~Narra Nathan~
Loana se quita de encima y me siento vacío, arreglo mi vaquero la miro ella se viste seria. Se que se siente apenada, sus mejillas lucen ligeramente ruborizadas se ve muy tierna así.
Al terminar mira por la ventanilla, enciendo el desempeñador del coche; no quisimos detenernos y por mi parte no me arrepiento ya que es lo mejor que me ha pasado, pero temo que cambie su actitud de ahora en más. Llevo mi mano hasta su pierna voltea a verme rápidamente, me mira con su boca entre abierta, sonrío con ternura ella despierta mi lado protector aunque es toda una mujer siento que quiero defenderla de todo.
-no quiero que cambie en nada nuestro trato- digo
-descuida lo olvidaremos- responde. Frunzo el ceño
-¿por que? Crei que te había gustado- pienso en vos alta se sonroja aún más
-no es eso, es solo que no estuvo bien yo amo a Adrien- su respuesta me molesta sus palabras me duelen. -eso lo sabes desde el primer momento disculpa si nos son las palabras que esperabas pero no se que me pasa y ahora me siento horrible- habla rápido, tomo su mano y la presiono un poco
-descuida lo se, solo no quiero que sientas pena a mi me encanto y no pienso olvidarlo pero no volverá a pasar si tu no quieres- dejo un casto beso en sus labios -te quiero más de lo que imaginas y no voy a perderte por lo que acaba de pasar-
-tambien te quiero y eres un gran amigo- de nuevo ese pinchazo en mi pecho.
-bien, es mejor que sigamos el camino- Loana asiente. Enciendo el vehículo y continuo conduciendo por la larga carretera.
~Narra Loana~
Después del viaje más largo e incómodo de mi vida llegamos a la dichosa cabaña donde me espera el hermano de Adrien. Me siento horrible conmigo misma ¿por qué carajo me deje llevar? A quien engaño quería sentirlo dentro de mi y ahora me comporto como una idiota ¿por qué? Muy simple porque me encanto pero no quiero que Nathan lo sepa el me dijo que me quiere pero estoy convencida que solo como amiga además mi corazón ya tiene dueño ¿Nathan y yo juntos? No existe ninguna posibilidad solo fue sexo sin sentido y no volverá a pasar.
Èl se detiene a varios metros y yo bajo sin mirarlo, camino hacia la entrada principal mi corazón se acelera pero intento lucir tranquila golpeo la puerta de madera y esta abre a los pocos segundos entro y veo a Augusto a unos pasos
-crei que ya no vendrias- dice mirando su reloj pulsera -¿viniste sola?- inquiere
-no, estoy con un amigo pero espera afuera y no sabe porque estoy aqui- respondo
-¿qué le dirás después?- cuestiona serio
-no lo sé, solo dime ¿para que querías verme?-
-sientate- señala el sofá
-asi estoy bien- respondo segura
-no voy a comerte- lame sus labios, retiro. Mi mirada de èl ya que es desagradable -aunque no te ves nada mal- da una carcajada . Volteo a verlo cabreada
-habla o me voy- hablo segura
-bien, solo quiero pedirte que no denuncies a Adrien, el esta arrepentido te ama más que a nada en esta vida, esta dispuesto a intentarlo si tu quieres. No levantes cargos en su contra- dice
-no lo haré, pero no volveré con él. No quiero verlo jamás, si tu hablas dejaselo en claro- doy la vuelta y salgo de allí. Subo al auto de Nathan quien me observa espectante
-podemos irnos- digo llevando la vista al frente
-dime que allí no estaba Adrien- habla serio. Yo no respondo nada, no esperaba que dijera algo así. -no puedo creer que hayas hecho esto Loana, soy un imbecil- abre la puerta dispuesto a bajar, lo tomo del antebrazo
-no esta él, debes creerme- digo segura me aterra que vea a Augusto, es mayor que Adrien y luce como un cretino de pelicula con su larga cabellera negra, y chaleco de cuero, mostrando sus brazos cargados de tinta y que decir de su abundante barba. Definitivamente no puede verlo.
-¿quién está dentro?- pregunta
-te lo diré en cuanto lleguemos a la ciudad pero si bajas no volveré a dirigirte la palabra por el resto de mi vida- lo amanezo y espero funcione. Cierra la puerta y sin decir una palabra empieza a conducir. Durante el camino no decimos una palabra, su frente está fruncida y deja en claro su mal humor. Es la primera vez que esta molesto conmigo, al llegar abro la puerta para bajar, esta vez me detiene él, la cierra y la traba para que no intente huir.
-dime a quien fuiste a ver - dice
-te lo diré, a su hermano- respondo, su mirada se vuelve oscura
-¿qué te dijo?- pregunta
-que no lo denuncie- bajo la mirada ya que empieza a asustarme un poco
-nos vamos ya mismo a la comisaría-
-¡no!- grito, voltea a verme
-si no lo denuncias Loana quien no va a dirigirte la palabra sere yo- ¡vaya ahora me estorciona con mis propias palabras!
-quita el seguro de la puerta- hablo contundente. Èl lo hace, me bajo y giro a verlo
-lamento que quieras eso, pero te echaré de menos- me alejo de allí dejando una parte de mi corazón. Si no lo denuncio no es por su hermano, es porque no me siento preparada aún pero nadie lo entiende. No pueden estar en mi lugar ni un segundo ¿quién diría algo malo de la persona que ama? ¿Quien?
Editado: 03.01.2020