En proceso

✓hogar desconocido.

— bienvenida de vuelta marina.
Me costó mucho abrir los ojos, el dolor de cabeza como que no me iba a dejar nunca, la habitación estaba tan fría y  con una fuerte luz blanca que me Escocia la vista, me costaba enfocar a la persona parada a un lado de mi camilla, un fuerte olor a genéricos me hizo torcer el gesto.
—¿Dónde... estoy?— pregunté casi sin voz, la garganta la tenía hinchada y adolorida.
— estás en la clínica marina— respondió un hombre bajo con bata blanca y lentes de pasta.
Arrugue el ceño por el dolor en mi coronilla.
— estuviste en coma por dos meses— afirmó.
¿Dos meses? ¿No habían pasado siete meses? Estaba más confundida y con el cuerpo malo de tanto estar en la misma posición, quería levantarme de esa maldita cama y estirar todo mi cuerpo.
— tuviste suerte de que tu madre te encontrará esa noche en tu habitación.
¿Mi madre? ¿Era ella la que estaba tocando el timbre esa noche? Dios mío ¿por qué todo es tan complicado?
— ¿Dónde...está?— pregunté 
— la voy a dejar pasar, pero intenta no forzar tu cabeza mucho, voy a ordenar a la enfermera que venga y te administre un calmante, debes estar confusa y adolorida, no es para menos, tuviste mucha suerte marina, tienes un propósito muy fuerte por cumplir en este mundo, dios te ha dado una segunda oportunidad, espero que sepas valorar ahora y no cometer el mismo error— apretó mi hombro con suavidad—. de nuevo bienvenida marina
sonrió amablemente y se fue.
Pensé que al despertarme olvidaría todo, pero estaba tan vivo en mi interior, que podía jurar que si había vivido todo eso en carne propia pero era falso.
— oh mi niña, mi hija querida, estás bien— mi madre se tiro en mi pecho llorando como una bebé y me hizo sonreír tenerla de nuevo, sentir que era ella, acaricie su cabello castaño hundiendo mis dedos con anhelo.
— te extrañe madre— susurré.
— y yo a ti hija, tenía fe que saldrías de esto.
— lo sé madre, podía escucharte.
Levantó la cabeza de un salto con los ojos como platos.
—¿Como? ¿Podías escucharme?— pregunto inquisitiva.
— si madre, podía escucharte y sentirte.
— pero eso es...imposible hija— arrugó las cejas.
— no lo es madre, tu voz...me hizo caer en cuenta de que estaba soñando.
—oh, dios, el doctor dijo que te afectaría el cerebro, ¡Voy a llamarlo!
— no..madre— la detuve—. No me afectó, también escuché a Lucía.
Mi madre abrió aún más sus ojos sorprendida.
Una punzada de dolor volvió a pegarme en la coronilla y solté un quejido.
— descansa hija, no debes forzarte, aquí estaré para cuando despiertes.
Jamás volvería a dormir, ahora si que quede traumada.
***
Una semanas después...
—bienvenida de nuevo a tu casa hija, todo está tal y como lo dejaste— mi madre me ayudó a ponerme de pie, me habían traído en una silla de ruedas, mis piernas les costaba mantenerse de pies, me sentía como un niño sin saber caminar, el doctor dijo que poco a poco volvía a tener mis reflejos como antes.
— ¿donde esta patch y venett?— los busque con la mirada y no los encontré—.¿Mamá?
— están bien cariño, me los lleve a casa, me encargaré de ellos unos días más mientras tú terminas de recuperarte, te han extrañado mucho.
Oh mis hijos gatunos, cuanto los extraño.
La casa se sentía desconocida, el patio volvía a ser el mismo peladero, sin pérgola, sin rosas, sin Emmett.
Mi habitación no tenía su olor, las gavetas estaban vacías, todo era vacío y desconocido para mi, me dolió el pecho al entrar a la habitación de el baño y ver la bañera donde Emmett y yo pasábamos horas metidos hablando besándonos y haciendo muchas cosas juntos, sentí mis ojos arder, pero no derrame ni una lágrima, ya había vuelto y solo tenía que agarrar más fuerzas para ir a buscarlo.
Baje a la cocina donde estaba mi madre y me senté en la barra frente a ella.
— ¿madre, podemos hablar?
— por supuesto linda— sirvió dos tasas de café y se sentó del otro lado de la barra ofreciéndome una.
— ¿como me encontraste esa noche?

Soltó aire por su boca y empezó a darme todos los detalles de esa noche.
— bueno, vine a visitarte, había llegado de viaje con tu padre y estaba entusiasmada por contarte lo maravilloso que fue ir a Cancún, había tocado el timbre una cuántas veces, sabía que estabas ahí, tu coche estaba aparcado al frente, pero de repente...— volvio a resoplar dejando caer sus hombros con tristeza—. Sentí que algo estaba mal, así que saque las llaves que me habías dado de repuesto y subí a tu habitación, te vi tirada en el piso con espuma saliendo de tu boca, era horrible verte así. Como pude te cargue en mis brazos y te lleve a la clínica.
— ¿Y luego?
— luego te llevaron de emergencias a practicarte un lavado de estómago pero ya las pastillas habían hecho mayor efecto y entraste en coma durante dos meses sin reaccionar, el doctor dijo que tu cuerpo estaba rechazando los medicamentos y que había que...desconectarte porque estabas sufriendo.
—¿Como sabían que estaba sufriendo? Iban a matarme madre.
— porque tuviste una severa hemorragia y estabas a punto de un paro cardíaco, por más de una ocasión sufriste convulsiones, estabas sufriendo en silencio y eso me estaba matando, pero sabía que podías cariño— acaricio una de mis mejillas.
— tenías fe en mi, pude escuchar que lo decías madre, el doctor te dijo que había que desconectarme y tú dijiste que no, te agradezco la oportunidad que me diste madre.
— es increíble que escucharás todo, no me lo puedo creer.
— si te dijera todo lo que viví durante el coma, no me lo creerías.
— si lo haría cariño, a ver, cuéntamelo todo, quiero saberlo.
Le conté todo desde la carta hasta el día de mi boda que increíblemente todo fluyó en mi cabeza como si nunca se me hubiese olvidado, todo estaba intacto en mis recuerdos y era reconfortante contárselo a mi madre.
Cuando termine de hablar la cara de mi madre era de perplejidad completa, estaba con la boca hasta el piso— literalmente— los ojos casi se le salían de sus órbitas.
—¿Madre?
— oh cariño mío, es... Todo eso que viviste...que soñaste, fue hermoso— suspiró con lágrimas en sus ojos— hija, es increíble que conocieras a clareth, ella fue mi amiga tal y como lo soñaste, ella y yo éramos inseparables y dos irremediables locas de atar, es extraño, pero es así como la describiste, ella era hermosa y buena mujer, lastima que murió muy joven pero...esto es, un milagro marina.
— si ya lo creo madre.
— en cuanto a tu padre, bueno... El está ansioso por verte, pero no quiero que te sientas presionada por nada ni nadie, así que todos esperarán a que te adaptes y entres en ambiente para venir a visitarte.
—¿Emmett, vendrá Emmett?— dije entusiasmada.
— eh...bueno, hija, el... Gerard, su padre, te visito en varias ocasiones en la clínica, y bueno, el también tenía fe en ti, sabía que ibas a despertar.
—¿Mamá? ¿Dónde está? Dímelo.— busque su mirada al evitarme.
Me levanté de golpes y mi madre dio un respingo.
— marina, ¿A donde vas? ¡No puedes salir!
Agarre las llaves de mi coche y aún con mis piernas débiles, saque la fuerza de donde no las tenías y no doblegue,  más podía la voluntad y las ganas de verlo que cualquier otra cosa.
 




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