En proceso

✓ mi primera cita.

La noche era fría, el cielo estaba plagado de estrellas y la luna plateada me hacía recordar la noche que lo conocí, justo un día como hoy, puedo recordarlo fácilmente y añorar su aroma y sus largos brazos cubriendome por completo, ¿Volveré a quedarme dormida llorandote? Pues si y más hoy que se cumplen cinco años desde que te fuiste...

—¿Dónde estarás Emmett? ¿Me habrás olvidado?— lágrimas amargas recorrían mis mejillas mientras en mi pecho resonaba el recuerdo de su estruendosa sonrisa.

Varios años atrás antes de conocerlo.

— Vamos marina, si quieres puedo hablar con tu padre, se que el señor Macklarens esta muy ocupado ahora pero podría sacar permiso por ti, ¡la función empezará dentro de poco!— se quejó mi mejor amiga Lucía.
Nos conocíamos desde muy pequeñas, nuestros padres eran socios en una empresa prestigiosa en el centro de la cuidad.

— está bien, pero yo hablo con mi padre, aunque nunca está de humor lo intentare— resoplando le di la espalda y me fui a la habitación principal donde se que estará mi padre con el ceño fruncido y retorciéndose el bigote con los dedos.
Toque la puerta de su despacho tímidamente, no me gustaba interrumpirlo cuando se encerraba por horas en ese lugar.
— pase— su voz ronca y varonil me ponía los pelos de punta.
— padre, lo siento, quería...
— hoy no marina— me interrumpió de golpes.
— padre..
— dejala cleighton, es sábado, tiene derecho a divertirse, es sólo una jovencita— agradecí internamente a mi madre por siempre mostrarse flexible conmigo a comparación del exigente de mi padre, quizá sea así por ser su única hija, pero a veces me asfixiaba.
— Melissa, eh dicho...
— padre, por favor, iré con Lucía, y vendremos temprano, solo veremos un estreno en carteleras, es todo.— le Rogue con las manos unidas, yo y mi drama.
Se lo pensó un momento bajando sus lentes de lectura y mirándome de pies a cabeza, sabía lo que hacías, estaba checando mi vestimenta, como siempre.
— está bien marina, te quiero aquí antes de las nueve.
Contuve las ganas de saltar de la alegría.
— si, padre.
Di media vuelta y salí sin mirar atrás antes de que se arrepienta. Lucía me estaba esperando al final de la calle frente a su casa, habíamos quedado en irnos caminando para charlar un rato, después de todo no quedaba tan lejos el cine.
— Falta poco para nuestra graduación, ¿ya pensaste que curso tomarás en vacaciones?
— Mi padre tiene pensado enviarme a Canadá para tomar un curso de arquitectura quiere que sigas sus pasos.
— oh, es fantástico, mi madre quiere que viaje a Francia a conocer unos famosos estilistas los cuales están encantados por qué pronto me conoceran— la madre de Lucía es una diseñadora galardonada en Francia y quiere incluir a Lucía en sus planes para que ella tome la misma carrera de diseñadora.
— estaremos separadas por mucho tiempo Luci, te voy a extrañar muchísimo.
Hicimos ojitos y nos abrazamos de lado para seguir caminando.
Al llegar al cine y elegir la película, nos dirigimos a comprar palomitas de maíz y bebidas antes de que empiece la función cuando escuché los gritos alegres de Lucía tras de mi.
— ¡Aaah! ¡No puede ser! Jane, ¿cuando llegaste?
— querida, llegué hace dos días, ¡tanto tiempo sin verte!
Se dieron un largo abrazo y Lucía la tiro de los hombros para que se acercara a conocerme.
— Jane, ella es marina. Marina ella es Jane
— mucho gusto Jane— estrechamos manos e intercambiamos una sonrisa.
— eh venido a pasar las vacaciones en casa de mis tíos— dijo Jane 
— ¿Tus tíos? Es decir que marcos está aquí también?— soltó Lucía con más emoción de la esperada.
— ¡Si! Marcos está por allá, con un amigo— volteó y empezó a llamar al chico para que se acercara.
— hey Luci, ¿que hay? Haz crecido ¿eh?
Volteó a verme— tú eres... ¿Marina?
—¿Marcos?— no lo reconocía, habíamos estudiado una temporada juntos antes de marcharse a Inglaterra— ¡No puedes ser Marquitos! Tantos años y mirate aquí de nuevo.
Nos dimos un largo y tierno abrazo, si que me cayó bien volver a verlo.
— oh, traje un amigo, Emmett, ellas son Lucía y marina.
El rubio estrecho la mano con Lucía y luego se giró en mi dirección.
— Marina... Que nombre tan hermoso— sus ojos esmeralda en hicieron un riguroso escáneo el cual debería de haberlo sentido como una ofensa, pero por alguna razón mis mejillas se tornaron de un rojo Escarlata.
— ya que todos nos conocemos, deberíamos de ver una película juntos— propuso Jane.
— nosotras ya compramos la de estreno, pueden comprar también la misma, empieza en unos minutos — propuso Luci.

Al rato ya nos encontrábamos todos sentados en la misma hilera viendo la película, para mi sorpresa Emmett escogió sentarse a mi lado y me miraba de reojo con cierta curiosidad.
— hey, psss— susurro inclinándose a mi lado—. ¿Tienes novio?
Mis ojos se abrieron como platos, ¿en serio iba a preguntarlo así sin más?
— no es de tu incumbencia, si no te molesta— señale la enorme pantalla en señal de que no quería perderme nada de la película aunque esa pregunta me descolocó tanto que perdí el hilo por completo.
— eso es un no— volvió a interrumpir—. Sal conmigo.
— ¿estás loco? Ni siquiera te conozco— susurré exasperada.
— claro que sí...
SSSHHHH
empezaron a callarnos a pesar de estar murmurando por lo bajo.
— claro que sí me conoces, marcos nos presento ¿lo recuerdas?
Puse los ojos en blanco y no quise seguir la conversación.
— oye, estoy seguro que la pasaremos genial, soy buen chico— esbozo una pequeña sonrisa— venga Mari.
— es Marina.
— sigue sonando hermoso cuando lo dices tú.
Que le pasaba a este chico, no tenía ningún tipo de vergüenza hablarme de esa forma.
— oye, no es por ser grosera, pero no estoy interesada— lo espeté 
SSSHHHH
— venga ya tío, podéis dejar de callarnos, no veis que estoy intentado que está hermosa chica me acepte una cita.
No podía salirme de mi asombro, quería encojerme en mi asiento y desaparecer, este chicos si que estaba loco.
— venga chica, dile que si de una buena vez para que se calle— gritaron desde atrás.
¡Trágame tierra!
Lucía, marcos y Jane me veían sonriendo esperando mi respueta.
Lo pensé un segundo cuando de mi boca salieron las palabras por si solas.
— está bien, iré.
Volvió a ensanchar aún más su sonrisa y pudimos terminar la película sin interrupciones. vi facciones atractivas en su rostro, como los hoyuelos en sus mejillas y que no solo sus labios sonreían, también su mirada, no parecía un chico desagradable a decir verdad.




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