Nathan se marchó temprano de casa, aún no olvido ese beso. Confieso que moría de ganas porque se atreviera a más, pero simplemente decidió terminarlo con la tonta frase "asi no" ¿entonces cómo? Solo eso se me ocurre pensar. Pero ya no tiene sentido preguntarlo, solo dormimos abrazados aunque fue bonito.
Bajo a la cocina dispuesta a desayunar, la casa esta vacia y silenciosa, algo poco común ya que mamá no sale como antes.
Me preparo un cafe y unas tostadas, me siento en la isla. Suena mi celular, atiendo sin mirar creyendo que es mamá
-hola-
-hola ¿Loana?- pregunta una voz masculina
-¿quien habla?- inquiero nerviosa
-soy Augusto, hermano de Adrien- tras oir ese nombre mi inquietud aumenta-¿sigues ahi?-
-si- respondo.
-necesito hablar contigo pero no le digas a nadie- lo pienso unos segundos. Èl me envia la dirección por texto. Miro la pantalla del movil mientras debato internamente si hacerlo o no.
-hola- me saluda Nathan, levanto la vista
-hola- respondo, algo en mi dice que debo que confiar en èl -¿te puedo pedir un favor?- pregunto sin rodeos
-claro- dice
-¿me llevas a un lugar?- cuestiono
-si, ya mis padres me permiten usar el coche- sonrie
-gracias, vamos- lo tomo de la mano y lo jalo hacia el aparcamiento de la universidad.
-¿a donde vamos?- pregunta al sentarnos en su auto. Le entrego un papel donde anote la direccion, es afuera de la ciudad. Èl frunce el entrecejo -¿puedo saber a que vamos a ese lugar? Tardaremos unos cuarenta minutos aproximadamente-
-te lo dire pero no ahora y debes prometerme no decirle nada a nadie- lo piensa unos segundos, remoja sus labios nervioso
-esta bien- enciende el vehiculo y encaminamos hacia nuestro destino. Durante el camino me dedico a observar por la ventana, aunque de vez en cuando miro a Nathan, me gusta estar cerca de èl, volteo a verlo
-¿por que no quisiste que pasará anoche?- pregunto. Me sorprendo al ser tan directa con ese tema. Él me observa unos escasos segundos luego vuelve la vista al frente
-porque...- hace silencio unos segundos, yo espero ansiosa a que continue -no quiero arruinar nuestra amistad- y de nuevo me deciluciona su respuesta pero disimulo.
-pero con Sele sigues igual ¿o algo cambio entre ustedes?- pregunto sin descaro alguno.
-no, entre nosotros no paso nada- me me echa un vistazo rápido -no tuvimos sexo- yo me niego a creerle. Sonrió nerviosa
-no te creo- digo
-lo digo en serio, solo fingimos para darle celos a alguien más- sigo sin creerle pero decido dejarlo así. No respondo -pero no funciono, esa persona no siente lo mismo- finaliza. Algo es cierto no los he visto darse besos como cualquier pareja, ellos se tomaban de la mano y se abrazaban.
-¿los besos que nos dimos no significaron nada para ti?- pregunto tímidamente. Se supone que para mi no fueron de importancia
-fueron maravillosos- responde sin mirarme. Mi corazón se acelera tras oír esas palabras -¿y para ti?-
también, no quiero perder tu amistad pero deseo avanzar- suelto sin darme cuenta. Èl voltea como resorte me mira y no logro descifrar lo que piensa pero quiero correr los riegos que sean necesarios, tomo su mano -¿tu quieres?- inquiero, Nathan detiene el coche, mirando sus ojos puedo asegurar que lo demas deja de tener importancia. Me acerco lentamente hasta unir nuestros labios, los muevo poco a poco, èl toma mi rostro entre sus manos, me siento a horcajadas.
Abre su boca dandole paso a mi lengua, es una sensación maravillosa. Siento un casquilleo en mi estomago, el calor de su cuerpo contra el mío aumenta el deseo de sentirlo dentro de mi, la calidez de su respiración agitada quema mi boca, me alejo un poco y sonrió nerviosa, ya avanzamos y no quiero detenerme pero me apena que èl no quiera continuar. Esta vez es Nathan quien me besa y no tengo dudas de que ya no podremos detenernos, cierro los ojos y me dejo llevar; me embriago en su aroma y se apropia del encantador placer.
Editado: 03.01.2020