En qué estrella estará

CAPÍTULO 24

Que hace tiempo que el reloj no se paraba
Que las risas no callaban, que no entraba tanta luz
Hace tiempo que creía que no podía ser.

Antonio Orozco

 

Esta vez fue él quien no me dejó hablar. Me dijo que pensara qué quería hacer con lo nuestro, y se marchó. Lo noté más maduro, menos desesperado, y mucho más resuelto que la semana pasada. A ver si era cierto que la verdad libera. Ya no pude ver esa sombra de duda que veía en sus ojos mientras estábamos en casa de mis padres.

Apenas salió sentí su ausencia como hacía mucho tiempo que no sentía nada. Casi podía palparla. Sentí que era una señal. O volvía con él o tendría que mudarme. No podía seguir ahí sin él.

Con la cabeza hecha un peor lío que antes, me fui a dormir. Al día siguiente decidí hacer algo extremo, pero así éramos nosotras: llamé a Irina y le pregunté si podía ir a pasar el fin de semana con ella. Estábamos a tres horas de distancia, y necesitaba a mi hermana. Por supuesto ella hizo prácticamente una fiesta para indicarme que me esperaba con ansias. Tomé una bolsa y coloqué algunas ropas y artículos de primera necesidad, y me fui a verla. Necesitaba ordenar mis ideas y tomar una decisión, y ella era la persona indicada para acompañarme en ese momento.

Sin saber por qué, le envié un mensaje a Francesco para avisarle que estaría fuera el fin de semana. No quería que se preocupara si venía o me llamaba a casa.

El resumen del fin de semana: mi mente era un caos. Con Irina nos atiborramos de comida chatarra (nada bueno para mi ya destrozado estómago), y esta vez, no quise tomar alcohol, algo por lo que Irina insistió en tomarme la fiebre varias veces. No me apetecía, y tampoco quería tomar decisiones bajo los efectos de alguna sustancia. Añoré la calma que me proporcionaba un buen cigarrillo. Lo cierto es que desde que eché a Francesco no había podido volver a tocar uno. Bueno, algo bueno iba a salir de esto, por fin dejaba el vicio.

El domingo a primera hora de la tarde partí para casa con muchas dudas y pocas respuestas. Por un lado, amaba a Francesco más que a mi vida y no podía imaginar una vida sin él ahora que había vuelto a probar sus besos, su amor, su compañía. Por el otro, no sabía si era capaz de perdonarle. Cada vez que me imaginaba volver a sus brazos, tenía miedo que se me apareciera la imagen de él con la otra mujer besándose, tocándose, y un enorme etcétera que me revolvía las entrañas.

Pensando tanto, el trayecto de vuelta a casa se me hizo muy corto. Cuando quise acordar ya estaba en el portal del edificio. Estaba muy cansada y la boca se me hacía agua pensando en la siesta que me iba a pegar una vez entrara en el departamento.

Apenas entré, lo primero que me echó para atrás fue el olor a pintura. Invadió mis fosas nasales y me provocó una mueca de asco. Lo segundo que me llamó la atención fue ver que las ventanas estaban abiertas de par en par, y recordaba haberlas cerrado a conciencia, porque no me gustaba dejar nada abierto cuando me iba. Había algo raro, definitivamente. Por último, lo que debí notar primero: una melodía conocida y estremecedora sonaba en mi equipo de música.

Mientras caminaba hacia el living me llegó un mensaje de Irina:

***Hermanita, espero que no te moleste este pequeño "empujón" que estás a punto de recibir. Creo que solo tú eres la única que no te has dado cuenta de cuánto lo amas. Te mereces ser feliz. Con él. ¡Qué bueno que no le corté las pelotas! Las vas a necesitar. Te quiero, bye***

Largué una sonora carcajada al leer su mensaje, mientras The search is over subía de volumen en los parlantes. La mesita del living estaba llena de velas de todos los tamaños, se había creado una atmósfera muy acogedora. No recordaba que mi sala pudiera ser así.

Sentí un ruido a mis espaldas y me giré

Y lo vi. No sé por dónde empezar. Quizá por cómo vestía. Se había puesto el esmoquin que usó en nuestra boda. Mis ojos viajaron por su cuerpo varias veces...ese hombre no podía ser tan perfecto. Estaba recostado sobre su hombro izquierdo, apoyado contra el umbral del pasillo que daba a las habitaciones, y me sonreía enigmáticamente, sosteniendo una rosa color blanco en sus manos, mis favoritas.

Se acercó lentamente a mí, estiró su mano y tomó la mía. -¿Me concede este baile, preciosa?-

Sonreí, embobada, mientras comenzamos a bailar lentamente. Me dejé llevar por la música y la letra de la canción.

Now at last, I hold you

Now all is said and done

The search has come full circle

Our destinies are one

So if you ever loved me

Show me that you give a damn

You'll know for certain

The man I really am

Now I look into your eyes

I can see forever

The search is over

You were with me all the while

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Ahora, finalmente, te tengo,

Ahora todo está dicho y hecho,

La búsqueda completó el círculo,

Nuestros destinos son uno.

Así que si alguna vez me amaste,

Muéstrame que no te importa nada,

Sabrás ciertamente

El hombre que realmente soy.

Ahora miro dentro de tus ojos,

Puedo ver el "para siempre"

La búsqueda se terminó,

Estuviste conmigo todo el tiempo.

-Sé que te dije que te iba a dejar tu espacio, pero creo que todavía no terminé de dejarte en claro lo mucho que me importas. Y si decides no perdonarme, eso me convertiría en la persona más infeliz del mundo, y no quiero eso. Quiero ser feliz a tu lado. Nos lo merecemos. Hemos pasado por mucho, y ya es hora de recuperar lo hermoso que vivimos.-

Lo miré a los ojos, y de pronto todos mis miedos se esfumaron. Mi corazón se saltó un latido cuando lo besé, y supe que había llegado a mi hogar. Supe que podríamos superar cualquier cosa, juntos. Ambos habíamos crecido, el dolor nos había transformado, pero no estaba dispuesta a que se llevara todo lo que siempre había querido. Iba a luchar por nosotros, por nuestro matrimonio.




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