En todas mis primeras veces

CAPÍTULO 12

AMANDA (2021)

¡Por fin había pasado la terrible pandemia! Habíamos estado con Estelita casi un año entero solas encerradas, ya hasta le había tomado miedo a mi amiga, porque creía que en cualquier momento se me tiraría encima. Pero ya hemos retomado nuestra vida normal, clases presenciales y citas.

Conocí un chico en la biblioteca de la facultad, es muy sexi, con esas rastas largas y sus camisas arremangadas mostrando sus brazos musculosos. He llegado a la conclusión que me gustan los chicos con buen físico, porque todos han tenido esa virtud en común. Pero para uno he sido solo una apuesta, otro resultó gay, dos tenían novias y sólo espero que Scott no tenga novia ni sea gay.

Estaba con estela en una discoteca, esta vez la invité yo, no quería encontrarme con Steve nuevamente y tampoco que chicas se me tiraran encima. He quedado en este sitio con Scott y mientras lo esperábamos nos encontrábamos en la barra tomando un delicioso trago.

—No puedo creer que hayas querido venir a un lugar así —dijo Estela, sabiendo que odio estos lugares, sin embargo, le puse la mejor gana en venir y vestirme más “sexi”, con un pantalón más ajustado al igual que mi camiseta, mostrando más mi cuerpo, lo cual no lo hacía a menudo.

—Pues después de la experiencia que me has hecho vivir tú, esto es nada —digo bromeando, en verdad no había estado tan mal conocer Bohemia, lugar donde conoció a Mar, su actual novia.

—Deberías estarme muy agradecida, gracias a mi esa vez descubriste que te estaban mintiendo —Reí por su comentario y le di un sorbo a mi bebida mirando a cada segundo la entrada y ver si Scott se aparecía.

—Hola preciosas —dijo tomando mi cintura por atrás

—Hola, no te he visto entrar.

—Llegué hace un rato, pero estaba saludando a unos amigos — dijo y luego me dio un beso el cual correspondí —. Estas hermosa hoy…diferente

—Muchas gracias.

Luego de dos tragos más llegó la novia de Estela y todos juntos nos fuimos a la pista a bailar. La idea de venir a este sitio fue de Scott y no pude negarme. La verdad que Estela por ser una friki, creo que también entro en esa categoría, sabe bailar muy bien, en cambio yo no he bailado nunca en mi vida. También debo decir que Scott se mueve muy bien, y enseguida comienzo a sentirme un poco ridícula. Al lado de Mar, que es profesora de baile, todos somos patas duras.

Los dejo solos y me voy a beber el vaso de cerveza que está en nuestra mesa. Tenía que descansar mis piernas, cómo es qué pueden estar así bailando toda la noche, al llegar me siento y tomo el último trago que está en mi vaso, lo bebo sedienta como si hubiera estado compitiendo en una maratón. Luego tomo mi celular y veo que Martin ha subido un estado en su teléfono, raro, él casi nunca sube fotos. Desperada lo veo y aparece con una chica muy hermosa abrazados y otros chicos a su alrededor, sus nuevos amigos de la facultad. Si bien compartimos el mismo fanatismo por los cómics, para mí son mi vida y no hubiera podido ser otra cosa, en cambio Martin se ha decidido por las finanzas, también le queda por su estilo e inteligencia; Es muy popular y se viste muy bien y formal. No puedo dejar de sentir que ahora, un abismo nos separa. Molesta tiro mi celular en la mesa y no sé por qué me siento frustrada. Comienzo a beber otra cerveza y luego otra, hasta perder la cuenta.

Volví a la pista y creo que la vergüenza de no saber bailar se ha ido por arte de magia, o tal vez por el alcohol y comencé a soltarme y disfrutar del molesto ruido. No tenía idea de cómo estaría bailando, porque no sabía cómo hacerlo, pero me estaba divirtiendo muchísimo, saltaba como si estuviera en una cama elástica y daba vueltas como si estuviera en una calesita. Nadie se movía de esa manera, pero no me importaba. No podía parar de reír por cualquier cosa.

—Amanda eres muy divertida —dijo Scott sonriéndome —, bailas muy bien.

¿Por qué lo último que dijo me pareció una total mentira? Yo solo le sonreí y lo besé delante de todos. Tenía que ser con él, era perfecto.

Esa noche no pasó nada entre nosotros porque terminé bastante ebria, Scott me llevó a mi casa y me dijo que fue su culpa porque no estaba acostumbrada a salir a discotecas.

El lunes nos vimos en la facultad, compartíamos algunas materias, y ni si quiera lo sabía. Bueno habíamos estados cursando por Zoom, no era raro no habernos encontrado antes. Él estaba con su teléfono, riendo y mandando mensajes.

—¿No piensas hacer nada? —Le pregunté, sí era raro que yo Amanda Walker preguntara esto, pero era la facultad y no la preparatoria, santo cielo.

—Nop —respondió sin inmutarse. Ahora sabía exactamente lo que sintió Martin conmigo, bueno hasta hace mucho era igual. Solo que comencé terapia, más obligada por mi madre, y me ayudó bastante a reencontrarme conmigo misma y saber que quería de la vida.

—Pero es la facultad… —le contesté.

—¿Y? Crees que un título hará que te ganes la vida, no, tu talento lo hará. No necesito recibirme Amanda. Estoy aprendiendo lo que me interesa y lo que no, lo descarto.

—Te entiendo — Le contesté con sinceridad, en verdad lo hacía porque estuve en ese lado. Pero soy pobre y mi padre no seguirá pagandome todo por el resto de mi vida, debo tener mi título para conseguir empleo. Así de simple —. ¿Pero si no te va tan bien solo, sin el título y sin contactos?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.