"Han sido 13 años desde que te fuiste y continuo extrañandote como nunca."
Eso decía Damián cada vez que iba a visitar la tumba de su amada. Continuo adelante como ella esperaba pero ahora solo era una sombra de la familia que alguna vez fue.
Lo único que lo alegro fue que André y Anna se convirtieron en padres de una pequeña pero Stephen seguía torturandose por lo malo que fue con él y hacia Evelyn con la que nunca regreso así como Norman continuaba en prisión pagando por sus errores. No volvió a ver a Roberto ni Andrea pero algo le decía que estaban bien.
Cerca de su aniversario luctuoso, estaba preparando un arreglo para la tumba. Cada día que pasaba se daba cuenta que jamás la conoció más de lo que ella permitió pero no podía acusarla de nada pues él tampoco fue conocido por ella.
— Tío, ¿mamá estará encantada con estás flores? — dijo una chica
— Si, Isabelle — respondió — Demian, ¿no le llevarás flores a tu mamá?
— Para que si las van a robar — respondió el otro chico.
Roberto río. Ha criado a esos niños que Lilith dejo atrás como si fueran propios. Andrea estaba ayudándolo pero conoció a otro hombre y se fue con él. Se aseguro de dejarles claro que no era su padre sino su tío. Se aseguro de llevarlos a visitarla cada año. Isabelle era una copia exacta de Lilith salvo por la personalidad pues la niña parecía más amable mientras que Demián era la imagen de su padre salvo por los ojos que se parecían a los de Lilith.
— Ahhh Tío, Hay un sujeto frente a la tumba de mamá — dijo Demian señalando Al hombre de traje.
Ambos estaban al tanto de como falleció su madre sin embargo Roberto no menciono nada acerca de sus trabajos, esa parte no le correspondía. Lilith dejo dicho en su testamento, que quien sabe porque lo preparo, que dejaba la custodia a Roberto y él podía decidir si los reunía con su padre o no pues hasta el final estaba tomando malas decisiones. Andrea sugirió que dejara que ellos decidieran si se reunían con su padre o no. Un niño podía tener curiosidad, era común pero al mismo tiempo podría no tenerla y entender cualquier explicación.
— ¿Damián? — dijo de la nada
— Roberto, parece que la tierra te escupió de nuevo, ¿que tal? — saludo mirando a los acompañantes.
— Si, era demasiado bueno para la tierra. — dijo.
Saludaron la tumba. Damián miraba a la niña que le recordaba mucho a Lilith el niño tambien le daba una sensación de familiaridad. No sabía la causa. Parecían agradables.
— Damián... ¿tienes tiempo de una comida? — pregunto
— Seguro...
Caminaron seguidos de las dos personitas.
Damián después de vender la empresa no hizo nada interesante que llamara la atención de los medios pero medio país estaba al tanto de lo que ocurriría con Joaquín Crovetto y su misteriosa asociación. Norman al tener más cargos que agregar solo vivía esperando que su vida acabará pronto. Stephen se alejo al igual que André. La familia que siempre estaba unida seguía un camino distinto a todo lo que habían imaginado. Nadie los culpaba, ellos se hacían más daño del que podrían tolerar.
Llegaron al restaurante, ordenaron comida. Era momento de ponerse al día con las novedades.
— ¿Y el bar? ¿Lo abriste de nuevo?
— Por supuesto. Papá se habría enojado si lo cerraba tantos meses — contesto Roberto — sabes, siempre quise contactarte y decirte algo importante.
— Que serio — dijo pero esperaba alguna buena noticia.
— Damián... ese día que Lilith se fue... estaba embarazada.
Hubo un silencio. Isabelle y Demián guardaron silencio.
— ¿Que? ¿Me dirás qué estos niños, son...? —
— Si — confirmo — son hijos de Lilith. Ella se llama Isabelle y el Demian... los nombres no podían ser más obvios. — dijo — chicos, él es Damian Crovetto... su padre.
Los tres se miraron con desden. No había ninguna foto de su padre en casa, solo de su madre cuando estaba esperándolos. Tenían sentimientos encontrados. Querían preguntarle cientos de cosas pero no salía ninguna. La comida fue tranquila pero ninguno hablo de lo aturdidos que estaban.
Se despidieron y Roberto los llevo a casa. No podía obligarlos a entablar una conversación, apenas cerrando la puerta fue Isabelle quien hablo primero.
— Tío, ¿de verdad ese hombre es nuestro padre?
— Si, él es Damian Crovetto, fue un empresario bastante inteligente aunque ahora está retirado — les dijo — escuchenme, si no quieren hablar con él está bien, no debí decir nada así de repente pero solo se prestó la oportunidad. Ustedes pueden decidir.
— No quiero hablarle — dijo Demian — no tengo nada que decirle ni preguntarle.
...
Unos días más tarde, Damián apareció en el bar. Solo llego y entro antes de que abriera.
— ¿Donde están ellos?
— Te tardaste un poco en venir — dijo Roberto — están en sus clases extra.
— ¿Porque no sabía? ¿No son ellos míos también?
— Lo son pero Lilith se enteró cuando estaba lejos de ti. — y saco un viejo sobre de debajo de la barra — dejo esto en posesión de un abogado que manejaba su herencia. Puedes leerlo pero en resumen dice que me deja la custodia y quiere que ellos elijan si quieren conocer a su padre biológico o no.
Damián odiaba eso de ella, ¿tan difícil era decirlo? ¿Porque se la pasaba escribiendo cartas? Esa chica complicándose la vida y la vida de otros... pensaba mientras evitaba derramar sus lágrimas.
" Roberto, a ti te quiero dejar la custodia de mis hijos. La razón es que hasta el momento tu has estado aquí apoyándome. Hace unos días me enteré que tengo una enfermedad terminal... ¿no es cruel todo esto? ¿Que hice para merecer tan mal destino? Si llevo un tratamiento posiblemente alargue mi vida para poder explicarles todo.
Bueno, también dejare en tus manos si llega ese momento en que deban conocer a su padre. Siento que ellos deben decidir. Es algo que yo no pude hacer pues mis padres murieron cuando era muy joven y vivir con mi tío tampoco fue una experiencia maravillosa. No tuve la opción de elegir y solo acepte lo que estaba frente a mi.
Editado: 20.09.2022