AMANDA (2024)
Llegué a la editorial diez minutos tarde, lo cual, para mis compañeros, significa que probablemente me dormí encima del teclado la noche anterior. Lo niego siempre, por supuesto, aunque a veces mi rostro mal dormido me delata.
Empujé la puerta del estudio y saludé con mi mejor energía
—¡Buen día criaturas editoriales! —canté dejando mi mochila en la silla.
—Llegaste viva — comentó Luis, mi compañero de diagramación —. Ya estábamos por llamar a emergencias.
—¿Para avisar que llegaba tarde o para preguntarme si necesitaba café?
—Las dos, eres un caso muy grave —dijo dándome una palmada en el hombro, pero luego sonrió y me dio el café que ya me tenía preparado.
Prendí mi computadora y abrí la carpeta de proyectos del día. Tres portadas urgentes, dos catálogos y una novela juvenil con más notas que texto.
A los quince minutos apareció Tomas, el director editorial, con un manuscrito enorme en las manos.
—Necesito que mires esto, urgente.
—¿Es un libro o un arma contundente?
—Ambas —respondió —. El autor quiere una portada que trasmita misterio, alegría, nostalgia, pero sin ser tan triste y con colores fuertes, pero suaves.
—¿Qué? —dije —, es decir algo imposible.
—Exacto. Y pensé en ti — sonrió con esa sonrisa maquiavélica que utiliza cuando quiere pasarme trabajos imposibles.
Mientras hablaba, abrí un archivo de diseño que explotó en mi pantalla con un mensaje de error.
—Ay no. No, no, no — susurré.
—¿Qué pasó? —preguntó Tomas.
—El archivo se rompió…
—¿Otra vez?
—No soy yo. Juro que estos documentos tienen vida propia y me odian.
—Es recíproco — dijo Laura, tomando mi mouse —. Ya te quieren renunciar.
Nos reímos mientras tomé nuevamente el mouse y trataba de revivir el diseño como si estuviera en urgencias.
A media mañana ya estábamos todos rodeando mi computadora como si fuera un espectáculo.
—Listo, ya lo arreglé — dije con un suspiro.
—Eres un milagro, toda una doctora de archivos — dijo Tomas.
—Soy la virgen de los archivos rotos —dije levantando las manos dramáticamente.
—Voy a prenderte una vela — agregó Laura.
Lugo de ese pequeño incidente la tarde pasó tranquila y a las seis de la tarde todos marchamos. Al llegar a casa cené algo ligero y caí rendida, no sé cuántas horas seguidas dormí, pero al otro día desperté antes de que suene mi alarma y no pude no retomar mi webton, no hacía mucho que lo había empezado a escribir.
Fue un día de tormenta, no podía dormir, me sentía deprimida y extrañaba mucho a Martin, fue allí en ese mar de emociones que cree la historia “Guardianes del tiempo” el webtoon fue un total éxito en línea y amaba escribirlo.
No solo estaba en un trabajo que amaba, estaba cumpliendo mi sueño, no importaba si no me convertía en una escritora conocida, disfrutaba hacerlo y del lado de la pantalla había bastantes personas que me leían y apreciaban mi trabajo. Estaba feliz.
Al llegar al trabajo, esta vez llegué temprano, fui yo quien le preparé el café a Luis y luego comenzamos nuestro día laboral. A los minutos un mensaje sonó
Capitán América: Hola Amanda, ¿Cómo estás? Este sábado festejo mi cumpleaños en la casa de un amigo. Ven con Estela y su novia, las espero.
¡Hola! Allí estaré Capitán.
Hacía mucho que no veía a Martin y así estaba bien, lo he superado y no perdí a mi amigo, eso es lo más importante. Desde aquella vez que había ido a verlo y lo vi besándose con esa chica no lo había vuelto a ver y resulta que se pudieron de novio poco tiempo después. Ha llegado la hora de conocerla, en algún momento pasaría, solo esperaba que nos lleváramos bien.
La semana laboral había pasado rapidísimo y el tan ansiado sábado había llegado. Estaba emocionada por volver a ver a Martin. Estelita y Mar han decidido acompañarme, saben lo triste que había estado por mi amigo, ahora todo estaría bien.
Decidida a ir decentemente y sexi, estaba desordenando toda mi ropa buscando que ponerme, cuando un mensaje sonó. Corriendo tomé mi celular, pero no era Martin, sino Emiliano, el chico con el cual estoy saliendo hace meses, pero que aún no es nada serio. Él me insiste en que quiere conocer a mis amigos y que lo nuestro sea más “serio”, en verdad estoy bien así. Es divertido.
Bombón de chocolate: ¿Hola preciosa, nos vemos este fin de semana?
Hola Emi, no puedo este finde. Nos vemos en la semana.
Bombón de chocolate: Ok, que te la pases bien.
Gracias, nos vemos pronto.
A las dos horas el timbre de mi casa sonó, sabía que eran ellas.
—¡Hay por Dios, estas sexi! — me alagó Mar —. Ya te maquillo y te peino.
—Ustedes también están hermosas —dije con una sonrisa.
Editado: 19.11.2025