Que no lo haya hecho no es como si no hubiera pasado, claro que no, y eso me lo dejaste en claro cuando te sentaste y empezaste a gritarme.
¿Qué te pasa?, ¿Acaso no vez?, ¿Eres idiota?, Fueron algunas de tus preguntas. ¿Lo soy? Tal vez si y creo que pensaste lo mismo en cuanto te respondí.
- Tus ojos son hermosos... Eres hermoso - Eso solo logró hacerte sonrojar, ¿Por la rabia?, ¿O quizás por vergüenza?, La verdad no lo sé, lo que sí sé es que quiero verlo todos los días.
Te levantaste de un brinco dispuesto a irte, pero no pude dejarte hacerlo, yo también lo hice, te agarré del brazo y un poco brusco te hice voltear, intentaste librarte, pero puse mis manos en tu cintura manteniéndote en tu lugar, seguiste pataleando y pronto empezaste a gritarme, pero no presté atención, lo único que podía ver y pensar era en ellos, tus hermosos ojos colmados de inocencia, brillando como una estrella en la oscuridad de la inmensa noche, no sé por qué, pero, sin dejar de verte y sin soltarte me acerque más, te pusiste incómodo lo sé, tus ojos me lo demostraron, son tan transparentes como el agua, pero no me importó, yo solo quería una cosa...
Te besé...
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