a Dios apareció tu padre, a quien no me costó nada volverme la pieza clave que fui y sigo siendo.

—No porque a ti te funciono así quiere decir que a mí igual.

—Tuve suerte de que Albert me amará, y yo lo amé por eso. Me enfoque en qué me reconocieran más allá que solo por ser su esposa y madre de su hijo, pelee batallas y lidie con el odio de los hombres.

—Y se te aplaude, pero no tenías ningún derecho de decidir por mí. Al menos no esto, te he permitido que jugaras con el ejército, que quitarás el pueblo a tu hermano y lo saquearas cada que querías.

—No menciones a ese infeliz, merecía que le quitara todo.

—¿Qué decías de Estela? Nieta, Hija, Hermana, Esposa y Madre de Rey. ¿te suena? —siempre he dicho que mi madre es alguien quien admiro con todo mi ser, aunque también tiene su pasado y sé muy bien de lo que es capaz, porque herede eso de ella, —Ahora que lo pienso puede que Eloise te caiga muy bien, aunque no soportas que ella si pudo quedarse con el título de Reina Regente, mientras que a ti se te arrebató dicha mención y se le entregó a tu querido pequeño hermano. Siempre te aplaudiré el hecho de que hayas enamorado tanto a papá a tal grado de que le quitarás todo a tu hermano, e incluso hasta la vida misma al Rey Albert, porque tu hermano no perdonó que se le desterrara y derramó la sangre de mi padre. Sé de lo que eres capaz madre, conozco cada paso que has dado, soy tú en versión hombre, puede que te deje seguir jugando de más, pero no te confundas yo conozco los pasos que diste y los que darás, y aunque quieras no sabes los que yo he dado ni los que daré así que te exijo que te mantengas al margen y vayas y juegues con tu juguete actual.

—He luchado, he vivido y sacrificado mi vida entera por Regan, conozco cada protocolo de pies a cabeza, sé las leyes de cada reino… y se lo que le conviene a mi hijo. Y es la mujer que yace dentro del palacio esperando conocerte antes de la boda. Aquí solo importa algo y creí haberlo dejado claro y es la corona…, Admiro a Eloise siempre lo haré, pero ella hijo mío no es la mujer que entrará aquí, al menos no como tu mujer. Debes saber que dos lideres juntos no llegan a ningún lado y yo crié al mejor y no mereces que nadie interfiera con eso. Eres mi Rey, te respeto y te bendigo, como una súbdita más te pido descendencia. —me entrega el anillo que ella portaba y me hace una reverencia.

se marcha dejándome solo, salgo un momento al centro del pueblo, los guardias me siguen y distingo a la señora de edad que riega migajas de pan a las palomas, me siento a su lado.
—Majestad, bienvenido sea. —dice la mujer de edad.
—¿Sabía que venía?—digo en forma de burla.
—No, si le soy sincera.
—vaya.
—Veía un hermoso vestido blanco… pero siempre su mujer no se distingue, eso me enoja mucho… creía que sería claro por fin verle el rostro a mi… —guarda silencio, —a su esposa. Tal vez es porque vienen algunas bodas reales en camino, la Reina Eloise pronto se casará.

eso me hace tragar saliva.

—No me haga caso, la locura me consume cada vez más con la edad. Mi padre me enseñó a leer el café y las migas de pan.

me pongo de pie y la dejo sola. No se quien esta mas mal si ella o yo por escucharla. la hechicería es puro cuento para entretener a los ignorantes.

camino un par de metros y detallo a la mujer de capa verde que sentada en la banca junto la tienda de pastelitos comiendo uno en compañía de más personas. Me mira y sonríe mientras se pone de pie y me hace reverencia. No la distingo muy bien ya que trae la capucha puesta.
se despide de las mujeres que la rodeaban y viene a mi.

—Majestad, bonito y bendecido día para usted.
—Igualmente.
sigue caminando a mi lado.
—No nos hemos podido presentar de la forma que corresponde… —deja de hablar cuando un pequeño que jugaba corriendo se cae y comienza a llorar. —Oh, pobre inocente.

camina hacia él y lo ayuda a limpiarse la sangre que le gotea de la rodilla, saca un pañuelo y le limpia con delicadeza, la gente se encima a ver lo que hace, mientras Ella le habla con ternura al infante que se limpia las lagrimas con sus deditos.

la madre del niño llega y lo acomoda En sus brazos mientras agradecen las atenciones de la mujer de la capa verde Olivo. El Niño se pone de pie y le da un abrazo. la mujer se pone de pie y vuelve a mi lado.




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