Carta 9

Hoy el día ha estado nublado, ¿sabes? Así como mi corazón y mi mente. No sé por qué te escribo, a pesar de todo. Otra vez. La esperanza es una mierda. Ahora te entiendo. 

No sé qué hacer. 

Aprovecho para escribirte mi última carta. Una que no llegarás a leer, o quizás sí. Sé que estarás en un lugar maravilloso. Siempre fuiste un buen hombre. Amoroso, amable...Tantas cualidades que hicieron de ti, el hombre perfecto para cualquier mujer. Y doy gracias por haber sido quien haya pasado más tiempo contigo.

Aunque no me siento satisfecha con estos años junto a ti. Quería más. Quería formar una familia, sentir que entre ambos formábamos algo más que una unión de dos. Quería experimentar contigo, llegar a sentir como crecía mi vientre albergando a nuestro hijo.

¿Cómo hubiera sido eso? Apuesto que hubiese sido maravilloso.

Yo reduciría mis horas de trabajo y estaría en casa hasta cuando llegabas. Entrarías por la puerta principal y me verías con tanto amor que me explotaría el corazón. Me abrazarías y besarías con tanta dulzura como la primera vez...

Veríamos a nuestro hijo al nacer. Sus pequeñas manos agarrando nuestros dedos en sus puño. Sus suaves llantos que nos despertarían a mitad de la noche. Lo mimaríamos.

Duele tanto imaginar que solo quedará en un sueño. Un lindo sueño que ya no podré hacer realidad, porque todo eso lo quería contigo. Sin ti no podría.  No puedo si quiera imaginarme con otro hombre.

No puedo.

No sé cómo decirte adiós, ahora, sin que duela tanto. Creo que es algo imposible.

Pero debo hacerlo. 

Debo arrodillarme en la fría tierra que estará sobre ti.

Necesito susurrarte por última vez lo mucho que te amo y te amaré.

Quiero darte esta última carta.