Desde hace un mes Reese miro a la distancia a la chica nueva y lo más curioso era que ella tenía un aspecto similar a la silueta de la chica de su cabeza, necesitaba descubrir que había detrás de tanto misterio y en eso recordó lo que ella le había dicho a un tiempo atrás sobre un cajón de su escritorio que no podía abrir y recordó que era el cajón que siempre estaba con llave y lo curioso era que la llave colgaba de su llavero.
Metió la mano en su bolsillo, localizando la llave del escritorio. Lo que estaba ahí sería una respuesta, para él. Algo que lo ayude a recordar su pasado, sin pensarlo se dirigió a su moto poniéndose en camino hasta su antigua casa, ingresando sin importar lo que los guardias dijeran o la misma señora Lucía que alzo la voz y eso hizo que su familia saliera. Siendo sorprendido por la chica oriental, que lo sacudió de pies a cabeza. Se perdió en sus ojos, sintió que los había visto tantas veces incluso a través de ellos.
¿Quién era esa chica que hizo que su corazón latiera de esa forma?
El momento fue interrumpido por sus padres, además no le gusto cuando aquella chica lo llamo por su hermano Josué, para evitar los problemas subió hasta su cuarto, llevándose la sorpresa que nada de sus cosas estaba ahí. Su libero, su cama. Todo estaba removido era un cuarto vacío, se molestó por esto, era normal que ellos se deshicieran de sus cosas que ocupan espacio. Después de todo lleve un año viviendo de forma independiente.
Noto en la esquina unos artículos de gimnasia o yoga debían ser su madre. Escucho un auto salir, supuso que ese debía ser Josué llevándose a su amiga o novia. Se acercó a la ventana viéndolo alejarse en su auto. Si no fuera por esa chica, creía que tumbaría su moto. La puerta de la habitación se abrió. Regreso la mirada encontrándose con sus padres y la señora Lucía.
—¿Qué haces aquí? —pregunto su padre con hastió.
—Veo que han convertido mi habitación en un cuarto de yoga o meditación. Me alegra saber que le dan un buen uso.
—Responde —dijo su padre.
—Solo he venido a buscar algo que estaba en mi escritorio. Algo importante. Supongo que lo pusieron en el desván.
—¿Qué es eso tan importante? —pregunto su madre.
—No lo sé, hasta que abra ese escritorio. Señora Lucía si fuera amable ¡por favor! —ella lo miro con desagrado —está bien yo mismo puedo hacerlo. —camino hasta la puerta donde estaban ellos tres de pie.
—Viste a la hermosa chica que mi hijo trajo. Es su novia —dijo su padre con orgullo.
—Sí, es hermosa —atravesó la puerta caminando hasta el fondo del pasillo donde colgaba una cuerda, salto para sujetarla haciendo que las escaleras cayeran. Subió dos escalones —pero saben, esa chica…—suspendió la frase —me resulta algo familiar —volteo a mirarlos con una sonrisa de suficiencia —y no solo porque es la nueva estudiante del colegio.
—¿Qué pretendes? —su madre dio un paso adelante mirando con enojo a Reese.
Este se sentó en las escaleras —recordar. Y parece que ella me genera algo de confusión. No lo sé, pero…—se detuvo al ver la mirada fulmínate de su padre sobre él —olvídenlo iré hacer lo mío.
—Siempre has sido un perdedor. Intentando quitarle todo a Josué. no te da vergüenza ser así Reese. Acaso vas a quitarle la novia a tu hermano —hablo con furia su padre.
—Tan bajo me consideras, para hacer algo así. A pesar de lo que ustedes digan, a pesar de lo que él diga. Sigue siendo mi hermano. Jamás haría lo que dices.
—Ver para creer lo que dices Reese —dijo su madre —siempre has querido todo lo que Josué tiene desde pequeño. Es una lástima que no lo recuerdes. Mal hijo. Mal hermano.
Reese miro fijo a su madre —es cierto, no recuerdo nada de mi pasado. Y talvez, si lo recuerdo no encuentre nada bueno de él, pero de algo estoy seguro. Nunca eh tenido envidia de mi hermano, nunca desee nada de lo que él tiene. Desde que salí del hospital después de perder mis recuerdos, era un poco de afecto de ustedes, mis padres. Esperaba un. Estás bien hijo, un poco de afecto de su parte. Talvez un poco de condescendencia de su parte, pero todo lo que recibí eran miradas de odio e insultos. Hasta que me echaron de la casa. Desde entonces ya no espero nada de ustedes, porque todo lo que hago. Siempre será mal visto a sus ojos. Saben que…déjenme hacer lo mío. Buscare lo que vine a buscar y me marchare.
Subió al desván encendiendo la luz mirando todo lo acumulado busco su escritorio entre estos escombros amontonados uno sobre otro, se molestó al ver este desastre quejándose mentalmente donde habían puesto su escritorio. Removió unas cajas encontrando lo que buscaba sujeto el cajón que no se movía demostrando que estaba cerrado. Saco su llave abriéndolo y miro algunas cosas dentro del cajón. No parecía nada del otro mundo. Un perfume, un adaptador de cable USB, una billetera que no tenía nada en especial solo unas fotos suyas y un carnet, una cámara para la computadora. Un pequeño cofre que espera tuviera algo interesante, pero solo contenía una colección de monedas de veinte y cinco centavos, conto en un total de doce dólares con cincuenta centavos. Una caja de celular Samsung con un celular ya dañado y un cuaderno no y un video juego no había nada relevante.
Tomo el cuaderno he hizo caer hoja por hoja de forma rápido con su pulgar hasta que se detuvo en una foto tomándola, era él con una niña sentados en un campo de flores, se veían tan felices. Esas sonrisas lo demostraban. Recordó una voz diferente.