En proceso

✓sin decir adiós.

 

Ya eran las siete de la mañana, no había descansado mucho, mi padre había salido muy temprano y no había notado mi ausencia en mi habitación, así que como pude me cole por la puerta trasera y subí antes de que mi madre si lo notara.
Me encerré en el baño y me incline en el espejo, mi cara resplandecía de un rojo brillante, ¡Estoy enamorada! Pensé y una sonrisa se escapó de mi, recordé al tocar mis labios rojos e hinchados todos los besos de Emmett, con el pasar de la noche se sentían cada vez más cargados de amor, aunque el último que nos dimos se sintió diferente, no era solo de amor era de melancolía, se sintió la tristeza en su beso, quizá era por qué no quería dejarme ir a mi casa, si, quizá fue por eso.

La empresa de mi padre quedaba en el centro de la cuidad, era una de las más prestigiosas y con los mejores arquitectos del país, habia quedado con mi madre ayudarla en la oficina de mi padre mientras él se encontraba en un viaje corto de negocios.
Al llegar la secretaria de mi padre, moury, me envio un mensaje para indicarme que mi madre me estaba esperando en el piso veintidós para iniciar con unos papeleos para la sucursal que mi padre abrirá pronto en otro estado. Mi madre era la encargada de toda el área comercial de la empresa así que también estará un poco ocupada, por eso requería de mi ayuda dado el conocimiento que tengo de algunas cosas de la empresa.

— cariño, volveré en unos minutos, estamos atareados en este piso, mientras tu padre se encarga de cerrar negocios con los inversionistas, tú encargate de organizar el papeleo legal de la empresa, ya sabes cómo hacerlo, moury y yo estaremos al pendiente si necesitas algo.


Escuché el repiqueteo de las agujas del tacón de mi madre mientras se alejaba y me dejaba en la oficina de mi padre justo en su escritorio, ya estaba asociada con todo de la empresa, pues mi padre se encargó desde siempre incluirme en cada movimiento como un tutor, para luego de mi graduación dejarme al mando este edificio, aunque no es de mi agrado tenia que hacerlo.


Se acercaba la hora del almuerzo y estaba terminando de organizar la carpeta. En el escritorio de mi padre no había mucho, mi padre y moury eran muy organizados, eso me gustaba a excepción de cuando tenía que buscar un papel importante, era estresante adivinar en que lugar lo archivaron.
Mi teléfono empezó a sonar y contesté sin mirar la pantalla.
—¿ Diga?
— niña, tu padre me va a matar— la voz chillona y desesperante de moury se escuchó en el audífono—. Busca en mi laptop un archivo que dice, corporacion ING y envíalo a mi correo, ¡Es urgente Mari! 
—¿ Que harías sin mi Mou?
— morir en manos de tu padre ¡Hazlo!— le creia—. Gracias Mari, estaré esperando, Te lo agradezco, besos.
Resople resignada y fui a su escritorio, abrí la laptop y empecé a buscar el archivo. Busque, busque y busque y no logré encontrarlo, ¡Ninguna carpeta llevaba ese nombre ni uno parecido! Revise de pie a cabeza la pobre laptop de Mou, perdí la vista en el fondo de pantalla, era el gato regordete de Mou, hasta que algo llamo mi atención, había llegado un correo que decía "carta de aceptación militar", fruncí el ceño y por simple curiosidad lo abrí, mi corazón se desbocó cuando vi el nombre de Emmett Sánchez y su foto en una esquina.
— pero ¿Que diablos...?
Moury había enviado una solicitud para reclutar a Emmett y habían aceptado con un plazo de veinticuatro horas para presentarse en su casa y recluirlo.
— oh, no, Emmett.
Deje todo, robe las llaves del coche de mi madre (esto la enojara mucho) y me fui en dirección a la casa de Emmett.
Al llegar aparqué sin ningún cuidado y para mi sorpresa el señor Gerard estaba sentado en el porche con la mirada perdida y sus manos cruzadas en su regazo.
—Señor Gerard, ¿Emmett...
me interrumpió con la voz entrecortada
— se ah ido señorita, Emmett se ah ido — no pude sostenerla la mirada era ese fuerte dolor en mi pecho que me hizo impulsarse hacia dentro de su casa, no lo acepte tenía que verlo.
—¡Emmett! ¡Estoy aquí!
Subi rápidamente los escalones de madera y volví a gritar su nombre el cual no recibí respuestas, era cierto, Emmett ya se había ido, no lo encontré por ningún lado.
En su habitación no había nada de él, solo su cama arreglada y un par de zapatos frente a esta. Me senté en la esquina con los ojos a punto de llorar.
— ¿Volverá?— pregunté a su padre que me veía desde el umbral de la puerta—. Emmett...¿ Volverá?
Busque las respuesta en su mirada, aunque sea una afirmación con su cabeza, eso me bastaría, pero solo encontré dolor y lastima en sus ojos, solo eso.
Mientras que en los míos había rabia y odio al recordar que en medio de todo esto, solo había un culpable... cleighton Macklarens.
 




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