Entro como un demente a la mansión, realmente no parecía el Josué que todos ellos conocían aquel chico sonriente que disfrutaba de la admiración y atención de todos, aquel que se gloriaba con cada éxito obtenido. El orgullo de sus padres. Este Josué era totalmente diferente. Mirada perdida llena de enojo y furia, el cabello desordenado y su forma de vestir era completamente opuesta.
Los empleados que trabajaban ahí guardaron silencio. Y notaron un parecido con Reese, no más que un parecido sería un intento de copia. Todo lo que observaron era justo como su gemelo se comportaba. Se quedaron en silencio.
Josué ingreso al despacho donde estaba sus padres, mirándolo de manera seria. No lo reconocían. Este no era su hijo. La forma de vestir y como se sentó en la silla, lo demostraba. La forma de mirar a su padre, era una copia de como Reese lo miraba.
—Bien. lo consiguieron —dijo Josué con la misma aptitud de Reese. Sus padres lo notaron —tienen el dinero.
—Responde algo primero Josué —dijo su padre y noto el ceño fruncido de su hijo con desagrado —¿Quién eres realmente?
—¿Qué dices? —intervino su esposa. —es Josué. Nuestro querido hijo. Nuestro prodigioso hijo.
—Si tienes razón —dijo su padre ignorando lo que sus ojos miraban en su hijo.
—Ve al punto —comento Josué.
—El dinero es prácticamente tuyo Josué —noto como su ceño fruncido.
—Bien, pero ahora —agudizo su mirada —tengo otra idea.
—¿Cuál es? —interrogo su padre.
—Quiero borrar de la existencia a Reese. Quiero que pague por todo el daño que me ha hecho.
—Y lo pagara —dijo su madre colocando su mano en su hombro.
Sonrió perverso —no saben cuan agradecido de tener unos padres como ustedes. Les agradezco mucho.
—Todo por nuestro hijo —dijo padre.
Josué se retiró subiendo a su habitación, donde se encerró para que nadie entre, dirigiéndose a su closet abriendo las puertas, sacando un fondo falso donde tenía un montón de fotos de Zhou Yu, desde antes de que se fuera para China y algunas que parecían recientes, pues algunas tenían tachadas a su idéntico con equis de color rojo. Se centró en la principal, era Zhou Yu sola en un campo de flores. La tomo.
—Te perdono mi amor. Sé que no querías hacerlo. Tu no querías hacerlo ¿Verdad? Reese. Ese bastardo de Reese fue quien te obligo hacerlo —acaricio la fotografía —tu nunca me traicionarías. ¿verdad amor? —beso la foto. —ese desgraciado te obligo, pero te juro que pagara y finalmente estaremos juntos. Como siempre debió ser. —Beso de nuevo la foto, colocando el fondo falso cerro todo. era hora de poner en marcha su plan. Tomo su celular enviando un mensaje al cual respondieron con un pulgar arriba —no debiste meterte conmigo hermanito. Debiste quedar como el fracasado bueno para nada, siempre por debajo de mí, pero tenías que querer llamar la atención. La atención que solo era para mí. Ahora veras como yo me quedo con todo lo que has deseado.
Por su parte Reese estaba saliendo del colegio al terminar las clases junto a Zhou Yu, llegaron hasta la moto colocándose el casco —¿quieres acompañarme hasta el club deportivo? —pregunto Reese.
Ella negó —tengo mucha tarea que hacer. Debo mantener un promedio sobresaliente si quiero conseguir una beca para estudiar en Stanford.
Reese resoplo —si no hubiera pasado esa demanda. Sabes que yo te la hubiera pagado —ella lo miro, pero eso sí. Tu promedio debía ser de nueve o diez —ella noto el parecido de Reese con su padre el señor Foster. Reese rió —es broma. Con tal que destaques y logres tu sueño, es suficiente para mí. Siempre estaré para apoyarte.
Ella lo abrazo —lo sé. Gracias por todo Reese.
Subió a la moto, donde Reese la dejo en su departamento mientras él se marchó hasta el club de Los ángeles FC para aceptar la propuesta del entrenador, le tomo algo de tiempo en llegar ya que se encontraba lejos, al llegar se dirigió hasta recepción la encargada lo guio con el entrenador, estaba en una oficina grande lujosa acompañado del que era el presidente del club.
—Señor disculpe que lo interrumpa. Este joven busca al entrenador. —comunico la joven.
—Reese muchacho —dijo el entrenador al verlo —gracias Rebeca —la chica asintió retirándose —señor, precisamente él es de quien le estaba hablando.
El hombre lo miro —Steve dice que eres muy bueno chico. O solo está alardeando.
—Señor. Lo eh visto jugar. Es muy veloz, pases precisos y una buena definición por la banda. Ya sea derecha o izquierda —comento el entrenador.
—Señor —dijo Reese, pero se quedó en silencio cuando el presidente del club levantó la mano.
—Para serte sincero chico te vi jugar una vez. Hace un tiempo ya, eres bueno como dice Steve, pero necesitamos que seas más que bueno. Necesitamos que seas el mejor. —tomo asiento junto sus manos a la altura de su barbilla —estarás a prueba. Un mes. Si logras buenos resultados, estaremos hablando de un contrato profesional. ¿Qué dices?
—De acuerdo, pero quisiera pedir algo —comento Reese.
—¿Cuál?
—¿Quisiera que le den una beca para Stanford a una persona?