Antes de llegar a la mitad de leer la carta ya era un mar de lágrimas lo que salían de mis pobres ojos, aunque honestamente esto era lo que estaba esperando por tantos años, igual no sentí que llenaba el vacío, tenía que verlo y decirle tantas cosas, todo lo que vivi en su ausencia, pensé que solo quedaba dentro de mí el recuerdo vívido de el pero estaba equivocada ¿A quien quería mentir? Hasta mis gatos sabían que estaba loca y perdidamente enamorada de Emmett como la primera vez, jamás deje de quererlo.
pero...¿Que diablos...? ¿Por qué no estoy cambiándome la pijama para ir taras el?...
«¿Pijama? ¡Dejatela y corre tras Emmett!»
Ay conciencia, ¿y si es un error como dice en la carta?
«¡¿desde cuándo haces caso a lo que te digan y no a lo que tú sientes?!»
Una sonrisa malvada se escapó de mis labios y me levanté a buscar las llaves de mi coche para cometer el error más hermoso del mundo entero, ir a los brazos de mi Emmett, mi amado Emmett.
Los chirridos de las llantas del carro se escucharon por toda la calle frente a la casa de Emmett, levanté la mirada hacia la puerta principal y ahí estaba, despidiéndose de su hermano y de una mujer, que asumo debe ser la esposa de rodrick, su padre con más canas que antes dibujaba una sonrisa y estiraba sus brazos para recibir un abrazo.
Me quedé congelada, no era la reacción que tenía en mente pero no pude mover ni un músculo, aferrada al volante volvía a sentir mis ojos inundarse, Emmett ya no tenía el mismo cuerpo de chico que recordaba, había cambiado mucho su cuerpo (para bien, ojo) que hasta se veía mucho más alto que el de mis recuerdos, pues venga, ¡era inevitable! Esos cinco años le cayeron como anillo al dedo.
«centrada mujer»
Rodrick y el señor Gerard giraron su mirada chocando con la mía y me brindaron la sonrisa mas acogedora posible, me sentía de nuevo en casa.
Emmett seguía de espalda pero sabía que alguien estaba acercandose a el, vi sus músculos bajo su camisa ponerse tensos y por un momento de desespero me atacaron fuertemente los nervios, pero es ahora o nunca.
— ¿Emmett?— mi voz salió más baja de lo normal—. ¿Pensabas irte sin despedirte...de nuevo?
Giró lentamente sobre sus talones y suspiré al volver a sentir esos perfectos ojos sobre mí y se sentía tan consumidor como la última vez.
— marina, yo...
— ¿Pensabas volver a irte sin despedirte de mí?
Mis manos, mis piernas, mi voz temblaban y mis pensamientos eran un desastre, no sabía que hacer, si golpearlo o secuestrarlo.
Aunque preferiría lo segundo.
— no sabía si querías verme, ayer fui a tu casa y no quisiste abrirme, lo siento, te había visto en el balcón y quise... No quería hacerte sentir incómoda con mi presencia y no quise insistir, por eso dejé la carta y me marché.
— ¡¿Que demonios estás diciendo?!— su padre su hermano y la mujer nos dejaron solos en el porche para tener privacidad, que a juzgar por mis gritos estoy segura que será lo menos que tendremos—. ¡¿Crees que en todos estos años no Rogue por volver a verte?! ¡Me dejaste sin despedirte, Emmett, y quieres volver a hacerlo!
«¡secuestralo ya!»
— ¡no quería lastimarte, entiéndelo, no tuve opción!
— ¡Si la tuviste! ¡Yo estaba dispuesta a todo por ti!
—¿A caso no leíste la carta marina? ¿No entendiste nada?
«No mames Emmett.»
— ¡por supuesto que la leí! — me hizo sonrojar—. Solo quiero escucharlo.
— no tengo mucho tiempo, ya me tengo que ir marina— me rodeo y empezó a caminar sin preocupación.
— ¿Eso es todo? — se detuvo—. Cinco años sin vernos y ahora que estoy frente a ti, ¿Te marchas sin más?
Bajo lentamente el bolso que guindaba en su hombro y no pude soportar más el no tocarlo teniéndolo tan cerca.
Me acerqué y puse mi mano en su antebrazo para girarlo en mi dirección.
— ¿Esto es lo que realmente quieres Emmett? Solo dímelo y te dejare ir si así lo deseas.
« ¡no es cierto! Se que no vas a dejarlo ir así como así, eres muy necia»
— Emmett, — puse mis manos en sus mejillas y levanté su cara frente a la mía—. Mirame y dímelo.
Jamás había visto tantas emociones en los ojos de alguien, era una mezcla entre amor, emoción, tristeza y por las cejas fruncidas podría decir que también había rencor, no había mí, hacie el mismo, el sabía que no quería irse, no podía irse.
— tengo que...
— no, no tienes Emmett, ya no tienes que irte. Aquí me tienes, jamás volveré a perderte, quizá no luche por ti como me hubiese gustado hacerlo, pero ahora estoy aquí. Confieso que me estuve dando por vencida últimamente, pero vamos Emmett... ¿Cinco años? — me acerqué un poco más—. ¡De eso nada! No volverás a dejarme, no después de todo lo que pasam...
Emmett acortó la separación entre nosotros y puso una mano en mi nuca y otra en mi cintura para sellar nuestros labios con un desesperado y hambriento beso.
Si esto no es el cielo, entonces matenme ahora mismo.
Enrede mis dedos en su rubio y desordenado cabello y pegue mi cuerpo tanto como pude al de el, su calor y sus suaves labios me hicieron olvidar todos los difíciles momentos que pase en Canadá recordándolo y llorandolo, todo se esfumó, solo quedo la sensación de mi cuerpo llenando ese vacío por completo, era el, era este momento, era todo este día entero lo que me hizo recordar lo mucho que lo amo, algo que sin duda jamás olvide, solo lo empuje al fondo de mi ser para no seguir sufriendo pensando que no era correspondido, pero era más que eso.
«¿ahora si?»
Nos separamos lentamente y pegamos nuestras frentes.
— ahora sí— dije en un susurro y no pude evitar sonreír mientras Emmett me veía confundido.
— ¿Ahora si que pequeña?
Aw, amo que me diga pequeña.
— ahora si puedo secuestrarte.
— con gusto me dejaría — me recorrió con la mirada—. te ves hermosa con esa pijama, estoy seguro que sin ella te verías mucho mejor.
extrañaba esa sonrisa pícara y esos hoyuelos del demonio, sus ojos, sus abrazos, sus besos...todo.