¿en qué estado te encuentras?

1.1

Es importante reconocer que esta desconexión no es simplemente un estado pasivo, sino que puede ser alimentada por la evasión constante hacia estímulos externos, como las distracciones digitales mencionadas anteriormente. Estas herramientas modernas, si bien son útiles y fascinantes, pueden convertirse en escapes tentadores que nos apartan de la reflexión interna y la conexión con nuestro mundo emocional, que no es otra cosa más que estar conscientes de nuestro tiempo presente dentro de la circunstancia que nos afecta. Y este tiempo presente no se refiere a las acciones presentadas por una gran aventura épica o a un momento de sumo dramatismo, sino cualquier tiempo presente, simple y hasta diría ordinario, aburrido, como por ejemplo puede ser el estar parado en una esquina o simplemente mirar por la ventana; si podemos estar verdaderamente ahí, en ese momento y no en aquellos otros (el pasado o la fantasía del fututo), entonces tal vez logremos enterarnos de unas cuantas cosas maravillosas que solemos dar por sentado.

Haga la prueba usted mismo, en este mismo instante, sienta su cuerpo y observe a su alrededor. No crea que es tan sencillo. Verá la luz reflejada sobre las cosas, respirará el aire que nos alimenta, oirá un sinfín de notas distintas (o el silencio), sentirá la temperatura del aire en la piel, si está en una esquina se percatará de cómo cambia la luz del semáforo, de verde a rojo, que parecerá no tener la menor importancia, o de pronto una paloma descenderá desde el cielo hacia la acera. Tan simple, mundano, ordinario (estúpido si se quiere) cómo eso. Y sin embargo esa pequeña experiencia puede representar un momento de equilibrio, de paz, de salud mental que acaba de regalarse… incluso sin haber solucionado ninguno de los problemas que tenía hasta ese momento, acaba de hacer algo bueno por usted mismo. Recuerde que hizo falta una civilización entera para que existiera eso que se ha quedado viendo (por caso el semáforo), y millones de años de evolución para que esa paloma dejara de ser un dinosaurio volador y se conviertiera en un pequeño plumífero. Sé que en un principio le parecerá estúpido este ejercicio último, pero pregúntese una cosa: ¿no será más estúpido inadvertir todas estas pequeñas cosas de todos los días? Ahora bien, cuánto segundos (!sí, apenas segundos!) somos capaces de soportar en la realidad del presente inmediato sin que nuestra mente quiera buscar desesperadamente refugio revisando el pasado, o sumergiendose en la fantasia del futuro? (o directamente encendiendo el teléfono móvil que tiene en la mano). Pero atención, no se trata de poner "la mente en blanco", sino de estar en el momento presente, sientiendo y pensando lo que sucede en lo inmediato, siendo consientes también del cuerpo que nos contiene. 

Lo más interesante, desde mi perspectiva, es ese poder instantáneo, gratuito, pequeño pero infinito, que todos poseemos al conectarnos plenamente con el presente. Es un tesoro que a menudo subestimamos, pero que está siempre a nuestro alcance (al que también le tenemos miedo, por cierto) para brindarnos calma y plenitud, a pesar de cualquier adversidad que enfrentemos en ese momento. Lo llamo "la experiencia artistica del presente"

Imagínese ahora poder repetir este pequeño experimento varias veces al día, durante apenas algunos segundos como dijimos... en cada uno de esos momentos "intrascendentes" sepa que habrá logrado estar presente en tiempo y espacio. Ahora intente hacer de esos momentos una experiencia cada vez más larga, verá que no será nada fácil permanecer "sin hacer nada" durante algunos minutos, solo observando a su alrededor (y siendo parte de la escena) Es un concepto que en ciertas culturas orientales llaman "Wu Wei". En otros capitulos hablaremos más acerca de esta práctica. 

En definitiva, todas estas distracciones en la que nos dejamos hipnotizar terminan funcionando como si fuesen una especie de anestesia mental, algo que nos adormece los sentidos, que nos aleja de aquel estado de “contemplativa aceptación”, estado en el cuál no es muy difícil de entrar y de permanecer durante un tiempo prolongado.

El desafío entonces será equilibrar dos aspectos fundamentales de nuestra existencia: nuestra interacción con el mundo que nos rodea y la reflexión interna necesaria para comprendernos a nosotros mismos en un nivel más profundo. Esta dualidad representa un elemento clave en el desarrollo emocional.

 

Por lo tanto, el objetivo es lograr una mayor coherencia en nuestra vida, al estar menos en “funciones automáticas” o adormecidos, y más conscientes de nuestros sentimientos, pensamientos, acciones. Hacer de nuestro tiempo, un “presente artístico”, donde seamos conscientes de nuestro ser y eso que nos rodea. De este modo podremos alinearlos de manera más armoniosa. Esta coherencia interna refleja una conexión más auténtica con el entorno externo, permitiéndonos ser más genuinos en nuestras interacciones y en cómo impactamos en el mundo que nos rodea.

 

(Nos encantaría que nos dejaras en comentarios qué te ha despertado este capítulo)

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