En silencio

Capitulo 17

Clara despertó esa mañana sintiéndose diferente. Había pasado días reflexionando sobre su lucha y cómo quería enfrentar su depresión. El viaje hacia la autocompasión había comenzado, y se sentía lista para sumergirse en él. Con una mezcla de nerviosismo y emoción, se preparó para el taller que había estado esperando.

Al llegar al centro comunitario, Clara se encontró con un grupo diverso de personas, cada una con su propia historia. La facilitadora, una mujer de cabello rizado y voz suave, los recibió con una calidez que rápidamente disipó sus temores. “Hoy aprenderemos a ser amables con nosotros mismos,” dijo, sonriendo. “La autocompasión es un camino hacia la sanación.”

El taller comenzó con una meditación guiada que invitaba a los participantes a cerrar los ojos y conectar con su respiración. Clara sintió cómo su corazón latía con fuerza, pero a medida que se concentraba, una sensación de paz la envolvía. “Es un momento para mí,” pensó, dejándose llevar por la calma.

Después de la meditación, la facilitadora les pidió que compartieran sus experiencias con la autocrítica. Clara escuchó atentamente mientras otros hablaban sobre sus luchas internas. “Soy demasiado dura conmigo misma,” dijo una mujer. “Siempre me comparo con los demás y siento que nunca soy suficiente.”

Cuando llegó su turno, Clara sintió que las palabras se atascaban en su garganta. Pero recordando la importancia de la vulnerabilidad, respiró hondo y comenzó a hablar. “A veces, siento que la depresión me hace olvidar quién soy. Me culpo por no ser más fuerte o más feliz,” compartió, sintiendo cómo la sinceridad aliviaba un poco su carga.

La facilitadora sonrió, reconociendo la valentía de Clara. “La autocompasión comienza con la aceptación. Todos somos humanos y tenemos derecho a nuestras luchas,” explicó. “Es un viaje, y cada paso cuenta.”

A lo largo del taller, los participantes se sumergieron en ejercicios de escritura y reflexión. Clara escribió cartas a sí misma, expresando amor y comprensión. “Querida Clara, está bien sentir lo que sientes. No eres menos por tener dificultades,” escribió, sintiendo que cada palabra resonaba en su corazón.

El grupo también practicó afirmaciones, repitiendo frases de autocompasión que les recordaban su valor intrínseco. “Soy suficiente. Estoy haciendo lo mejor que puedo,” resonaba en la sala, creando un espacio de apoyo y aliento.

Al finalizar el taller, Clara se sintió renovada. Había encontrado un sentido de comunidad y pertenencia, un lugar donde podía ser auténtica sin temor al juicio. “Esto es solo el comienzo,” pensó, sintiendo que cada paso hacia la autocompasión era un paso hacia la sanación.

Cuando regresó a casa, Clara tomó su diario y escribió sobre su experiencia. “Hoy aprendí que ser amable conmigo misma no es un acto de debilidad, sino de fuerza. Estoy en este viaje, y tengo derecho a cuidarme.”

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, sintió que había dado un paso significativo hacia la aceptación. “Me permito sentir dolor, pero también me permito sentir amor. Estoy aprendiendo a ser mi mejor amiga,” reflexionó, sintiendo que, poco a poco, la autocompasión comenzaba a reemplazar la autocrítica.

Con el corazón más ligero, Clara cerró los ojos y se dejó llevar al mundo de los sueños, donde las posibilidades eran infinitas y la esperanza siempre brillaba.



#2590 en Otros
#99 en No ficción

En el texto hay: depresin, depresion y soledad

Editado: 19.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.