En tres palabras o menos

Capítulo XIX Despedida

En casa, Damián estaba leyendo las notas que escribió para Lilith cuando iba a pedirle matrimonio. Pensó que quizás esto no era lo que quería pero al mismo tiempo deseaba tenerlo. Sentía que había muchas palabras que no llegaron a decirse por ello quería búscarla y decirselas incluso si ella no sentía lo mismo por el.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una llamada de un hospital local, Norman estaba detenido por provocar un accidente y el fallecimiento de un peatón. Bajo rápidamente y subió a su auto después de escuchar la dirección. Norman estaba caminando por un nuevo camino que nadie se atrevía a recorrer.

Llegó al hospital y se dirigió a dónde estaba su hermano. Además de no dejar que lo curarán, se cubría todas las heridas. Nadie se acercaba y la persona que lo atacó estaba en otra habitación. La versión que escucho era que el conductor iba a exceso de velocidad y fuera de los carriles.

— ¿Señor Crovetto? — dijo la enfermera — el pariente de la víctima quiere hablar con usted.

— Enseguida — contesto.

Damián camino siguiendo a la enfermera. Entraron a una fría habitación, donde estaba Roberto. Una de sus manos estaba vendada y sus ojos rojos... creyó por un instante que quien estaba allí era Andrea. No había otra persona por la que se pondría así.

— ¿Como se van a responsabilizar por esto?

— ¿A que te refieres?

— De Lilith. ¿Creías que te saldrías con la tuya? ¿Creías que si moría solo te pertenecería a ti? Lilith solo hacia su trabajo pero ustedes... la lastimaron tanto que por fin terminaron con su vida — dijo molesto — el error más grande de su trabajo fue conocerlos.

Damián no daba crédito a lo que escuchaba. Levantó la sábana y reconoció la cara de Lilith. Su expresión era dolorosa, tocó su mejilla que se estaba enfriandose... no era real, no era real... ¿verdad? No estaba allí pálida, sin moverse, sin sonreír... sin respirar...

Comenzó a llorar. Termino sobre su pecho rogándole que volviera. Sostenía su mano pidiéndole que volviera, algo como eso no debió haber pasado. Nada debía haber pasado. Sus gritos llegaron a la enfermera que fue a verlo llorar sobre el cadáver. Roberto no sabía que mas hacer. Era algo que podría ocurrir pero no tenía que suceder. Escucharlo llorar le partía el alma, probablemente la amo más de lo que podía expresar.

Lo más difícil de todo fue separarlo de su cuerpo inerte. Henry y Anna llegaron después de la llamada de Roberto. Anna estaba inconsolable, ahora no escucharla lo que le tenía que decir, se fue.

Henry tambien lloraba en silencio, ella no debía terminar así y solo quería tener a dicho sujeto y estrangularlo para vengarse. Norman estaba custodiado por guardias de seguridad. Ya no hablaba, lo único que esperaba era que se acabará la noche.

...

Henry y Roberto se encargaron del funeral. Andrea dejo a los pequeños con una amiga de su confianza y fue a darle el último adiós. Anna estaba enloqueciendo y quería revivir las torturas históricas para practicarlas en Norman que ya no tenía derecho a llamarse ser humano. Damián no respondía cuando le hablaban. Su encuentro imaginado no era este.

Stephen y André llegaron para despedirla. Por mucho que quisieran a su hermano, no había ninguna justificación para su imprudencia ni siquiera sus padres querían ayudarlo, le dieron la espalda rápidamente.

— Roberto... ¿porque ocultaste que estabas en contacto con ella? — pregunto André en un tono innecesariamente acusador.

—  ¿Porque debería decirlo? — respondió — Yo encontre a Lilith y yo la cuide. Si quieres más respuestas entonces pideselas a Stephen que sabe más cosas de lo que aparenta.

Roberto no había dormido. Andrea iba y venía. Damian no sé separaba de Lilith esperando que todo fuera una pesadilla. Si hubiera sido más claro al decirle que quería una vida con ella o mejor aún mostrarles a todos lo enamorado que estaba todo sería más sencillo pero ella se fue y no sabía la causa.

— Damian... ¿podemos hablar? — pidió Andrea.

Asintió. Hiciera lo que hiciera no la regresaría a la vida.

Andrea le dio un vaso de café.

— Lilith... estaba muy feliz de conocerte — empezó a decir — estaba tan feliz que su corazón se llenó de culpa porque siempre te estaba mintiendo. Ella no trabajaba en la lavandería ni en el bar... se dedicaba a recolectar información.

Parecía sorprendido.

— Ella tenía un toque que hacía que le confiara todo... su trabajo lo continuo hasta esa noche. Debía investigar a los hermanos Crovetto y la desaparición de un Orfanato...

— ¿Porque me lo dices ahora? No es como si fuera a cambiar algo... aún la amo y... y...

— Lo se pero me gustaría que no dudaras de lo que sintió ella por ti. Era bastante estúpida aunque le dije que te contara todo, siguió pensando que la odiarías si sabías que se acercó por algo tan sospechoso.

— No importa. Me enamoré de una chica increíble. No me importa que haya creído que es una mentirosa para mí, no lo fue. — respondió. Se levantó y camino de vuelta donde Lilith, no quería dejarla sola.

Andrea termino su café y se levantó. A medio camino se encontro con Roberto quien le dijo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.