Lucía dejó el teléfono boca abajo sobre su cama, como si el gesto pudiera detener la confusión que se acumulaba en su pecho. Le había escrito a Javier algo lindo. Algo pequeño, casi sin importancia. Un mensaje simple:
"Me gusta hablar contigo, me haces sentir bien."
Y Javier había respondido con una carita y un “yo también”. Nada más.
Lucía sabía que no podía esperar más. Que no era justo leer más allá de lo que decía. Pero ¿cómo no hacerlo cuando cada palabra de él se sentía tan tibia, tan cómoda, tan suya?
Había momentos en que se preguntaba si Javier la veía como algo más. Si alguna vez, en el silencio entre los audios, en las risas compartidas, en las veces que le decía “mi niña”, había algo más allá de una amistad.
Pero después… había momentos en los que él desaparecía un poco. Contestaba como si no pasara nada. Como si todo fuera... normal.
Lucía no sabía si era ella. Si estaba confundiendo cariño con interés. O si él también tenía miedo y por eso no lo decía. Había algo doloroso en esa ambigüedad. Algo que arañaba por dentro. Porque cuando no sabes qué son, cada gesto es una pregunta.
Se empezó a alejar un poco. No lo suficiente como para que él lo notara, pero sí como para protegerse. Contestaba más tarde. Evitaba hablar de lo que sentía. Guardaba las fotos que él le enviaba, pero no las comentaba como antes. Se decía a sí misma que no estaba enamorada… solo confundida.
Pero cada vez que él decía su nombre con esa dulzura involuntaria, Lucía volvía a caer en ese torbellino de emociones.
Una noche, mientras escribía en su diario, dejó una frase sin terminar:
"¿Qué somos cuando no hay certezas, pero todo duele como si importara demasiado?"
Esa era su realidad con Javier.
Entre emojis, canciones compartidas y silencios prolongados, Lucía no sabía si él la quería de la misma manera. Y eso dolía más que un “no”.
Era como caminar por un campo minado de ilusiones, sabiendo que cualquiera podía estallar.
Porque a veces, cuando el cariño es tan fuerte, es fácil confundir las cosas. Y más difícil aún… es desenredarlas.