En silencio

Capitulo 42

Clara se sentó en su escritorio, rodeada de los recuerdos que había comenzado a plasmar en su nueva serie de obras. Cada pieza representaba una parte de su historia, un fragmento de luz en medio de la sombra que a menudo la envolvía. Sin embargo, a medida que se sumergía más en su arte, también comenzaron a aflorar los ecos de su dolor.

Esa mañana, Clara había despertado con una sensación de pesadez que le resultaba familiar. La depresión la acechaba nuevamente, como una sombra que había aprendido a reconocer pero que aún no sabía cómo manejar. A pesar de los avances que había logrado en su arte, había días en los que la lucha se sentía abrumadora.

Mientras miraba la obra que había terminado la semana pasada, un paisaje de colinas verdes y un cielo despejado, Clara reflexionó sobre su proceso. Aunque había encontrado momentos de luz, también había días en que la tristeza se apoderaba de ella sin previo aviso. “¿Por qué me siento así?”, se preguntó, frustrada por la falta de respuestas.

Decidió tomar un descanso y salió a caminar por el vecindario. El aire fresco la envolvió, y mientras caminaba, trataba de despejar su mente. Observó cómo las hojas de los árboles danzaban con la brisa y cómo los rayos del sol iluminaban los caminos. Pero a pesar de la belleza a su alrededor, la sombra de la depresión seguía presente, recordándole que el equilibrio era frágil.

Encontró un banco en un pequeño parque y se sentó a observar a las personas que pasaban. Algunas sonreían, otras parecían absortas en sus pensamientos. “Todos tienen su propia batalla”, pensó Clara, sintiéndose menos sola. Era un consuelo saber que su lucha no era única, que cada persona llevaba su carga invisible.

Mientras estaba sentada, una niña pequeña se acercó corriendo, con un globo rojo en la mano. Se detuvo frente a Clara y le sonrió. “¡Mira mi globo! Es el más grande de todos”, exclamó con una risa contagiosa. Clara no pudo evitar sonreír al ver la alegría en los ojos de la niña.

“Es hermoso”, respondió Clara, sintiendo una oleada de calidez en su pecho. La niña hizo una pequeña danza, sosteniendo el globo en alto, y Clara se sintió atraída por la simpleza de ese momento. La risa de la niña era una pequeña chispa de luz que iluminaba su día gris.

Cuando la niña se alejó, Clara continuó su reflexión. Comprendió que, aunque la depresión a veces nublaba su visión, había momentos en que la belleza del mundo podía romper esa oscuridad. Decidió que no debía rendirse ante esos días oscuros, sino que debía seguir buscando esas pequeñas luces, esas experiencias que le recordaban que había algo más allá del dolor.

Regresó a casa y se sentó nuevamente en su escritorio. Inspirada por la experiencia de la tarde, comenzó a escribir sobre la niña y su globo, reflexionando sobre la capacidad de encontrar felicidad en los momentos simples. Se dio cuenta de que había algo liberador en expresar su dolor y su lucha a través del arte, en conectar con las experiencias que otros también podían entender.

A medida que las palabras fluyeron, Clara sintió una liberación. Comprendió que sus luchas no definían su existencia, sino que eran parte de su viaje. Esa noche, se sintió agradecida por la oportunidad de compartir su historia y por la conexión que había encontrado con los demás.

Al finalizar su relato, Clara miró la pintura que había estado trabajando. Esta vez, decidió agregar un nuevo elemento: un pequeño faro en el horizonte. Era un símbolo de esperanza, un recordatorio de que siempre había luz, incluso en medio de la oscuridad.

Mientras trabajaba en la nueva adición, Clara sintió que su corazón se llenaba de determinación. La depresión podía ser un capítulo en su historia, pero no era el final. Ella tenía el poder de seguir creando, de buscar momentos de luz y de conectarse con los demás a través de su arte.

Esa noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, Clara se sintió en paz. Había aprendido a aceptar sus sombras y a celebrar sus momentos de luz. En cada pincelada y en cada palabra escrita, estaba construyendo un camino hacia la sanación, uno que no solo la llevaría a ella hacia la luz, sino también a aquellos que se sintieran perdidos en la oscuridad.



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En el texto hay: depresin, depresion y soledad

Editado: 19.10.2024

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