Pasaron los días tan rápido que ya me encontraba en la boutique de la mamá de Lucía eligiendo mi vestido de graduación, yo era un poco delgada y de baja estatura así que opte por un vestido largo de seda color azul eléctrico, resaltaba mis ojos grises y mi piel pálida, también pensé en ir con mis rulos sueltos y bien formados con un maquillaje sencillo pero elegante.
Decidí después de mi cita con Emmett que el será mi acompañante, habíamos frecuentado seguidamente, el era inteligente ocurrente y muy gracioso, conocí a su hermano mayor y a su padre que nos llevó a una feria para compartir, era una pequeña familia de tres muy humilde y de buen corazón, cabe destacar que se me hizo fácil salir de casa por qué mi padre estaba fuera de la cuidad para ese entonces.
— te ves maravillosa querida— mi madre era tan dulce y cariñosa, que me costaba asimilar a veces la suerte que tuvo mi padre al ser tan gélido de conseguir una mujer como Melissa Carpentier, mi adorada madre.
— ¿hoy conoceré a tú cita misteriosa?— pregunto mientras admiraba mis largos crespos castaños.
— el es un buen chico madre, estoy segura de que te caerá de maravillas.
Di un último en el espejo quedando satisfecha con mi reflejo en el cuando escuché el timbre.
— ya es hora, estás muy hermosa, a tu padre le va a gustar verte así, iré a recibir a tu acompañante.
¡Uy! Se me había olvidado mi padre, espero que sea flexible al recibir a Emmett.
Al bajar los escalones mi madre me estaba esperando junto a Emmett el cual me sorprendió mucho verlo vestido de traje negro, parecía un príncipe de cuentos, a decir verdad, me pareció mucho más atractivo, era un chico alto y bien dotado.
— eh, wow, te ves... Preciosa— los ojos de Emmett brillaron al verme y estoy segura de que jamás me habían visto como lo hacia el, se sentía nuevo e íntimo, si, tenía el corazón retumbando por dentro.
— gracias, te presento a mi madre, Melissa .
—¿ y a mí no me presentas, hija?— mi padre estaba a mi espalda con las espesas cejas fruncidas más de lo normal, esto será un momento muy incómodo.
— por supuesto padre, Emmett, el es cleighton Macklarens, mi padre.
Emmett estiró su mano para presentarse y mi padre lo ignoro por completo, empezamos mal, muy mal.
— ven a mi despacho jovencito.
Se dio la vuelta en marcha con Emmett tras el. Mis nervios estaban consumiendo me lentamente, mi padre y Emmett tardaban mucho en salir y no sabía de qué estaban hablando, espero que mi padre no lo trate mal, no se lo merece, al menos no estoy escuchando gritos o cosas rompiéndose.
— la quiero temprano en casa y como le vea una hebra de su cabello fuera de lugar tú y yo arreglaremos cuentas.
Mi padre siempre le gustaba intimidar a la gente, dios no entiendo por qué es así.
La noche transcurrió mejor de lo esperado, bailamos y celebramos, la pasamos genial, aunque Emmett no quiso bailar ni hablar mucho, se veía cabizbajo, algo que era raro en el.
— ¿Te encuentras bien?— le pregunté acercándome a su oído para que pueda escucharme mejor por lo alto de la música .
— mejor que nunca ahora que te tengo así de cerca— puso una sonrisa ladina un tanto melancólica, algo no está bien—. ¿Te gustaría acompañarme afuera un segundo?
Asentí y me tomo de la mano para guiarme a la salida.
Afuera el frío golpeó mi rostro refrescando cada parte de el, había bailado bastante y tenía la piel ligeramente brillante por el calor.
— ¿Estás bien?— encontré un gesto de incomodidad en su rostro y no me gustó.
— Marina — me sostuvo ambas manos y las pegó en su pecho—. Tengo que decirte algo, pero primero quisiera agradecerte, esta noche a sido la mejor de toda mi vida después de la noche en que te conocí, me gustas mucho más de lo que crees y bueno... Es justo que sepas que...— dudo un momento y agachó la mirada, estaba ¿Triste?—. Que tengo que irme pronto.
Mi mundo se detuvo en seco, ¿A donde se iría? Un dolor punzante recorrió mi columna y se posó en mi pecho estrujando cada rincón de el.
— ¿vendrás pronto?— mis ojos empezaron a humedecerse.
Negó lentamente con su cabeza buscando mis ojos, posó sus tibias manos en mis mejillas y con sus pulgares seco mis lágrimas las cuales no note escaparse de mis ojos.
— no volveré pequeña.
Solté un quejido al sentir que se rompió algo dentro de mí, Emmett se irá y no volveré a verlo.
— p-pero, Emmett, yo...
— tú también te irás, estudiarás en Canadá, tu padre me dijo que te irás en una semana— se acercó más a mi rostro—. Esto me duele más que nada en el mundo, pero irme es lo mejor, tú y yo...
— ¡no iré! ¡No iré a Canadá! Por favor Emmett, no te vayas — era verdad, no iba a irme a Canadá, odio la arquitectura, odio tener que encargarme de la empresa de mi padre y odio separarme de Emmett a pesar de no ser más que amigos cosa que todavía no entendía si sentíamos atracción mutua eso era evidente.
Levantó la comisura de sus labios en una pequeña sonrisa y soltó todo el aire de sus pulmones.
— jamás me voy a arrepentir de esto.
Agachó su cara frente a la mía y unió nuestros labios, luego los separó y dijo:
— eres perfecta, no te merezco pequeña.
Coloque una mano en su nuca y lo atraje de nuevo a mi volviendo a unir nuestros labios con un movimiento más rápido, deseaba hacer esto desde ya hace días atrás.